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Foto cortesía: El Gran Latido // por: Manuela Uribe

“Nuestra música no desconcentra, potencia el mensaje”: la fuerza social de los sound systems

La cultura sound system ha conquistado espacios alrededor del mundo para darle voz a las personas que necesitan ser escuchadas. En Colombia se han apoderado de las calles en las últimas movilizaciones para abrir espacios incluyentes y renovados.

Nicolás Gómez Ospina / @ngospina14

La historia de los sound systems se remonta a la década de 1950 en Jamaica donde nacieron como una forma de resistencia al consumo cultural que quería imponer la corona inglesa, la cual regulaba lo que se transmitía en la radio. En ese entonces y desde diferentes tiendas musicales se logró crear sistemas de sonidos en el país que reflejaran lo que los jamaiquinos querían escuchar. Su música, sus historias y sus voces encontraron un lugar para ser amplificadas a través de aparatos enormes que hacían que el barrio entero estuviera de fiesta.

Con los años el concepto del sound system fue exportado, transformado y reinventado. De Jamaica viajó a Europa en el fenómeno migratorio de las Indias Occidentales, ocurrido a mediados de la década del cincuenta, justo antes de la independencia jamaiquina en 1962. Allí encontró refugio en las calles de Londres, Birmingham y Bristol, ciudades con una importante demografía obrera. Ese sonido que identificaba a los sound systems –sus bajos fuertes que no disminuían la calidad del sonido– fue también una forma de resignificar el espacio público, pues hacía que los que lo habitaban fueran dueños momentáneamente de lo que en él ocurría.

Dicha resistencia a la dictadura de las radios y las listas de hits tuvo su eco en la costa caribe colombiana en forma de los picós. Principalmente por esa cercanía con los habitantes del mar caribe y sus transeúntes, los marineros, que de puerto en puerto llevaban canciones e historias, dieron a conocer el cuento de unas islas en las que el sonido se tomaba la calle y ponía a retumbar las ventanas de barrios enteros. Pronto esa misma experiencia encontraría eco en toda Colombia, significando una conquista y un triunfo para la gente cansada de escuchar lo mismo en las radios y con ganas de festejar en la calle.

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Foto Cortesía El Gran Latido Soundsystem. Por: Manuela Uribe​

Sin duda los sound systems y los picós han cambiado mucho con el paso de los años. Abandonando su lugar tradicional como promotores de la fiesta y la unión barrial, de la costa caribe migraron hasta los Andes colombianos para unirse a las causas sociales y las luchas políticas. Hoy en día podemos ver un crecimiento exponencial en la cantidad de sound systems que desde 2019 acompañan y potencian las movilizaciones en ciudades como Bogotá, Medellín o Bucaramanga. Esta unión no solo los ha acercado a nuevas audiencias, sino que también ha permitido explotar de nuevo su poder político.

Como cuenta Don Alirio, uno de los historiadores y defensores de la cultura picotera, los sistemas de sonido callejero han tenido que enfrentarse una y otra vez a la persecución por parte de las instituciones estatales que intentan poner una normatividad de convivencia a una práctica natural de reunión, celebración y denuncia callejera. “​​La esencia callejera desapareció con la llegada del Código de Policía, sin embargo, siguen vigentes sonando por todas partes. Eso se llama resistir”, apunta Don Alirio, respondiendo a por qué han proliferado este tipo de acciones durante las manifestaciones sociales de los últimos meses.

(Lea ‘El Paro Nacional desde la música: una entrevista con Edson Velandia’)

Y es que cada vez son más los sistemas de sonido que se crean desde las causas sociales. Así mismo, hay un elemento que cobra importancia a la hora de explicar por qué ha aumentado la popularidad de estos sistemas de sonido en las calles y es que se generan espacios seguros alrededor de ellos. Los sound systems plantean una nueva forma de manifestarse que escapa a la narrativa de “vandalismo” presente en los medios tradicionales, por lo que es más difícil que se presente un encuentro directo y violento con las fuerzas represivas del Estado.

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Uno de los sound systems con mayor visibilidad y poder de convocatoria es El Gran Latido, que desde 2017 se ha esforzado por poner los sonidos del reggae roots y la cultura del sound system a un nivel nunca antes visto en la ciudad. “Si bien de alguna forma la cultura sound system ya estaba presente en la ciudad con las acciones organizados por Bogotrax o Rudeboys, consideramos que hacía falta un espacio para el roots & culture”, comentan desde este proyecto. Este sistema, como casi ningún otro, ha estado presente en las marchas realizadas desde el 2019, llevando por las calles la celebración de la lucha a diferentes espacios de la ciudad.

Con su tradicional color crudo, El Gran Latido ha sido unos de los personajes principales en dichas marchas. Protegido apenas con plásticos en las jornadas de lluvia, este sistema de sonido ha retumbado en las calles. “Si nos quedáramos quietos tendríamos que buscar permisos y sortear obstáculos de logística”, señala El Gran Latido, quienes sí han tenido la posibilidad de establecerse en algunos lugares con intermediación externa, pero quienes prefieren llevar su difusión y su voz a donde sea necesario replicar.

Así mismo, El Gran Latido se ha preocupado por compartir el conocimiento y por eso han gestionado una serie de talleres de MCs para diferentes sound systems de la ciudad. “Los sistemas de sonido reúnen a la comunidad y sus voces para tomar el lugar de la radio del barrio”, señala el colectivo que es a su vez el faro de muchas iniciativas similares.

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Fotos cortesía: Dennis Osorio

Por otra parte, Ana Izquierdo, Mitchel Mora y Cole Carter decidieron hace un par de años emprender el camino de crear un sound system que fuera un espacio seguro para todos y todas las que se acercaran. Así nació Génesis, un sistema de sonido que, aunque a falta de plantas y camabajas que los lleven a los lugares con la manifestación ha tenido que ser estático, se ha convertido en un epicentro para que algunas luchas queer y trans tengan un lugar en la calle en igualdad de condiciones.

“Una de nuestras búsquedas principales es eliminar la idea de que les dueñes de los sound systems siempre son hombres heterosexuales que muchas veces no resuenan con las luchas, música y prácticas de nuestra comunidad”, cuentan las creadoras de este sound system. Entre las acciones que llevó a cabo en las últimas manifestaciones del Paro Nacional, Génesis puso a algunos djs y colectivos de baile a tomarse una calle de Chapinero. Así mismo, han llegado a acuerdos con los habitantes del barrio para que las personas que habitan el espacio sean quienes decidan lo que se amplifica allí.

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Si bien estos sound systems representan dos variantes y vertientes de como entender el papel que juega la cultura sound system en las marchas no son los únicos teniendo representantes importantes en otros espacios de Bogotá como los son El Viejo, Sistema Sonoro Fuego Negro, The Conqueror o Autonotek. Ellos también han puesto sus parlantes a disposición de la gente como puede verse en el corto documental Pa’l Barrio realizado por Dennis Osorio donde se cuenta parte de la historia de algunos de estos colectivos sonoros y que se presentó en el festival de cortos universitarios Eureka.

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Fotos cortesía: Dennis Osorio

Como explican los miembros de El Gran Latido, los sound systems son la transformación del tambor como aglutinador de personas y justamente por eso tienen un lugar importante en las convocatorias a movilizaciones. “Las voces de las personas que están en la calle son las que se escuchan. Por eso hemos puesto también a disposición de la gente los micrófonos”, dicen desde El Gran Latido, quienes además cuentan con varios MC’s que siempre está presente para hilar, improvisar y narrar lo que se está denunciando en la manifestación.

Cuando salen a marchar, estas formas de movilización se enfrentan con el estigma de convertir las marchas en una fiesta, pero para ellos son una forma de llamar a personas que de otra manera no hubieran tomado el impulso de movilizarse. “Nuestra música no distrae si no que potencia los mensajes y las luchas”, dicen desde El Gran Latido. “Lo chévere de reinterpretar esas nuevas formas de comunicación es encontrar en ellas nuevas formas de lucha”, apunta por su parte Ana Izquierdo de Génesis, quienes ven en la celebración y el baile dentro de un contexto tan complicado como el colombiano es una señal de esperanza.

Pareciera que los sound systems viajaran a donde se necesitan para darle voz a la gente que está en las calles. Como creadores de espacios seguros o como impulsores de la movilización, estos ejercicios hacen honor a un modelo de resistencia que diseminado por el mundo ya es imposible de derrumbar.

 

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