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Ilustración de @burdo.666 / Fotos de José Sarralde

En la Copa Farallones se juntan el activismo y el intercambio cultural cannábico

El pasado 1 de abril cerró en Cali la cuarta edición de la Copa Farallones, un evento en el que la comunidad cannábica de todo el continente se dio cita para compartir sus conocimientos alrededor de la planta.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

En 2017 y luego de varias discusiones, el gobierno colombiano finalizó el proceso de reglamentación para la fabricación, uso de semillas y cultivo de cannabis con fines medicinales y científicos. Esta decisión llamó la atención de muchos consumidores y activistas pues, entre otras cosas, se dio gracias a la aprobación de miembros conservadores del gobierno, quienes en otro tiempo se habrían negado a estas políticas.

Pero hay una razón de fondo y es que hasta los sectores más godos se han dado cuenta de que no hay estudios con bases científicas que respalden posturas conservadoras frente al tema y sí pruebas de que la regulación del cannabis podría representar una entrada de dinero significativa para el Estado.

Sin embargo, detrás del cannabis no solo hay un tema de dinero, y por eso el debate ha llegado más allá del uso medicinal de esta planta. La regulación del consumo recreativo, la industrialización o las maneras en que el Ministerio de Salud da las licencias de fabricación de derivados de la planta y a quiénes se las otorga, son algunas de las aristas que hacen parte de la agenda nacional en torno a este tema hoy en día. 

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Frente a estos cuestionamientos y como un primer paso la comunidad cannábica colombiana se ha puesto a la tarea de luchar contra la estigmatización y la criminalización de los usuarios a través de una serie de ejercicios que permitan a todos los ciudadanos conocer el cannabis y sus beneficios. Una de estas apuestas es la Copa Farallones, un evento de activismo, intercambio cultural, académico y comercial en torno al cannabis, cuyo principal objetivo es la reivindicación de los usuarios  y el reconocimiento a las buenas prácticas en el cultivo de la planta.

Desde 2016 se han llevado a cabo cuatro ediciones en Cali, donde esta ubicaba la base de operaciones de la Copa desde hace seis años. La intención de este evento es que personas locales y extranjeras vean cómo activistas y colectivos se congregan para conocer sobre el cannabis, las técnicas de jardinería, extracciones, cepas y demás prácticas de un consumo sostenible. 

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“La primera edición fue en el 2016 y asistieron importantes personalidades de la industria del cannabis. En el 2017 realizamos una edición exclusiva para growers en un chalet, en una zona campestre con una nutrida participación y excelentes muestras. En el año 2019 decidimos trasladar todo a la ciudad y logramos gestionar una hermosa terraza en el centro de Cali, lo que nos permitió visibilizarnos más dentro de nuestra ciudad y recibir una mayor cantidad de público apasionado por el cannabis”, cuenta Fernando Henao, organizador de la Copa Farallones. 

Para esta nueva versión y teniendo en cuenta la coyuntura pandémica, la copa estuvo dividida en dos partes: la competencia, con catas privadas para los jurados, y la feria comercial y clausura, a la que asistieron más de mil personas en los cinco días de actividades. 

En la competencia hubo cata de sativas, de índicas, de extracciones y una cata para jardineros. Estas catas se realizaron en locaciones secretas con la idea de dinamizar la evaluación de las diferentes categorías por parte de los jurados. Como detalla Fernando, durante los cinco días visitaron la Copa más de sesenta expositores, aliados y grandes marcas nacionales e internacionales, logrando así la asistencia más importante en las últimas ediciones.

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Dentro de los jurados de este año hubo jardineros integrantes de potentes multinacionales que están sembrando plantas para CBD Y THC, así como expertos de la talla de Paul Stanford, dueño de cinco clínicas en Estados Unidos donde trata pacientes con cannabis. 

Así mismo, este año la copa contó con la participación de más de 25 jardineros de toda Colombia, entre ellos y por primera vez en la copa, una mujer jardinera. Ciudades como Cali, Bogotá, Medellín, Pasto, Barranquilla, Manizales, o Tunja, tuvieron sus representantes en esta edición.

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Por otro lado, sin duda uno de los fuertes de esta copa cannábica fue el componente académico, una idea gestada entre los organizadores y el parche de Cannativa con la intención de reunir especialistas en la planta, compartir experiencias e invitar a un diálogo comunitario. 

Fueron en total 14 ponencias gratuitas con más de 79 mil visualizaciones por medio de plataformas virtuales a través de las cuales panelistas de más de 7 países del mundo les enseñaron a todos los seguidores de la Copa Farallones acerca de derechos en los diferentes países y la industria que emerge cada vez más en Latinoamérica.

“Colombia lleva ventaja en algunas cosas, pero nos falta aún más. Este tipo de eventos da una visibilidad a las personas que usamos esta planta, una visibilidad que muchas veces la sociedad no quiere aceptar. Esto ya empieza a volverse algo llamativo para diferentes sectores que con la pandemia van en declive. La marihuana ya fue retirada de la ONU como droga peligrosa, ahora las leyes de salud en todos los países tienen que cambiar”, opina Fernando.

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Además de las catas, el componente académico y la competencia, la copa también contó con un show en vivo de soplado de vidrio para la realización de pipas, con la entrega de más de 200 kits de siembra con materas y semillas a los asistentes y con la presencia de marcas renombradas en el mercado cannábico internacional como Garden High Pro (Suiza), Mills (Holanda), Legal Lean (Estados Unidos), Domus Seeds (España), Sweet Seeds (España), o Grow Bags (Estados Unidos).  

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Aunque la copa finalizó hace poco, sus organizadores están planeando ya la siguiente versión que se celebrará, como es habitual, en la capital del Valle del Cauca. Así mismo, están invitados a hacer parte de un intercambio cultural en Argentina, un viaje que depende de cómo evolucione pandemia. Entre tanto, seguirán trabajando por consolidar una comunidad cannábica cada vez más unida y por promover un consumo y una industria sostenible. 

La Copa Farallones es el único evento cannábico internacional que ha tenido lugar en más de un año de pandemia. El número de asistentes a esta versión y la acogida que tuvo tanto presencial como virtualmente, dan cuenta de la importancia de este espacio para el trabajo en pro de los derechos de las ciudadanías cannábicas de todo el continente. Eventos como este abren el espectro frente a una industria que durante años ha sido estigmatizada y criminalizada, pero que de a pocos se ha ido haciendo un espacio en el panorama local, nacional e internacional, para demostrar las propiedades de una planta que, aunque todavía desacreditada, puede traer muchas ventajas a nuestras sociedades. 


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