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Akash: reclamar el espacio público a punta de intervenciones artísticas y eventos culturales

Farras debajo de los puentes bogotanos, como la de Natty Congo o Goldie, no hubieran sido posibles sin este parche de jóvenes, que desde 2012 le apuesta a tomarse responsablemente spots urbanos, muchas veces abandonados, para darles otra cara. “Nuestras producciones son sinceras, a lo do it yourself y, lo más importante, cuidamos el medio ambiente”, dicen.

Andrés J. López / @vicclon

¿Alguna vez, mientras camina por la calle o está atascado en un trancón, ha visto personas bailando al ritmo de DJs, sembrando plantas, haciendo actos circenses o pintando murales debajo de un puente? Si es así, tal vez se haya topado con el colectivo Akash, un parche de más de diez integrantes que, a través de su proyecto Renova, crea iniciativas para tomar distintos espacios urbanos abandonados y restaurarlos.

Akash se formó en 2012 pero sus inicios se remontan a 2009, cuando siete de sus miembros, todos estudiantes de Cine, recorrieron varias villas de Argentina con el fin de restaurar viviendas abandonadas y organizar en ellas eventos gastronómicos y culturales. Incluso se pegaron la pasada por un cementerio de barcos para pintarlo. Al regresar a Colombia, cambiaron de enfoque y le apuntaron a hacer sus intervenciones en la zona urbana de Bogotá, para ganar visibilidad.

“Renova es una herramienta que le propone a la ciudad y a las personas manifestarse en el espacio público pero no como un ‘tire piedra’, sino de una forma en la que demos lo mejor de nosotros sin esperar nada de parte del Estado. Nuestra idea es transformar ollas, puentes y basureros en plataformas culturales”, comenta Andrés Osuna, uno de los fundadores y encargado de la dirección de arte y diseño de producción de las actividades del colectivo. Akash se enfoca mucho en la cinematografía y, así como están los encargados del área artística y de producción, también tiene gente para el sonido, guión y fotografía.

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​Foto de Ricardo León Jatem

 

 

 Según comenta Osuna, todas las actividades de Renova se hacen conforme a las normas aplicables y quieren, precisamente, ayudar al Estado a alcanzar las metas en lo referente al apoyo artístico y cultural. “Hemos encontrado leyes pedagógicas, educativas y ambientales gracias a tres abogados que nos han colaborado en la investigación de un marco legal que cobije nuestras iniciativas”, explica Andrés. Algunas de esas normas se refieren a la obligación del Estado de proteger las riquezas culturales de la Nación, el derecho para reunirse y manifestarse pública y pacíficamente, el derecho a gozar de un ambiente sano, entre muchas otras. “A veces la Policía llega a levantarnos y pedirnos papeles y permisos, pero cuando les mostramos todo nuestro proceso legal finalmente acceden”, afirma Andrés. Mientras estaban en Argentina, también pintaban en las calles a plena luz del día, y si alguien llegaba decían que estaban en un “proceso de restauración del espacio público para eliminar la contaminación visual con arte”. Para ellos, el lio radica en el desconocimiento de los artistas respecto las normas y en ir a pintar de manera sigilosa, cuando lo único necesario es demostrar seguridad mientras trabajan.

Con esto siempre en mente, también han rescatado espacios, de día y de noche, en Bogotá. Así sucedió, en 2014, en el barrio San Cristóbal Norte, donde ayudaron a restaurar la quebrada del lugar por medio de pinturas y permacultura. “Esa vez nos metimos a una olla de adictos al bazuco y tuvimos un choque con los dealers, pero se calmaron y se sintonizaron con nuestro trabajo cuando les dijimos que no buscábamos que dejaran de consumir. Solo intentábamos embellecer su espacio para que la Policía no viniera a cascarlos y llevárselos”, agrega Osuna.

Allí donde han ocurrido, las iniciativas de los manes de Akash han tenido impacto. En el puente de la Avenida 9ª con Calle 108, el colectivo convirtió a un mendigo en vigilante del lugar, un hare krishna, adicto al bazuco, que antes rayaba los trabajos del colectivo, pero que luego de ver la restauración en el espacio donde vive comenzó a ayudarles e incluso a conseguirles materiales. Ahora el tipo regaña a todo el que bota basura o se orina ahí. En ese mismo puente, en 2014, organizaron una jornada de siembra ornamental, en la cual tenían aguapanela y pan para unos 200 asistentes. Como esa noche había un ciclopaseo nocturno, cayeron alrededor de 1.200 personas y en 10 minutos sembraron 300 plantas, que hoy ya tienen frutos como uchuvas, guayabas y feijoas, entre otros. “Lo que hacemos hace mella en la gente, de esta forma creamos un sentido de pertenencia en los vecinos del sector. Se sienten más cómodos y tranquilos en su entorno”, dice Juan Alvarado, realizador audiovisual del colectivo.

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​Intervención de Akash en 2013. Foto cortesía de Andrés Osuna

 

 

Akash no espera para inscribirse en convocatorias porque en el tiempo que toma obtener una respuesta —si es que se las dan— pueden rescatar varios spots. Para Andrés Cadena, encargado de la parte de paisajismo y naturación —todo lo relacionado con las siembras en espacios públicos—, estos llamados están llenos de trabas y, debido a que en los medios tradicionales no existe una difusión de estas actividades, se esconde su trabajo y se evita que los jóvenes se unan. Por esta razón, los recursos y materiales salen de sus bolsillos o también hacen “vaca” durante los eventos, que han tenido entre 50 y 1.200 asistentes. Por las limitaciones de dinero y espacio, ellos no les dan bombo a los eventos con mucha antelación, sino unos dos o tres días antes.

Hasta el momento, Akash ha organizado unos 12 eventos de este tipo. Algunos de los más destacados han sido el del productor inglés de jungle Congo Natty, realizado el pasado junio en el puente de la Calle 26 con Carrera 68 y al que asistieron unas 500 personas, las cuales hicieron donaciones para pagar el alquiler de la planta pues los organizadores no contaban con los recursos suficientes. Con las monedas recolectadas también le pagaron a un reciclador que estaba en la presentación y esa noche el puente quedó más limpio que al inicio. Ellos suelen trabajar solos pero de vez en cuando colaboran con otros colectivos, en esa oportunidad fue junto a Dub to Jungle y Re.Set —los responsables de traer al músico británico—. En ese mismo puente, en 2015, llevaron al DJ británico Goldie. “Ese toque fue en mayo. Nosotros siempre enviamos papeles a la Alcaldía para que vayan y pillen o, al menos, nos cuiden los equipos —recuerda Andrés—. Esa noche llegaron dos policías a pedir papeles. Uno se le acercó a Goldie, un man de 50 años, con dientes de plata y bien gueto para que le pasara su cédula. Cuando vio que él era el DJ, ambos se olvidaron de la requisa y se nos unieron. Incluso la fiesta duró más tiempo”.

 

En este colectivo autogestionado, la mayoría es amante del reggae y del rap pero el pasado 5 de agosto se salieron de su zona de confort, y colaboraron con el colectivo Sarcófaga en Blasfemia Callejera, evento en el que estuvo pintando la artista y metalera lituana Shaltmira junto a Chirrete Golden, Nelson Navarro y Mariana Rojas (lea también Shaltmira: la artista urbana de Lituania que dejó su magia caótica en Bogotá). Según comentan, todas estas reuniones entre parches se dan por casualidad —a través del voz a voz y por encuentros ocasionales— y aunque confiesan haberse sentido nerviosos de trabajar con personas nuevas, la idea de Akash es justamente no ser los únicos en esto sino que más personas, por su cuenta, rescaten los espacios públicos a través del arte.

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Akash y Sarcófaga en Blasfemia Callejera. Foto de Ricardo León Jatem 

 

 

Desde el año pasado, han participado en la organización del homenaje anual a Diego Felipe Becerra, ‘Tripido’. Para la sexta versión, que se realizó el los pasados 19 y 20 de agosto en el puente de la Calle 116 con Avenida Boyacá —lugar donde un policía mató a ‘Tripido’ el 19 de agosto de 2011—, trabajaron en la renovación de varios de los trabajos del puente de la mano del Jamming Festival, Bogotá Graffiti y Auster, una de las marcas nacionales de aerosoles. “Ellos trabajan por los derechos de los jóvenes, muestran que no son vándalos sino artistas y hacen toda su gestión en lugares estratégicos. De esta manera dejan su mensaje visible para el resto de la comunidad”, comenta Liliana Lizarazo, madre de ‘Tripido’.

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Homenaje a Tripido, 2017. Fotos cortesía de Jahir Dimaté

 

 

Con las uñas pero con mucha autoridad y la ayuda de otros colectivos, y hasta promotores de conciertos, Akash continúa rescatando lugares en mal estado por toda Bogotá y por otros sitios como Santa Helena, Ibagué y Capurganá, donde hicieron intervenciones más pequeñas a casas y una veterinaria. Sin importar la magnitud, su fin es empoderar a las comunidades. “Nuestras producciones son sinceras, a lo do it yourself y, lo más importante, cuidamos el medio ambiente. En lugar de problemas queremos generar soluciones y el pueblo es el que tiene todo el poder para que esto sea una realidad”, concluye Cadena.

 

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