Los colosos del muralismo bogotano (II)
Los murales ya forman parte de la estética capitalina gracias a la labor de los miles de artistas urbanos que emergen en esta urbe. Desde barrios enteros hasta culatas de 20 metros de alto, esta es una recopilación de aquellas intervenciones que no dejan indiferente al peatón.
Este año, Banksy le dio una bofetada a la Unión Europea al pintar en la ciudad inglesa de Dover la bandera que representa la unión entre los habitantes del viejo continente. Su polémica se debió a que en el mural hizo a un trabajador destruyendo la estrella que representa a Inglaterra, esto por el Brexit y la salida del país de dicha comunidad política.
Y es que además de ser simples elementos decorativos, los murales sirven para recordar o hacer pública alguna problemática, un suceso histórico, algún personaje o rescatar alguna zona marginal. En marzo de este año, por ejemplo, en Buenos Aires se inauguró un mural dedicado a Gustavo Cerati. Callao, una de las ciudades más peligrosas de Perú, se ha revitalizado y convertido en una parada obligatoria para cualquier salsero que visita al país, esto gracias a la gestión de Alexis Abel Villanueva, “El Salsa”, de homenajear a sus más grandes exponentes con retratos alusivos a ellos.
En Bogotá su impacto no es menor y las pintadas en sectores como el Chorro de Quevedo son bien acogidas por locales y turistas. Solo basta recordar la polémica de este año cuando el alcalde Enrique Peñalosa quiso borrar los murales de la Candelaria, iniciativa de la que después se retractó. Y es que sin importar el sitio, constantemente nos encontramos con nuevos trabajos de gran formato que pueden ir desde una culata, hasta barrios enteros. Por eso esta vez les traemos otro listado con algunas pintadas hechas entre 2015 y este año. Sobra decir que esta no es una selección definitiva, por lo que no se extrañe si algunos trabajos no aparecen. Simplemente es una muestra del talento de sus creadores y del alcance de este tipo de intervenciones a lo largo y ancho de la capital. También le dejamos ese primer listado con esos gigantes que decoran la capital.
Boa Mistura: Plaza de la Hoja (Avenida Carrera 30 con Calle 22)
Foto cortesía de Boa Mistura.
Comenzamos con el trabajo hecho en septiembre de 2015 por este colectivo español que, opuesto a la esencia de cualquier mural, no es visible para todo el que transita por la Plaza de la Hoja sino que está pintado en el suelo del lugar, dirigido principalmente a las 457 familias que allí residen, después de ser desplazadas de varias regiones del país.
Esta iniciativa de la Secretaría de Hábitat fue una especie de recibimiento para todos los que pasaron de tener algo propio en el campo a sentirse extranjeros en la ciudad. La gente de Boa Mistura incluso los hizo partícipes de la pintada. “Desde Madrid llevábamos un juego tipográfico -una de sus especialidades- que mezclaba las palabras ‘vida’ y ‘madre’. Después de varias reuniones nos dimos cuenta que tenía más sentido solo la primera, rodeada de motivos vegetales como la lengua de vaca, frailejones, espadañas, y acederas, pues eso echaban de menos de sus lugares de origen. Fue interesante ese contraste de pintar vegetación en un piso de hormigón”, comentan los de Boa Mistura. Para este trabajo de 5.000 metros cuadrados se usaron alrededor de 200 galones de pintura de suelo y durante dos semanas, interrumpidas por la lluvia, participaron unas 200 personas, pues además del colectivo, también ayudaron residentes, estudiantes de la Universidad de los Andes y todo el que quisiera participar.
Atrapasueños y otros artistas: Colegio República Dominicana (Calle 132 # 114 – 43)
Foto cortesía de Javier Almirón.
Este colectivo fundado por el argentino Javier Almirón ha revitalizado por medio del muralismo lugares como San Basilio de Palenque y los barrios pobres de Mar del Plata, en Argentina. Entre el 30 de mayo y el 3 de junio de este año, Atrapasueños empezó a hacer lo mismo con instituciones educativas y una de esas fue este colegio ubicado en Suba, cuya fachada fue pintada en su totalidad por casi 15 artistas.
“En el colegio se estaba haciendo un proceso de transformación llamado Tikkun (que significa ‘corrección’ o ‘reparación del alma’ en hebreo) y consistía en hacer una huerta orgánica, un domo y recuperar el parque exterior. Llegamos con la propuesta de los murales y aceptaron, entonces empezamos a hacer la sensibilización con los alumnos y luego nos dieron carteles con los sueños”, explica Javier. Para esto, el colegio puso unos 20 galones de pintura, 80 latas (el resto lo dio Pintuland) y los profesores escogieron los sueños definitivos que se iban a pintar.
Foto cortesía de Javier Almirón.
A los pocos días de haber empezado, la Secretaría de Hábitat llegó al colegio con la intención de parar todo, pues dijeron que pintar en esa edificación estaba prohibido. Luego de una charla con los artistas y las directivas del colegio, aprobaron su continuación y hasta quedaron con la idea de llevarlo a otras instituciones.
Algunos de los artistas que participaron de este trabajo de toda una manzana y tres pisos de alto fueron Sancho, Wosnan, Curzi, Animalditas, Anatema Crew, Gruterium y Dast. Este último, por problemas de tiempo, solo podía ir a pintar un día, por eso contó con la ayuda de 12 alumnos del colegio.
PDV y Empy: Edificio Mariscal (Calle 22 con Carrera 12)
Foto de Christian Paiba.
Este parche ha dado pasos agigantados en el arte urbano colombiano, pues ha querido darse a conocer principalmente a punta de trabajos en gran formato.Entre septiembre y octubre de este año, PDV fue uno de los ganadores de la convocatoria de Hip Hop al Parque e hizo este coloso en el centro de Bogotá. El lugar, eso sí, fue encontrado a última hora, pues ya se tenía fijo un edificio cerca de la Torre Colpatria pero faltando dos días les anularon el permiso. A pesar de todo, eso no fue impedimento para que hicieran un trabajo de 15 pisos de altura, más la terraza, y 380 metros cuadrados.
Este trabajo hace parte de una serie de murales en los cuales el crew quiere contar una historia. A Buenas vibras, como se titula esta obra, le antecede Color justicia, un mural ubicado en San Victorino y hecho en 2015 como un homenaje a Diego Felipe Becerra, “Tripido”. “Esto lo hacemos así porque nos gusta pensar los muros en término de función y narrativa”, comenta Erc, miembro de PDV.
Junto a ellos estuvo el guatemalteco Empy, al cual conocieron en 2014 en El Salvador y quien le agregó el writing. “En los muros de gran formato se ven pocas letras y la gente las cambia por animales o paisajes. Nosotros, por el contrario, quisimos agregarle ciertos elementos típicos del grafiti –comenta Ryot, integrante de PDV–. Además, este fue el primer mural hecho únicamente con latas Auster, lo que hizo que todo el concepto alrededor fuera muy latino”.
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Dj Lu y Lesivo: barrio Molinos 2
Fotos cortesía de Dj Lu.
Esta dupla de artistas nos dejo no uno, sino tres de los mejores murales que se hayan hecho este año en Bogotá. Durante los primeros quince días de diciembre, Dj Lu y Lesivo pintaron tres culatas de cinco pisos cada una en un punto estratégico del sur de Bogotá, pues, según Dj Lu, por acá transitan diariamente más de 80.000 personas para ir a otros barrios como el Diana Turbay y Guacamayas.
Los muros hicieron parte de la convocatoria Beca Ciudad de Bogotá de Arte Urbano 2017 – Fase II, organizada por Idartes y que daba estímulos hasta por 30 millones de pesos. Como uno de los requisitos era que la propuesta la presentara un colectivo, Dj Lu se asoció con Lesivo y Bogotart. El mural ganador debía estar involucrado con la comunidad, por eso, gracias a un conocido, optaron por este sector de la ciudad. “Le dimos un vuelco porque allá hay una problemática grande de perros callejeros, entonces quisimos fomentar el cuidado hacia las mascotas –comenta Dj Lu–. Antes de pintar estuvimos por el sector tomándoles fotos a los animales y hablando con los residentes”. En esta preproducción se gastaron diez días adicionales a los quince de la pintada; además del material fotográfico también hicieron todos los esténciles a mano, unos 200. Para todo se emplearon unas 140 latas.
De los 15 años que Dj Lu lleva pintando, dice que este es uno de sus trabajos más complicados de realizar, pues la comunidad peleó mucho entre sí sobre por qué se hizo en determinado lugar y no en otro. Algunos hasta llegaron a rayar uno de los muros en pleno proceso.
Dexs, Ospen y Oz Montanía: Ricaurte (Calle 13 con Carrera 27)
Foto tomada del Facebook de Oz Montanía.
Los hermanos fundadores del Ink Crew y el paraguayo Oz Montanía se presentaron este año en Hip Hop al Parque con un diseño de 20 metros de alto y 12 de ancho. Curiosamente la misma imagen fue presentada a la convocatoria del año pasado, aunque esa vez no quedaron seleccionados.
El coloso, que costó unos 28 millones de pesos, mezcla el estilo fantástico de Oz con el realismo de Dexs y Ospen, obvio todo en torno al hip hop. Inicialmente se iban a demorar cinco días, pero por errores de cálculo de los artistas al final duraron ocho días. Junto a ellos estuvo David Barón como encargado de la logística.
Además de los errores en el cálculo de las proporciones, la grúa que alquilaron les atrasó más el trabajo. “La grúa de brazo tenía unas fallas hidráulicas y se movía demasiado. A veces la dejábamos quieta y se bajaba sola. Nadie se animaba a usarla para pintar la parte más alta y Ospen lo hizo un rato, pero después se mareó y no pudo seguir –comenta Dexs–. Al final me tocó usarla prácticamente solo”.
Mal Crew: Calle 26 (entre Carreras 25 y 27)
Foto cortesía de Mal Crew.
Durante los últimos cinco años, este crew ha usado el mismo muro para recordar a Jaime Garzón. Después de hacer dos murales con el rostro del abogado, humorista y periodista y uno con su personaje Dioselina Tibaná, este mes volvieron a cambiar y ahora plasmaron el rostro de su alter ego más emblemático: Heriberto de la Calle.
Así como Dj Lu y Lesivo, Mal Crew también fue ganador de uno de los estímulos de la Beca Ciudad de Bogotá de Arte Urbano 2017 – Fase II. Pero no fueron ellos los que eligieron al personaje sino sus seguidores en redes, tras hacer una encuesta en la que las opciones eran Heriberto, Godofredo Cínico Caspa y Nestor Elí. Para este mural de 700 metros cuadrados, aproximadamente, se usaron unos 15 galones de pintura y participaron alrededor de 20 personas.
El muro oficialmente se inauguró el pasado 27 de diciembre, pero antes ya dio de qué hablar en varios medios y en redes sociales, pues, por pura coincidencia, mientras aún se encontraban en su elaboración, el Centro Democrático instaló una valla que decía “Centro Democrático es confianza”. Cabe recordar que Garzón fue un crítico acérrimo de Álvaro Uribe Vélez. A los pocos días de este boom, la valla del partido fue retirada.
Franco, Skore, Ache y Exolus: Barrio Buenavista
Foto cortesía de Franco.
En mayo de este año, los manes Ink Crew hicieron un macro mural en el barrio Los Puentes que abarcó 213 fachadas. Luego de esto, la Secretaría de Hábitat quiso hacer lo mismo en otros barrios y uno de esos fue en Buenavista, en el norte de Bogotá. Los escogidos para esta labor fueron Franco y Skore, quienes le pidieron ayuda al ecuatoriano Ache y al mexicano Exolus.
Sol lunar, como se llama este proyecto, fue más ambicioso y en total se pintaron 551 casas entre septiembre y noviembre. Los artistas tuvieron que vivir allá durante ese tiempo, ya que, según Franco, la relación con los vecinos complementa todo.
Foto cortesía de Franco.
En las noches, los artistas organizaron canelazos y actividades de integración para convencer a los dueños de las casas. “En las reuniones les planteamos qué íbamos a hacer y les mostramos ejemplos de macro murales a lo largo del mundo. Ahí fuimos recopilando información para redireccionar estéticamente lo que íbamos a hacer”, recuerda Skore. Luego vino la parte más complicada, convencer a la gente, pues a algunos no les gustaba el color que le iban a dejar a su fachada o simplemente se negaron a participar en el proyecto. Al final, el 90% del barrio decidió formar parte.
Para complementar el recorrido, los artistas hicieron pequeños muros internos que dialogan entre sí. Alrededor de 30.En total se intervinieron 24.000 metros cuadrados y los artistas contaron con la ayuda de la Fundación Orbis, de Pintuco, Converger y la Fundación Cartel Urbano, quienes apoyaron el proceso de contratación y procesos administrativos y financieros.