
El diseño gráfico en Venezuela, otro sector jodido por la crisis
Lamentablemente, el talento no basta para huir de la crisis. Esta es una radiografía breve de la movida del diseño gráfico en el país vecino.
“Cuando la gente ve los medios de comunicación piensa que todo el trabajo lo hacen los periodistas, sin ver más a fondo. Detrás de ellos siempre hay un diseñador gráfico que se encarga de temas como la diagramación, para que el espectador se sienta satisfecho con lo que ve”, dice el diseñador gráfico venezolano Issac Hidalgo en el documental Todo es diseño.
Según Hidalgo, quienes no están familiarizados con este campo suelen estigmatizarlo y reducir su rango de acción al simple manejo de programas como photoshop e illustrator.
En Venezuela puede haber escasez de comida y medicamentos, y graves problemas de seguridad, pero en lo que a diseñadores gráficos se refiere la carestía no se ha hecho sentir. Al igual que en otros países, las empresas, las revistas, los periódicos, los canales de televisión o las agencias de publicidad no dejan de buscar creadores para la elaboración de logos, maquetas, animaciones, diagramaciones, etc.
Sin embargo, como es de esperarse, el gremio del diseño gráfico no ha sido ajeno a la crisis. Arranquemos por la formación profesional: mientras en Bogotá hay 11 instituciones que ofrecen planes académicos de Diseño Gráfico, en toda Venezuela hay solo tres: la Universidad de los Andes, la Nueva Esparta y la de Zulia. Otras instituciones solo ofrecen un TSU (Técnico Superior Universitario), el equivalente en Colombia a un título técnico.
En una agencia de publicidad pagan entre 30.000 y 45.000 bolívares, menos de 250.000 pesos colombianos.
“Esto pasa porque los costos de las licencias de software (que suelen ser en dólares) son muy altos, al igual que el de equipos como las impresoras. En muchos lugares simplemente no ven el diseño como una carrera”, afima Albert Lozada, diseñador gráfico y profesor de Administración de Empresas de Diseño en la Universidad Nueva Esparta, en Caracas. Por su trabajo como docente recibe apenas 19 mil bolívares, unos 120 mil pesos colombianos.
Dibujo tipográfico hecho por Albert Lozada. En este trabajo solo usó la letra "B".
El salario como diseñador tampoco es muy alentador. En una agencia de publicidad pagan entre 30.000 y 45.000 bolívares, un monto que oscila entre los 210.000 y los 240.000 pesos colombianos. Por esta razón muchos buscan trabajos online en países como México, Estados Unidos o Canadá, para obtener un dinero extra y así sobrellevar la crisis, y de paso construir un portafolio internacional.
A pesar de la compleja situación, o gracias a ella, la búsqueda de oportunidades en otras latitudes les ha servido a muchos para consolidar su trabajo. Algunos de los diseñadores venezolanos que han tenido éxito en el exterior son Santiago Pol, reconocido por sus carteles; Álvaro Sotillo, ganador del Premio Gutenberg de Leipzig, el galardón más importante del diseño impreso mundial, y Joaquín Urbina, fundador en Barcelona del colectivo No-Domain y responsable de campañas para MTV, Toyota, Canal +, Heineken y Virgin Mobile, entre otros.
Ilustración hecha por Santiago Pol para el Mundial de Sudáfrica 2010
Actualmente, en medio de la crisis, queda uno que otro espacio de exhibición en donde los diseñadores gráficos muestran sus creaciones y trabajos por encargo. Es el caso de Expo Lado B, una muestra que reúne en un solo lugar las propuestas de arte y publicidad de estudiantes y profesionales.
Venezuela tiene un potencial creativo enorme, pero es tan grave la crisis que ya se está convirtiendo en uno de los principales exportadores mundiales de talento.
“La idea de Expo Lado B es que los creativos se luzcan no solo frente a clientes y agencias, también ante el público en general. Este espacio quiere impulsar a los diseñadores gráficos para que sigan creando, sin ningún tipo de restricción”, explica Nelson Jiménez, uno de los jurados y Vicepresidente Creativo de la agencia publicitaria Nölck Red América.
Pero desafortunadamente este evento no representa ningún ingreso monetario para sus participantes, sino únicamente una vitrina para mostrar su obra.
Diferencias en los ritmos de trabajo
El ritmo de trabajo de un diseñador gráfico en Venezuela suele ser relajado, lo cual no significa que el resultado sea siempre mediocre. El diseñador venezolano acostumbra manejar sus horarios y sus tiempos, por eso es que al llegar a países como Colombia o España puede llevarse una sorpresa. Es es el caso de Daniel Di Zonno, diseñador gráfico y ex profesor de las Universidades Nueva Esparta y Monteávila. “Cuando comencé a trabajar acá, hace dos años, me estrellé contra una pared. De manejar mis horarios y desocuparme antes, pasé a trabajar horas extras, incluso a llevarme trabajo a la casa”, cuenta Daniel.
La competencia es un aspecto crítico tanto en Venezuela como en Colombia. “Si le cobro a un cliente 300 dólares por la elaboracion de un logo, y otro diseñador, con un TSU y sin los mismos años de experiencia, le cobra 50 dólares, el cliente se va por el más barato. No tienen en cuenta la calidad”, dice Daniel.
El país vecino tiene un potencial creativo enorme, pero es tan grave la situación que se vive allí, que se está convirtiendo en uno de los principales exportadores mundiales de talento. A pesar de la coyuntura, hay quienes prefieren quedarse y sobrevivir con sus trabajos mal remunerados.
“No me he ido porque acá estoy en mi ambiente. Si no te sientes conforme donde trabajas las ideas no fluirán igual”, dice Albert.
Con los 11.578 bolívares de salario mínimo que pagan en Venezuela, aproximádamente 69.500 pesos colombianos, a muchos trabajadores de la industria cultural y creativa no les alcanza ni para el arriendo de un apartamento. Esto ha obligado a miles de jóvenes profesionales a continuar viviendo con sus familias, sin contemplar siquiera la posibilidad de independizarse.
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