La historia de sus sueños platónicos con ésta generosidad en carnes hecha mujer, que lo desvelaría en la madurez de sus cincuenta y tantos años, comenzó mucho antes de que ella naciera, creciera cantando rancheras, se casara con un policía, se reprodujera, se empelotara y admitiera en SoHo haberse sometido a tres liposucciones, inyección de labios, siete tatuajes y dos operaciones de senos.