La lucha de las mujeres por la equidad en la cultura hip hop
A pesar de haber estado presentes desde los orígenes de la cultura hip hop, las mujeres han tenido que abrirse paso a la fuerza en una escena que le ha cerrado las puertas o se ha burlado de ellas. Hoy, el trabajo de gestoras, artistas, productoras y raperas ha hecho del hip hop un espacio nuevo en el que día a día se libra la lucha por un mundo con mayor equidad. En el marco de la cumbre de Melah, algunas artistas latinoamericanas se reunirán para pensarse un hip hop diferente.
Hace tiempo, durante una batalla de breaking organizada por una cadena de ropa deportiva en Bogotá, alguien del público afirmaba que los movimientos de los bboys en sus bailes eran bastante afeminados. “Ya no es como antes”, decía, refiriéndose a que el baile había perdido el carácter masculino que desde siempre lo ha caracterizado. Mientras, los que estaban a su alrededor asentían señalando que, en efecto, la cualidad femenina de su baile lo demeritaba y que el bboy y la bgirl debían seguir las formas tradicionales de la danza.
Escenas como estas ocurren a diario dentro de los escenarios de la cultura hip hop, en la que aún pervive un machismo que no da tregua. Durante años y a la fuerza, las mujeres (y con ellas otras experiencias que se alejan de “lo masculino”) han tenido que abrir sus propios caminos en terrenos en donde aún gobiernan la virilidad. El rechazo y la falta de espacios que todavía tienen que soportar, no deja de obligarnos a indagar sobre su lugar dentro de las expresiones urbanas, su relación con la calle y su experiencia artística.
La chilena Bisy en acción. Foto tomada de las redes de la artista.
Es por eso que el próximo viernes 8 de marzo, durante la cumbre de Melah que tiene lugar esta semana en Medellín, habrá un encuentro en el que mujeres de distintos países de américa latina conversarán sobre sus experiencias en la escena y la urgencia de concebir un hip hop más abierto. Bisy (Chile), Rebeca Lane (Guatemala), Apolonia (Venezuela), Xiomis (Cuba), Lianna (Medellín) y D Lotto Mc (Medellín) son las invitadas a este encuentro que busca pensar el hip hop como una herramienta de transformación social y en pro de la equidad de género.
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“Dentro de la cultura hip hop para algunos compañeros hombres ha sido muy difícil asimilar que las mujeres nos tomemos los micrófonos. Les ha sido difícil entender que las mujeres han sido una parte importante dentro de la cultura hip hop desde sus orígenes. La competencia, el ego y la misoginia son muy evidentes y por eso es importante que la presencia de las mujeres crezca en la escena. Aquí el estigma nos tiene que valer huevo”, dice D Lotto, quien además de ser una de las MC’s más populares de la escena en Medellín, también ha sido gestora de espacios para las mujeres en el hip hop.
Diana Avella, rapera local. Foto de Daniel Sierra.
Artistas como Lotto han tenido que enfrentar desde el principio de su carrera no sólo el estigma social –que tanto ha pesado sobre los raperos en Medellín y otras partes de Latinoamérica–, sino también al rechazo familiar y el cierre de puertas. Comentarios como “cantas como una mujer”, que no sólo están dirigidos a las mujeres, sino también a otros hombres, han hecho de la escena un ambiente hostil para las artistas. Aunque ellas han estado desde los momentos fundadores de la cultura hip hop, muy pocas veces han tenido la oportunidad de participar de sus espacios.
Bisy, escritora de grafiti. Foto tomada de las redes de la artista.
Así mismo, la chilena Bisy, escritora de grafiti y gestora, concuerda con que, si bien se ha avanzado en la conquista de espacios en las diversas disciplinas del hip hop, todavía el movimiento está marcado por el rol masculino. Según comenta, aunque en muchos países se intenta promover un discurso igualitario, en la práctica, el espacio de representación de las mujeres es bastante dispar. Esta disparidad no sólo se hace latente en la cantidad de hombres y mujeres en la escena, sino también en el hecho de que, muchas veces, las dinámicas de batalla de la comunidad hip hop enfrenta entre sí a las mujeres visibles, absorbiendo de nuevo su cualidad trasformadora y de cambio dentro de un orden agresivo y masculino.
La presencia de las mujeres en la escena hip hop no sólo ha abierto el espacio para que más artistas se sumen a la movida desequilibrando el machismo que la gobierna, sino que también ha sido una oportunidad para promover la discusión sobre temas nuevos como la decolonialidad, las disidencias sexuales y el género, una pelea que todavía cuesta en la comunidad hip hop.
Rebeca Lane, rapera y activista feminista guatemalteca. Foto de Daniel Sierra.
Como comenta Rebeca Lane, la rapera de Guatemala ha dedicado sus canciones a pensar el feminismo con una perspectiva que alcanza incluso temas como lo trans o lo decolonial, “Es muy importante seguir hablando de la necesidad de que haya más presencia de las mujeres en la cultura hipo hop. Hoy por hoy, la mayoría de eventos tienen un cartel en la que sólo están presentes participantes varones. Incluso son pocos los eventos donde hay paridad y otros, que son menos, en los que participan sólo mujeres y que organizamos nosotras mismas buscando esa paridad”.
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Así, aunque cueste todavía, gracias a las mujeres el hip hop continúa siendo una plataforma a través de la cual se cuestionan los órdenes establecidos y sigue erigiéndose como una cultura de cambio. Con todo, problemas como la colectividad –que muchas veces en el hip hop convierte a las mujeres en un gueto visible dentro de la comunidad– y la falta de empatía, son barreras que debe sortear un rap con consciencia feminista. Como comenta D Lotto, hay mujeres que se destacan como djs, b-girls, productoras, compositoras y no preguntarnos por dónde están esas mujeres es seguirlas invisibilizando dentro del movimiento. La toma de las calles y los escenarios por parte de las mujeres obliga a pensar en la construcción colectiva de la cultura hip hop, aunque la colectividad, afirma Lotto, no es el fuerte en esta escena.
Según han comentado algunas exponentes en sus intervenciones durante la cumbre, la mujer en el hip hop ha sido relegada al rol de acompañante, de sombra del rapero, del escritor y del bailarín, aun cuando son reconocidas como activistas, gestoras, artistas. Si bien es cierto que cada vez los movimientos feministas son más fuertes en américa latina, las mujeres han tenido que esforzarse bastante por ocupar espacios de visibilización que les permitan hablar de sus realidades. Sin embargo, muchos de estos escenarios han sido coptados por el mercado, que ha visto en las discusiones de género y de feminismo una oportunidad para ganar más audiencia.
Desde Venezuela Apolonia, sazonando la cumbre con sus rimas. Foto de Daniel Sierra.
Sino que lo digan figuras como Maluma o Bad Bunny que, escudados bajo la manta de las reivindicaciones de género, se apropian de estos discursos e invisibilizan aún más a las mujeres que trabajan desde sus contextos por hacer efectivas estas luchas. “Hay una mercantilización de una perspectiva feminista bastante light y bastante occidental. Esto pasa por discursos como el de Emma Watson o el movimiento Mee Too, que a pesar de haber sido promovido por una mujer afroamericana se ha convertido en una versión bastante blanqueada del feminismo estadounidense que representa y habla sólo para mujeres blancas, desde mujeres blancas”, comenta Rebeca.
Por otro lado, Bisy agrega que el hip hop es quizá el movimiento de cultura urbana más grande y por eso las marcas ven en él una fuente grande de ingresos, una situación similar a lo que pasa con los discursos de la igualdad de género “Hay muchos hombres que intentan abanderarse con luchas con las que no se identifican. Es necesario distinguir que tan real es esa lucha y qué tan reales son esos discursos que se están reproduciendo”, dice esta artista. Según cuenta desde el caso chileno, suele que ocurrir que detrás de muchos artistas que pintan a las mujeres o ponen en relevancia a la mujer desde la pintura, hay casos de abuso y de machismo. Justamente contra estos discursos viciados de una dinámica de mercado es que lucha una escena hip hop en la que las mujeres llevan la bandera.
Xiomis, de Cuba. Foto de Daniel Sierra.
Es claro que hay una versión del feminismo más ligera, de la cual se valen marcas para posicionarse. Como las mismas artistas comentan, el hip hop no tiene las herramientas del capital para la promoción, lo cual se presenta como una dificultad a la hora de transmitir estos conocimientos y estas luchas. Con todo, el trabajo que estas y otras mujeres realizan desde el hip hop en procesos con comunidad, tarimas y paredes a lo largo de Latinoamérica, es bastante relevante, pues trabaja desde la base y no desde el mercado por la consolidación de un mundo equitativo. “Es muy importante que desde el hip hop nuestros feminismos sigan siendo críticos, antirracistas, anticoloniales y que sigan planteando los problemas de fondo que tenemos hombres y mujeres en los terrenos colonizados”, dice Rebeca.
En medio de estos contextos hostiles para las mujeres y otras experiencias que se salen del machismo afincado en la comunidad, resulta interesante preguntarse por el motor que ha llevado a estas artistas a acercarse a una cultura hip hop en estas condiciones. Según cuentan, son conceptos como la lucha, la libertad o el conocimiento, así como el hecho de ser una plataforma de acción y protesta, lo que las ha llamado a sobreponerse al estigma y al orden que gobierna la comunidad.
“Me ha pasado que me preguntan por qué pinto como mujer. Y es porque soy mujer y eso tiene un sello y un tinte diferente del cual me enorgullezco y no representa una vergüenza para mí. Como mujeres ofrecemos otro estilo a la calle, pero también profesionalización, reflexión y empatía”, agrega Bisy. Sorteando las burlas y creando comunidad a través de sus distintas expresiones, las mujeres no sólo han logrado abrir en el hip hop un espacio para nuevas discusiones, también han labrado el terreno para que nuevas experiencias vitales, de género y de raza tengan cabida dentro de la comunidad hip hop.