Pirañas Crew: el cardumen que le apuesta a feminizar el espacio público desde el arte urbano
Esta colectiva paisa de mujeres diversas y creativas, busca feminizar el espacio público y enfrentar prácticas machistas que abundan en la escena artística a punta de pintura y sororidad.
La Comuna Seis en Medellín fue el primer lugar que las pirañas rayaron en 2013. La gente se preguntaba quiénes estaban detrás de las acciones, si eran mujeres u hombres, se generó cierta incógnita y fue así como se empezaron a mostrar en las calles, cuenta Liisa Cárdenas Zapata, fundadora de esta colectiva de mujeres artistas.
Luisa, conocida en la movida callejera paisa como Antro o Piraña, cuenta que sus inicios en el mundo del muralismo se remontan a sus estudios de pregrado en la Nacional, en la Facultad de Artes, donde compartió pupitre con algunos artistas reconocidos de esta zona del país como La Plaga o Rarónica. En su afán por dejar huella, Piraña empezó a unir su proyecto académico con su proyecto personal y poco a poco se fue acercando al muralismo, mientras el feminismo le iba marcando el camino.
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Su ejercicio académico reunía el arte erótico, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y otros temas en torno al feminismo. Para este proyecto reunió a varias amigas y compañeras con quienes formó una colectiva llamada Fuerza, que con el tiempo evolucionó a Pirañas Crew, un cardumen interdisciplinario de artistas feministas, grafiteras y muralistas de Medellín.
“El nombre cambió porque Pirañas nos parecía más bacano para grafitear, hacer mural y bombing. Hacíamos performance, instalaciones... pero eso sólo lo veía la mamá de uno. Llegamos al muralismo y al grafiti en el afán de sacarlo a la calle y que la gente nos viera. Unos amigos del barrio nos enseñaron a hacer grafiti”, señala Antro.
Hoy en día y tras ocho años de constancia, ocho mujeres conforman el grupo base de las Pirañas, y al menos quince, en Medellín, Holanda y Estados Unidos, terminan de completar el crew.
La disciplina y hablar de algunos temas que incomodaban a la población las convirtieron en un referente para el año 2016, sin embargo, fue 2017 el año que las marcó y las llevó a movilizarse desde su ejercicio artístico debido al elevado número de feminicidios ocurridos para la época en el área del Valle de Aburrá.
“Nosotras empezamos a ir a marchas y a hacer cosas más grandes. Creamos una jornada feminista en una semana con la gente del barrio, buscamos patrocinios, nos apoyaron varias organziaciones y logramos reunir a 250 personas. Hubo esténcil de las mujeres que habían muerto. Nos acercamos a las familias de las víctimas, hicimos un mural, cantaron mujeres. Al mural le pusimos Girls to the Front (chicas al frente). Desde ahí Pirañas empezó realmente a pintar murales relacionados con los derechos de las mujeres y temas de feminismo”, cuenta Antro.
Además de darle nombre al mural que se hizo en esa juntanza feminista de 2017, Girls To The Front se convirtió en una plataforma que responde a los feminicidios y violencias de género ocurridas en el Valle de Aburrá y el oriente antioqueño, y que partiendo de eso busca cuestionar el papel de la mujer en esta sociedad machista. Girls To The Front es una plataforma digital que articula otras colectivas nacionales e internacionales como Raw Art y La House de Massachusetts, Lengua de mi Barrio y Casa Mía.
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Ese machismo que tiene permeadas todas las esferas sociales no es ajeno a la escena artística. Para Luisa María Rendón Muñoz, quien también hace parte del crew y es conocida como Inocua, esta problemática hace parte de los circuitos artísticos de la ciudad y por eso considera muy necesaria la existencia de parches como el de las Pirañas.
“Este año hemos salido a pintar pero es super fuerte. El mundo del grafiti es muy para los hombres, entonces todavía nosotras nos vemos inmiscuidas en esos problemas. Hemos tenido oportunidad de hacer tomas culturales entre todas y todos pero propuestas de nosotras solas muy pocas. Casi siempre que abren convocatorias las hacen para hombres”, opina Inocua.
Al respecto, Antro agrega que para ella lo que hacen las Pirañas Crew es a todas luces una doble resistencia. “La toma de los espacios es para nosotras un doble resistir y una doble lucha porque nosotras además de ponerle la mirada feminista a los territorios también lo hacemos en la comunidad del grafiti que es tan machista, o sea, estamos dos veces resistiendo”.
Todas coinciden en que en las anécdotas de sus pintadas y murales hay siempre un sinsabor con algún hombre. Ya sea que un jurado masculino menosprecie el trabajo de una colectiva de mujeres o que en la calle algún macho se acerque a tocarlas y sacarse fotos con ellas sin consentimiento.
Este tipo de situaciones ha incentivado a la colectiva a seguir organizándose con el fin de llevar a cabo acciones que permitan no solo dar cuenta de esta problemática sino que además convoquen a más mujeres a movilizarse. Ányela Vanegas, la abogada del crew, actualmente está trabajando en una cartografía en la que documenta los espacios que las Pirañas han conquistado con su arte y también las experiencias (buenas y no tan buenas) que rodean cada pintada.
Así también surgió la idea de crear una escuela de género para mujeres que quieran acercarse al feminismo desde el arte urbano, el grafiti y el muralismo. La Escuela Taller Cardumen, que se encuentra en fase piloto, busca abrir espacios para todas las mujeres que quieren aprender a habitar las calles y reapropiarse del espacio público desde el arte, pero que encuentran barreras como el machismo para incursionar en ello.
“La escuela de género apenas está iniciando. Nosotras nos hemos soñado el cardumen en todas las partes del mundo y la escuela de género la estamos planteando para que tenga un nombre propio: Abre tu valentía”, cuenta Laura Smith, integrante estadounidense que hace parte de las Pirañas desde 2017. “El nombre Abre tu valentía trata de cómo uno puede tener una emoción como la ira y transformarla en valentía. Crear espacios seguros, construir visiones en conjunto, qué es la valentía, qué tipo de valentía requiere feminizar espacios públicos, qué es lo que requiere abrirse a lo colectivo”, agrega.
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Latoya Inés Serna, una mujer trans y artista plástica, que integra esta iniciativa hace casi un año, considera que uno de los factores más importantes de la colectividad es precisamente la posibilidad de construir espacios seguros: “ser cardumen”. Para ella, intervenir el espacio público es en sí mismo un acto que conlleva una carga social y política.
“Nosotras nos pintamos como sirenas, como hadas, como ninfas, y eso refleja la oportunidad de poder estar nosotras mismas en los muros y de darle la oportunidad a todas las mujeres de que estén como nosotras. El personaje femenino está siempre en representación de todas, permitiéndonos estar. Las mujeres podemos y tenemos que estar en la calle y la calle tiene que ser un espacio seguro para todas las que la transitamos. Es democratizar los espacios, exigir a la ciudad que sea más incluyente, que permita fluir las diversidades”, dice Latoya.
El nombre, Pirañas, responde a ese animal marino que muerde, que es fiero y que vive en cardumen. "Es la representación marina del poder de la colectividad y de la fuerza", cuenta Latoya. Sin embargo, ella insiste en que no se trata tampoco de excluir a nadie ni de surcar más en las diferencias que puedan existir entre géneros, sino de reconocer que existen violencias que aquejan a las mujeres, a las mujeres trans, a las personas diversas y a los mismos hombres, que parten todas de las dinámicas patriarcales sobre las cuales se estructura la sociedad.
Esa imagen icónica de las pirañas y de la vida marina marca la línea gráfica del crew. Dice Antro que ellas son “pirañas que evolucionaron a sirenas” y por eso es habitual encontrar estos personajes míticos en sus muros. “Lo que nosotras pintamos es muy acuático, muy de las profundidades del mar. Es un viaje al interior. Nosotras no pintamos casi nada clarito porque pintamos profundidad, nuestro color favorito es el berenjena, el morado casi negro”, cuenta.
Así, mujeres empoderadas, andrógenas y “deconstruidas”, inmersas en paisajes submarinos casi siempre, conforman los universos gráficos que adornan muros en Medellín, Estados Unidos, Ecuador, Brasil y otros territorios a los que las pirañas han llegado con pintura y ganas.
El proceso creativo pasa por la juntanza para la conceptualización, la revisión de los bocetos que generalmente hace Antro, la construcción de símbolos y fortalecimiento del argumento primario. Luego, semanas e incluso meses antes de la pintada, las Pirañas se acercan al muro en cuestión y revisan sus condiciones físicas; si hay que impermeabilizar, lavar, resanar; si tiene dueño, si hay que pedir permiso. Teniendo ese tema listo hacen las cotizaciones necesarias para la ejecución del muro, tarea de la que se encarga Natalia García, quien administra los recursos del crew.
El día de la pintada se reúnen desde las 6 de la mañana y literalmente hasta que no haya más luz, y pasan el día entre pinturas, rodillas y la música que sale de la “parlanta”, que es como bautizaron al bafle que siempre las acompaña. “Nos repartimos las labores. Yo siempre hago los rostros, al background le metemos mucho esfuerzo. Fondeamos y luego puro aerosolao”, dice Piraña.
Según cuenta Laura, más que la gestión artística lo que buscan (y han conseguido) las Pirañas es construir redes más allá de los muros y las fronteras. “Pirañas está cultivando una red, una plataforma que es como una extensión del corazón de todes. Dentro de Pirañas hay mucha sororidad y conexión. Esa sororidad, ese corazón y esos lazos se han ido extendiendo a otros colectivos de mujeres con incidencia en el espacio público. Pirañas ha inspirado la creación de otros colectivos, por ejemplo yo formé uno con el que pintamos en colaboración en Brasil con varias oenegés”, afirma.
Con las chicas de Graffitodas en Chile también han colaborado varias veces y este año, aunque no pudieron asistir al país austral por falta de recursos, dejaron su cuota de manera virtual por medio de un streaming en el que pintaron en vivo. Cuentan que incluso las chilenas se han acercado a ellas para preguntarles por temas administrativos de la colectiva, pues además se destacan por ser muy organizadas en el manejo de los recursos y otras cosas de ese tipo.
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Así, el propósito de las Pirañas es seguir ampliando sus horizontes, pintar el mundo y fortalecer el cardumen de mujeres a sus máximos posibles. Este año esperan seguir pintando y convocando chicas que, como ellas, se sueñen un mundo en el que el arte y la sororidad se conviertan en las herramientas más poderosas para hacerle frente a todas las violencias que la cultura patriarcal impone sobre las mujeres y los cuerpos disidentes.
Crews como el de las Pirañas no sólo son importantes en la medida que hacen frente al problema del machismo presente en los circuitos del arte urbano y especialmente en la calle, sino que también aportan a la visibilización de estas problemáticas abriendo caminos de reflexión que permitan reconstruir estos ecosistemas.
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