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Fotos de Abner Wagner

‘Caracas is Burning’: un vistazo a la cultura vogue en Venezuela

Realizado por Abner Wagner, éste corto documental visibiliza el trabajo de la House of Scutaro, la primera y única casa de vogue en la capital venezolana. “El voguing en Caracas no tiene límites de género. No es solo una cosa de reivindicar la maricada ni de perreemos y veámonos perras. Es un esfuerzo conjunto que hacen para desconectarse de lo que es la realidad en Venezuela”.

Julián Guerrero / @elfabety

Cuando en 2018 el artista performático Abner Wagner ganó una residencia internacional con el Avispero Artist Residency para pasar mes y medio en Caracas, no imaginaba que se encontraría en el camino con la House of Scutaro, la única casa de vogue en la ciudad. Aunque el propósito de este paisa era llevar a Caracas su formato de ‘Noches de Cartilla’, un proyecto itinerante de artes vivas a través del cual reflexiona sobre el transformismo, el drag, el cabaret y el streaping como artes escapistas, terminó tomándose la noche caraqueña con un ballroom junto con la House of Scutaro, un esfuerzo que desafió la hostil vida nocturna de esta ciudad.

La investigación sobre la escena creativa queer en Venezuela, que llevó a Abner a conocer las dificultades que viven comunidades como la trans o la drag en el vecino país, tuvo un golpe de suerte cuando dio con esta casa voguera que no sólo es un oasis en medio de una escena debilitada, sino también un contraste con la manera en que el vogue se vive en el mundo. El ballroom, así como algunas de las historias detrás de esta casa voguera y sus integrantes, fueron el material que recogió Abner para la elaboración de un corto documental que tituló Caracas is Burning. Despojada de la situación política del país, aunque reconociendo el contexto en el que viven, esta pieza retrata a los cinco integrantes de la casa en un esfuerzo por dar a conocer su trabajo.

Aunque el vogue se hace en Venezuela desde hace diez años, desde hace tres la House of Scutaro —llamada así en honor al diseñador venezolano Giovanni Scutaro— ocupa el lugar de la única y primera casa de vogue en el país. Liderada por Eric Scutaro, mother y father de la casa, House of Scutaro pretende alcanzar un lugar en la historia del vogue en su país, un baile que, aunque ha pertenecido a la escena queer y la comunidad LGBT, en Venezuela parece tener un norte diferente y es más un contrapeso, como explica Abner, a la compleja cotidianidad que vive el país. El nombre que recibe el documental es el mismo con que la casa bautizó su ballroom, es decir, el espacio físico y conceptual en el que llevan a cabo su baile.

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“En este momento ellos son los únicos que hacen voguing y me interesó mucho porque era un ejercicio escapista. El voguing en Caracas no tiene límites de género. No es solo una cosa de reivindicar la maricada ni de perreemos y veámonos perras, en Caracas no tiene nada que ver con eso. Allá se vincula el chico hetero, el chico gay, la chica de quince años y la chica de veinte. Eso fue lo que yo asocié con el escapismo: es un esfuerzo conjunto que hacen para desconectarse de lo que es la realidad en Venezuela”, dice Abner.

La experiencia del vogue en Venezuela, según cuenta Abner, contrasta mucho con la manera en que se vive en otras partes del mundo, incluida Colombia. Mientras el vogue y el drag se han popularizado lo suficiente para convertirse en espectáculos pagados incluso entre las personas heterosexuales y muchas veces respaldados por la institución, en Venezuela aún es una escena en construcción que apenas sueña con llegar a consolidarse fuera de su círculo.

“En Nueva York tú nunca vas a ver wakersos o vogueros con breakdancers o hip hoppers y aquí [en Colombia] probablemente tampoco porque se ha hecho la construcción de cómo es allá. Pero en Venezuela no pasa esto. Allá están todos juntos y revueltos y ese es el formato que ellos tienen de ballroom”, dice Abner. Codeándose con el breakdance y la escena hip hop, el vogue en Caracas no se afirma desde una diferencia cultural sexual tajante sino que pertenece a un complejo conglomerado de artes escapistas, como lo ve Abner.  

Según cuenta, la cultura en Venezuela es bastante machista, algo que puede verse a través del hecho de que Eric es mother y father al mismo tiempo. Si bien algunos de los integrantes de la casa se reivindican desde la homosexualidad y acuden a Eric como mother (como se da tradicionalmente en las casas), así mismo hay hombres y mujeres en el grupo que no se piensan desde ahí y que ven a Eric como un father en lugar de pensarlo como una figura femenina, elemento que rompe con el esquema tradicional. Según cuenta el mismo Eric, son las personas que llegan a la casa, que han asistido a sus charlas y a sus clases, quienes escogen llamarlo de una manera u otra según sus intereses.

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“La escena queer y LGBT en Venezuela es muy complicada en este momento. La economía, por ejemplo, está por el piso, por lo que muchos jóvenes de la comunidad han optado por la prostitución y han tomado caminos para sobrevivir en este país. Las personas que pertenecen a la comunidad y son cero positivo no han podido obtener sus medicamentos.[UdMO1]  Cada vez se ve más comunidad trans y LGBT viviendo y comiendo en las calles”, cuenta Eric. Sin embargo, a pesar de las dificultades que existen para la comunidad, Eric señala que organizaciones y activistas se han dado a la tarea de brindar orientación en temas como salud y bienestar. Según dice, desde hace unos años, la comunidad sólo ha tenido espacio en las discotecas y en la marcha del orgullo, por lo que hoy se hacen urgentes nuevos escenarios de reflexión y colaboración, los cuales han ido brotando poco a poco.

Durante su residencia, Abner se topó con condiciones que complicaban la vida de la comunidad LGBT y que respondían a la situación política que vive el país. Entre estas circunstancias está el hecho de que Caracas no tiene vida nocturna, algo que, según cuenta, ha afectado la escena queer, así como a toda la sociedad caraqueña, pues la gente ya no tiene espacios para divertirse. Prueba de esto es que los anteriores ballrooms organizados por la House of Scutaro tenían lugar entre las dos y las cinco de la tarde para que la gente pudiera llegar e irse tranquilamente a sus casas.

Sin embargo, el encuentro con la casa y el trabajo que ésta realiza en la ciudad, llevaron a Abner a querer hacer un ballroom con los integrantes aprovechando el tercer aniversario de la casa, un evento que realizaron en la noche. Un taller de espejo y apropiación corporal, la presencia de un DJ estadounidense que entró casi infiltrado a la capital venezolana y que realizó un taller corto de producción musical y puso en ambiente de ballroom, así como la participación de las drag venezolanas Ginger y Arona Baker, son algunos de los recuerdos que dejó esa noche memorable para el vogue en Caracas y uno de los momentos del corto documental.

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Cuenta Abner que al final del evento, que terminó a la media noche, la gente que hizo el esfuerzo por ir hasta el bar tuvo que quedarse a dormir ahí hasta que abrieran el metro, pues representaba un peligro para ellos salir. Las noches se han convertido en un problema para proyectos como la House of Scutaro que, aunque se reúnen para ensayar una vez a la semana en el Teatro Teresa Carreño, los espacios para presentarse son escasos y no tienen un lugar para encontrarse con otras personas de la escena. Sin embargo, a pesar de lo difícil que es la vida nocturna y con ella la consolidación de una escena voguera y queer más popular, esta casa trabaja con las uñas para encontrar un lugar en la historia del vogue venezolano e imponerse en medio de los conflictos.

“La idea del documental era no ahondar en nada del conflicto. Por el contrario, lo que quería era presentarle al mundo a estos cinco chicos y contar un poco cómo funciona ese tema del escapismo. Mostrar cómo ellos, a través de lo que hacen, generan una vía de escape a esa cotidianidad tan pesada que viven”, cuenta Abner. Según dice, entre las conversaciones que tienen los habitantes del vecino país termina siendo imposible no hablar de la situación política y todas las conversaciones se tornan hacia lo mal que se vive en el país, elemento que quería descartar dentro de su narración. 

 

 

“Nosotros a futuro queremos seguir siendo la casa que brinda herramientas a nuevas casas vogue en Venezuela. De un año para acá el vogue en Venezuela se ha dado a conocer muchísimo más. Queremos seguir llevando la voz para que nos sigan conociendo y apoyando”, cuenta Eric. Si la situación política tiene, según algunos, ardiendo a Caracas, también la tienen ardiendo este grupo de vogueros hombres y mujeres que le apuestan a una forma distinta de resistencia. Pensar la actividad de House of Scutaro como un arte que haga frente a la situación política evadiendo su impacto, da cuenta de una apropiación social del arte desde una forma muy natural, como cuenta Abner, pues no se trata de que el arte llega erróneamente a generar una transformación, sino que las mismas personas generan una transformación a través del arte.


Aunque en este momento el documental busca pasar por festivales, Abner proyecta que pronto pueda ser visto en el país. Esté atento a nuestra agenda cultural y espere la fecha de lanzamiento de este documental.

 

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