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Fotos por Adelaida Porras

Yoky Barrios: El zurdito talentoso del rap

El rapero bogotano conocido tanto por sus dotes para el microfútbol como por su gran talento como cantante y compositor, con casi un cuarto de siglo de trayectoria musical, nos contó cómo en las calles de Usme se enamoró del hip hop, lo convirtió en su proyecto de vida y ahora sueña con ganarse un Grammy.

Daniela Pomés Trujillo / @danipomes

Cuenta Larry Ararat, percusionista de Yoky Barrios, que alguna vez hablando con un taxista le contó que recordaba a Yoky de hace años, cuando jugaban fútbol en las calles de Compostela, uno de los barrios que conforman la localidad de Usme. El “zurdito talentoso”, como el mismo Yoky se denomina, es tan bueno para el fútbol que fue patrocinado por una reconocida marca deportiva durante mucho tiempo. Sin embargo, el micro no es el más grande de sus talentos. Luis Yilder Rueda, que es el nombre real del cantante, es reconocido en la escena como uno de los grandes del hip hop colombiano. 

Con más de 23 años de trayectoria musical, este cantante de ascendencia afro sueña con traerse un Grammy a tierras colombianas, hacer colaboraciones con artistas de talla internacional como Juanes o Shakira, y para eso trabaja día tras día en compañía del beatmaker Astrall Bass, el percusionista y corista Larry Ararat, German Sax en el saxofón, Santi Parra en la guitarra y Juan Pablo Barragán junto a él en las rimas. 

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Luis Yilder creció entre las lomas de Usme, al suroriente de la capital, rodeado de la vasta naturaleza que caracteriza esta localidad que es en su mayoría zona rural. Como es habitual en los barrios de la periferia bogotana, Usme ha sido lugar de asentamientos ilegales de población migrante y desplazada. Solo con levantar la mirada sobre el paisaje, es normal toparse con cambuches improvisados e itinerantes en terrenos baldíos, carentes de servicios públicos y por sobre todo, olvidados por el Estado. 

“Vengo de la localidad de Usme, artista internacional y voy por la de oro, como en los olímpicos”, dice Yoky orgulloso al preguntarle por su infancia. Y es que el contexto que lo vió crecer tiene mucho que ver en su carrera musical, pues fue allí donde conoció el hip hop, donde se montó a un escenario por primera vez y se sintió parte de algo. 

Cuenta que a los 14 años conoció la música. “Empecé a andar menos en la calle y me puse a escribir. Por fortuna di con un parche super juicioso, ya tenían mentalidad de ser artistas a pesar de que eran nuestros primeros pasos. Agradezco haberme criado en Usme, mi loma natal”, y agrega que todas sus historias, buenas y malas, vienen de allá. 

“La situación no sólo del barrio sino del país es evidente, están pasando muchas cosas. En nuestros inicios y ahora... Yo siempre he tenido una forma distinta de ver la vida más allá de lo típico: las condiciones difíciles. Igual no hay nada fácil así uno tenga dinero. Yo tenía otra forma de ver la vida, otra forma de contar las historias, y eso fue lo que hizo que creciera y tuviera mi identidad como artista”, dice.

Yoky señala que hay “varios culpables” de que el rap se haya convertido en su medio de expresión, pero sin duda alguna la persona que más lo influyó fue su madre. “Mi mamita escribía las letras de Vico C para aprendérselas, yo creo que un novio o un pretendiente le dedicaba canciones de él. Yo escuchaba las canciones, las leía y me las aprendía. Mi mamita me ahorró mucho trabajo”. 

Ya más metido en el rap e interesado por conocer y consumir más de este género que lo seducía, sus primeros referentes fueron La Etnnia y Gotas de Rap, agrupaciones que define como “insignias del rap de los noventa”. Lo que más le llamaba la atención de estos artistas eran sus letras y sobre todo, los temas que abordaban. “Me parecía muy chévere que todo lo que decían era lo que estaba pasando en mi barrio y pensaba: esto está pasando en mi cuadra, esto está pasando en mi esquina, me siento identificado. Decían las cosas de forma directa, sin colorantes, sin filtros”. 

 

 

Esos temas que tanto le calaron a Yoky iban desde la limpieza social, la objeción de conciencia al servicio militar, conflictos por alcohol, homicidios, hurto, hasta el consumo de drogas. Dice, además, que la música que se escuchaba en ese entonces no tocaba esos temas o lo hacía de manera muy superficial y amañada.  En cambio el rap contaba historias: "mataron a otro en el barrio", "nos cogieron los policías, nos amordazaron y nos llevaron por allá a una montaña pero logramos salvarnos", cuenta. Esa realidad cruda, esa cercanía y ese lenguaje que logra compactar anécdotas en canciones de tres minutos, lo impactaron y lo motivaron. 

Por esas épocas de adolescencia escuchó también por primera vez “Mis ojos lloran por ti”, del cantante boricua Big Boy. Esa canción le dió el último empujón que necesitaba para escribir su primer tema y empezar a cantar. Esa primera canción se titula “No estás aquí”. Ahí empezó el camino que aún está transitando, del cuál nunca más se alejó a pesar de las burlas de algunos al comienzo. Poco después conoció a Juan Pablo Barragán, con quien hoy en día sigue compartiendo rimas y tarimas. 

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Precisamente una de las canciones que más estima es “Madre”, por supuesto, dedicada a su mamá. En esta le agradece haberle dado la vida, acercarlo a la música, y por formarlo como el ser humano que es. “Por esos valores que desde antes del jardín ya tenía muy presentes: báñese, hable bien, llegue temprano, no le quite nada a nadie y así, a donde vaya, le va a ir bien”. 

“Cuando estaba en el vientre mamá me ponía a escuchar en una grabadora de noche y de día / salsa, tropical, plancha y poesía /me gustaba porque ella sentía que me movía. / Desde la infancia cantar ha sido mi fantasía / Al principio la gente se me reía / que me iba a imaginar que la melodía se transformaría en mi vocación y forma de vida. /Empecé a darle a sangre fría, en los bazares ya me reconocían. /Comprendí que en mi un talento existía /hasta en el trayecto del bus componía. / A pesar de los inconvenientes nunca descansé fui persistente / mi flow se identifica con la gente / mira Yoky Barrios pues poniendo el ambiente”, canta el rapero. 

Sus letras hablan de la vida, del amor, de la esperanza, la lucha y la fuerza. Siempre teniendo muy presente el contexto social de este país roto. Recientemente, en medio del estallido social colombiano, lanzó “Nos están matando”, una canción que interpreta junto a El Barragán y en la que habla sobre un pueblo que resiste en pie de lucha a pesar de la violencia, sobre los desaparecidos, la guerra, las masacres, los abusos de la fuerza pública y la censura, entre otras cosas. 

“Me le quito el sombrero a esta generación de obreros que sin miedo va al combate /Vándalos que luchan con piedras y arte /es muy fácil que la ley los mate. / Me enseñaron que un guerrero entre la vida y muerte siempre se debate /Salí de casa por un sueño y de momento pum / mi corazón ya no late. / En nombre de todas las víctimas soñadoras Dios los perdone si existe / No olvidamos que mataste a un hermanito, a un colombiano, eso es muy triste. /Un colombiano de los tuyos que se paró por lo tuyo y no entendiste. / Defiendes a muerte a los que no conoces / no entiendo por qué lo hiciste”.

 

 

 

Y es que según cifras publicadas por Indepaz, para el 21 de julio el Paro Nacional de 2021 en Colombia, había al menos 80 víctimas de violencia homicida, siendo los victimarios en su mayoría miembros del ESMAD, el GOES, la Policía Nacional en general y algunos civiles armados. Adicionalmente, según el reportaje de 070: Aún faltan: los desaparecidos del Paro Nacional del 2 de noviembre, durante el estallido, hubo al menos 800 reportes de desapariciones, de los cuales, para esa fecha, había 300 en proceso de verificación por falta de información y 23 fueron hallados muertos. 

Y es justamente por el arraigo de la violencia en la cotidianidad colombiana que Yoky considera que la escritura y la expresión musical deben estar encaminadas a transmitir otro tipo de mensajes. “Nosotros necesitamos mucha energía, muchos mensajes positivos y mucho amor porque la gente está muy violenta y nos estamos creyendo el cuento de que Colombia es un país violento, entonces todo el mundo quiere pelear, ya nadie quiere conciliar, todo el mundo está bravo, hay mucho odio. Entonces uno como ejemplo, como ícono de la música colombiana, debe aportar para que eso cambie”.

Para él la importancia radica en lograr que la gente se identifique con su música, la cual compone desde su lugar de padre, hermano, hijo y vecino. “Desde mis inicios presté mucha atención a las letras, a lo que iba a decir más allá de qué me iba a poner”. Al final, de esta actitud reflexiva es donde se generan lazos con el otro, entendiendo su lugar en el mundo, haciéndolo sentir parte de algo, que se sienta identificado en esas letras que nacen de él, pero que son el reflejo de las vivencias de muchos.  

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Yoky considera que el hip hop en todas sus formas es y debe ser una herramienta de resistencia y cambio, y da fe de ello en su propio proceso personal: “Yo era un peladito que me la pasaba en unos colectivos que llevaban gente de arriba pa`bajo, de una loma a otra. No tenía un propósito en la vida pero cuando conocí la música todo cambió. El hip hop es una herramienta de transformación social porque así como cambió la vida de este negro hay personas que me han dicho llorando: hermano, me iba a matar pero escuché su canción y cambié de decisión”.

El proyecto para Rexistencia Hip Hop del rapero es la canción “Hombre Luchador”, un tema que compuso en homenaje a todos los artistas que le hacen el aguante a sus sueños a pesar de las dificultades del camino. “Con esta canción no sólo los artistas se van a sentir identificados, también todas las personas que luchan, que guerrean a pesar de que los hayan traicionado o decepcionado. Esta canción es para los que seguimos y valoramos cada vez más el esfuerzo y la lucha a pesar del sufrimiento, porque sabemos que eso es lo que nos va a hacer grandes y poderosos, hombres luchadores. Podemos ser lo que hemos soñado”. 

Por último, Yoky explica su relación con la música con una de sus rimas más poderosas de la canción “Hip hop seré”: “Hasta el día que yo muera hip hop seré, seguiré a mi manera cantando por doquier, no importa si en la acera gane balaceras. He sufrido, he reido, he aprendido, he llorado, sufrido, he vivido. Hip hop seré, hasta el día que muera”.


No le pierda la pista a Yoky Barrios y sígalo en su cuenta de Instagram.

​​Rexistencia Hip Hop es un laboratorio de formación y creación artística para el fortalecimiento de proyectos musicales con incidencia social y comunitaria. Es una iniciativa creada en conjunto entre la Fundación Cartel Urbano y el ICTJ para visibilizar los procesos y proyectos musicales que encuentran en el Hip Hop una herramienta de cambio para sus comunidades y una oportunidad para seguir promoviendo el pensamiento crítico y la libertad de expresión.

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