Reproductividad, economía y rapidez: una breve mirada al esténcil colombiano
“En América tenemos experiencia con la técnica desde la Cueva de las manos en La Patagonia; con Siqueiros que realizó pintadas políticas con el esténcil; con las acciones de las Madres de la Plaza de mayo que en siluetas puestas en las calles reclamaban la aparición con vida de sus hijos en 1982; y en Colombia con la lucha armada y el desplazamiento”.
Si hubo una época compleja en América Latina fue la que abarca la década de los setenta y la de los ochenta. Argentina, Chile o Brasil son apenas algunos de los países que por esos años experimentaron dictaduras militares protagonizadas por autócratas que, haciendo su voluntad, derramaron ríos de sangre en los que muchos de ellos navegaron impunes pregonando y autoproclamándose salvadores de estos territorios en los que la población vivía días llenos de miedo e incertidumbre.
Ante ese panorama desolador, y en medio de un silencio recalcitrante, empezaron a aparecer en las paredes consignas que se hicieron famosas después del mayo francés (1968) como La belleza está en la calle, Información libre, u otras más específicas de acuerdo al caso de cada país, expresando el rechazo hacia aquellas conductas que, respaldadas por los medios de comunicación tradicionales, mantenían ese “orden” del que los ciudadanos se querían desprender pero que a punta de plomo prevalecía. Como resultado, las calles empezaron a hablar y a narrar el dolor de las desapariciones, las torturas y los asesinatos, y a exponer el malestar social producto de todas esas acciones.
Esténcil basado en una frase que usó el dictador argentino Jorge Rafael Videla para referirse a los desaparecidos durante una rueda de prensa. Pieza elaborada por Nazza.
Así, mientras unos iban armados con fusiles, otros se armaban con brochas o latas de aerosol para dejar alguna frase plasmada en los muros que seguramente era censurada, y si pillaban a quien lo había hecho, las consecuencias podían llegar a ser fatales. Casos como Uruguay en el año 1969 o en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, manifiestan la trascendencia de las expresiones callejeras, ya que dichos gobiernos se vieron en la necesidad de instaurar reformas políticas como la denominada Censura mural, para dejar de sentirse directamente atacados por un mensaje transgresor que podía ser simplemente borrado. Era una cuestión de valentía, un trabajo que tenía que hacerse rápido para evitar ser visto. Fue de esa manera que el esténcil se dejó ver como una de las técnicas eficaces para dar a conocer el disgusto y denunciar en la calle, teniendo en cuenta la facilidad que daba para reproducir muchas veces una imagen o una frase, haciendo contrapeso así a la censura.
A la izquierda La cueva de las manos en Argentina y a la derecha la 'Rainha do frango assado' de Vallauri, en Brasil
El esténcil, antes de ser una alternativa para contracomunicar en épocas dictatoriales, tuvo otros valores y usos determinados. Si bien es muy complejo definir con exactitud cuál fue el primer esténcil en Latinoamérica, es claro que el uso de esta técnica es primitivo y se remonta incluso a la Prehistoria. La Cueva de las manos en Argentina o las Cuevas de Altamira en España, son los lugares en los que se estima se produjeron los estarcidos más longevos de la historia hace alrededor de 20.000 años, sin embargo, la apropiación de la técnica desde las dinámicas artísticas es mucho más reciente y data apenas del siglo pasado.
Aunque casi todas las expresiones alrededor del esténcil estaban atravesadas por la realidad política y social que vivían los países a este lado del charco, en 1979 en las calles de Sao Paulo, en Brasil, se empezó a reproducir en los muros una pieza que llamaba la atención: la Rainha do frango assado (reina del pollo asado) que el artista Alex Vallauri pintaba con plantillas y complementaba a mano alzada. Esa es quizás la aproximación más cercana al uso de esténcil como se le conoce hoy por gran parte de la población, una expresión artística y callejera.
A la izquierda muro llevado a cabo en el marco de la realización del documental 'HIJOS de una misma historia'. A la derecha pieza que representa a Graciela Alberti, una joven arquitecta secuestrada en 1980. Intervenciones de Nazza.
“En América tenemos experiencia con la técnica desde la Cueva de las manos en La Patagonia; con [David] Siqueiros, [muralista mexicano] que realizó pintadas políticas con el esténcil e incluso lo utilizó en sus obras artísticas; acciones de las Madres de la Plaza de mayo que en siluetas puestas en las calles reclamaban la aparición con vida de sus hijos en 1982, en Nicaragua en 1979 con la experiencia del Sandinismo y en Colombia con la lucha armada y el desplazamiento (...) La crisis del 2001 en Argentina generó una forma de protesta y comunicación en las paredes que generó colectivos y personas que trabajan hasta hoy con esténcil”, explica Nazza, un argentino que se considera artífice antes que artista y que asegura que las acciones desarrolladas con plantilla en la década de los 90 de HIJOS (Hijas e hijos por la identidad y la justicia, contra el olvido y el silencio) en Buenos Aires, y en Chiapas y Oaxaca con las revueltas populares y la lucha armada del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), son eventos que influenciaron su obra notablemente.
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Históricamente han sido diversos los usos que se le han dado a las plantillas y al esténcil. Dejar una huella como pasaba con los primeros vestigios en las cuevas, con propósitos más decorativos como sucedía con trabajos solicitados por las monarquías europeas, o con fines más cercanos a la publicidad de exteriores, son apenas algunos de los papeles que ha cumplido esta técnica a lo largo de los años.
En la academia también se ha estudiado el tema. Es el caso de Andres Novoa, Doctor en Publicidad y Comunicación y Magíster en Diseño y Semiótica, que actualmente dirige la línea de investigación Lenguajes Urbanos de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y que además ha estudiado de cerca durante los últimos 8 años la práctica del grafiti en todas sus manifestaciones. Para Andrés, la publicidad ha venido estableciendo estrategias que permiten que las prácticas urbanas se conviertan en parte de la cotidianidad de las marcas dentro de la sociedad, algunas llevadas a cabo de manera correcta y otras no tanto. Según él, la proliferación de este tipo de técnicas en medio de ejercicios como la publicidad se debe a que las calles, después de muchos años, se convirtieron en una galería de lo popular gracias a la invaluable labor que desarrollan los artistas urbanos.
Muros realizados en Bogotá por el colectivo Excusado Print System para la campaña de relanzamiento de Pielroja (2007)
“Todo lo que no aparece comúnmente en los medios de comunicación tiende a aparecer en los muros, que son un canal de expresión maravilloso. Los artistas entienden que no necesitan ingresar a las grandes élites para demostrar su talento. El talento está en las calles y está para todos. Es una de las grandes ventajas del arte urbano y es algo que ha permitido que los muros sean un escenario dispuesto para todos”, señala Andrés.
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A Colombia no llegó el bum plantillero como respuesta a los desaciertos políticos de la segunda mitad del siglo como sí sucedió en otros países de América Latina. Acá, en medio de ese panorama bélico latente, fueron otras técnicas o ejercicios artísticos los que dieron cara. En el país, no fue sino hasta los primeros años de la década del 2000 que el esténcil empezó a propagarse en las calles capitalinas, de manera sorpresiva y sin ningún fin político. Según recuerda Vogel, fundador de Orfanato Estudio y ex integrante del Excusado Print System, colectivo pionero en el tema del esténcil colombiano, este parche surgió en el 2003 como un grupo de compañeros de universidad que tenía inquietudes gráficas y que por una u otra razón no encontraba respuesta a esas inquietudes dentro de la escuela de diseño de la Universidad Nacional. Vogel, quien para la época firmaba como Deadbird, conformaba este combo de estudiantes junto a Stinkfish, SaintCat, Ratsonrop y McDonald, aunque este último abandonó el colectivo cuando decidieron empezar a accionar en la calle ya que esta no lo sedujo, como sí ocurrió con los demás.
(Pille también este recorrido por la historia de Orfanato)
Desfase Cuarto Asalto, festival de arte callejero organizado por Excusado. Bogotá (2008)
Así nacieron los Excusado, que se bautizaron de esta manera con la finalidad de hacer contrapeso a un ejercicio editorial interuniversitario llamado Exlibris que le permitía a los estudiantes de diseño probarse en este proyecto que se rotaba para la época en la Feria del Libro. “Si uno llegaba a Exlibris era el proyecto grande dentro de la universidad porque llegaba a diagramar un periódico de verdad. Nosotros nos metimos a ver de qué se trataba y nos pareció super ñoño y dijimos bueno vamos a hacer un proyecto en contra de ese. En parte era como mostrar esa inconformidad que había con la escuela, con un diseño que no estaba realmente actualizado con lo que estaba pasando. De eso iba Excusado”, cuenta Vogel.
El primer esténcil que desarrolló este parche fue el de la camiseta de su equipo, porque en la Nacho en ese momento era muy importante el fútbol y lo practicaban todo el tiempo. En cuanto a ese ejercicio experimental estencilero, Vogel tiene presente que cada uno llegaba siempre con una plantilla nueva casi a diario, generalmente en tamaño carta porque era lo que tenían a la mano y era lo que se podía imprimir fácil en casa o en la tienda del barrio.
Portada de 'Productos desaparecidos' de La Pestilencia, nominada a mejor diseño de empaque en los Grammy Latinos de 2006
“Empezamos a descubrir por ejemplo los velobind, que son las tapas plásticas de los trabajos cuando se mandan a argollar entonces quedaba mucho residuo en tamaño carta y era el formato en el que trabajábamos. Después nos dimos cuenta que podíamos unir varios de esos velobind o conseguir radiografías que eran más grandes, acetatos resistentes que permitieron pensar en esténcil de mayor tamaño —dice Vogel—. Cada uno tenía varias plantillas y después cuando nos dedicábamos a pintar, ya no solo a bombardear sino que nos quedábamos un poco más de tiempo pintando algo más complejo, entendimos que necesitábamos también imágenes más complejas, no solo tamaño carta sino más grandes y de más capas de color”. La visibilidad que adquirieron camellando en las calles los llevó a desarrollar ideas para marcas y a trabajar en proyectos bien interesantes como lo fue la elaboración de la carátula del álbum Productos desaparecidos de La Pestilencia.
Mientras Excusado hacía de las suyas en las calles bogotanas y marcaba un precedente sin saberlo, en la Universidad Nacional también estaba estudiando Artes Plásticas DJLU, quien influenciado, entre otras cosas, por el trabajo de los Excusado, empezó a estudiar y explorar la técnica junto a Santiago Senil y decidió salir a la calle a botar sus primeros trazos de aerosol a través de plantillas de una manera intuitiva en el 2004.
Si bien para comienzos de los 2000 el acceso a internet era limitado, ya existían algunos blogs en donde se referenciaba lo que pasaba a nivel global en cuanto a expresiones artísticas llevadas a la calle. Los blogs eran Ekosystem, Wooster Collective o Stencil Revolution, sitios web que siguen activos al día de hoy pero que en su momento, cuando no existían redes sociales, permitieron que artistas urbanos y escritores de grafiti pudieran mover su material y fue así como se generó esa interacción digital y el reconocimiento de lo que estaba pasando en otros lugares del mundo.
Señalética para un mundo mejor, proyecto al que DJLU le viene camellando hace más de 10 años
DJLU o Juegasiempre, como también le conocen en la movida, un tipo al que el esténcil le permitió romper la idea de que el artista debía tener una virtud y un dominio de la técnica absolutos, ha usado su proyecto para expresar su inconformidad frente a algunos temas de la cotidianidad colombiana y fue así como salió a la luz Señalética para un mundo mejor, una serie de pictogramas que empezó a crear en la universidad cuando quiso salir a comunicar y a denunciar. “Siempre me ha gustado la semiótica, siempre me han gustado las señales, los íconos. Yo era Dj antes de salir a la calle y soy malo dibujando, entonces todo se juntó en este proyecto que quería emitir un mensaje y ese mensaje lo emitía sin necesidad de recurrir al virtuosismo —afirma DJLU—. Básicamente me apropiaba de imágenes que son supremamente genéricas e icónicas que podía conseguir fácil en libros o internet y que estaban desligadas de derechos de autor, que era muy conveniente también. Cogía dos imágenes o a veces tres, era un poco similar al proceso que yo hacía cuando era Dj que era coger dos elementos que estaban ya finalizados y mezclarlos, chocarlos, hibridizarlos, y a partir de ahí se generaba un nuevo producto gráfico y una nueva interpretación”.
Vogel, Nazza y DJLU, coinciden en que la reproductividad, la economía y la rapidez con que se puede elaborar una pieza por medio de una plantilla, son factores importantes y prácticos para quien interviene la calle. “Es una técnica de reproducción serial de bajo costo, lo que hace que sea muy atractivo porque permite que mucha gente que no tiene mayor experiencia en el dibujo pueda participar de ella. Me parece que democratizó no solo en Latinoamérica sino en el mundo, el hecho de poder participar de la calle. A diferencia del grafiti influenciado por el hip hop en donde una de las cosas que más se premia es ser muy diestro y talentoso con el uso de la herramienta, con manejar el aerosol de manera virtuosa, en el esténcil la cosa va por el otro lado, es mucho más democrática. Cualquiera que tenga un cartón y lo quiera cortar puede dispararle aerosol y decir algo, es una de las cosas que más me interesa de la técnica, es lo que me lleva a todavía tenerla incorporada y a seguir pensando muchas de mis imágenes para esténcil”, asegura Vogel.
A la izquierda muro realizado en Sogamoso, Boyaca junto a GreenAmarilla y a la derecha intervención llevada a cabo en la Universidad Distrital en Bogotá
Otra de las caras activas del esténcil colombiano es Podri2, un artista urbano que desde el 2010 ha desarrollado un proyecto en el que el esténcil ha sido la herramienta fundamental para comunicar de una manera alternativa y clara respecto a distintas temáticas de carácter social. Al igual que DJLU, Podri2 intentó en varias ocasiones pintar a mano alzada pero el resultado no era tan pulido, razón por la cual decidió camellar con las plantillas, lo que le permitió hacer cosas más grandes a pesar de que el proceso fuera mucho más complejo. “El aprendizaje fue completamente empírico y han sido muchos errores pero al final los resultados son muy elaborados”, asegura este boyacense Licenciado en Artes Plásticas, y agrega que una de las cosas más comunes que pasan en medio de la práctica del esténcil es que llueva y se mojen las plantillas, algo caótico para quienes se dedican al corte. “Es bien particular ese proceso tan diferente de llegar con las latas a pintar un muro a la fija, en el esténcil es todo un proceso de preproducción y es mucho el cuidado que se debe tener con el material”. Podri2 ve las plantillas además como una gran herramienta pedagógica que, entre otras cosas, permite crear lazos con las comunidades con las que se trabaja.
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Alrededor del esténcil con fines artísticos también se da a menudo una discusión que saca chispas entre los escritores de grafiti: ¿quien utiliza una plantilla para pintar en la calle está haciendo grafiti o arte urbano? Al respecto, DJLU considera que el grafiti y el arte urbano son dos cosas muy distintas y, por lo tanto, quien utiliza una plantilla para intervenir algún spot en la calle está más cercano al arte urbano que al grafiti, este último con elementos más marcados para su ejecución como lo son el estilo, su cercanía al rap, o los códigos cifrados que se manejan entre los escritores. “El grafitero hardcore piensa que el esténcil es una técnica facilista, una técnica que está copiando. Ese prejuicio en Bogotá no existe tanto porque desde hace tiempo, desde inicios de los 2000, han ido surgiendo unos exponentes y unas propuestas de esténcil super válidas e interesantes que han hecho que haya mucha gente que se meta a hacer esténcil y que haya hecho que los grafiteros también entiendan que es una técnica totalmente válida, que tiene sus pros y sus contras y que entrar a enjuiciar sin conocer una técnica no tiene sentido”, dice.
Pintas de DJLU en el centro, en el Sanber y en la Universidad Pedagógica
Lo cierto es que la sencillez con la que se puede desarrollar la técnica del esténcil ha llevado a muchos creadores a hacer parte de las dinámicas de la calle y a apropiarse del espacio público a través de piezas que, desde lo técnico o desde lo conceptual, dicen mucho. Senil, Podri2, Erre, Lesivo, Toxicómano, Hormiga Zángana, Japu, Dexpierte, Carsal, Resiste, el Niño Autista, DJLU, Stinkfish, Tavo Garavato, Manifiesto79, o EmptyBoy, son apenas algunos de los artistas que en el país están sacándole el jugo a una técnica que, además, va a seguir teniendo múltiples funciones como marcar una señal de tránsito o ser la base de un mural de gran formato.