Ud se encuentra aquí INICIO Ciudadunder De Latinoamerica Europa Asi Es El Trainwriting
Pintada en India de CMS

De Latinoamérica a Europa: así es el ‘trainwriting’

Desde su nacimiento en Nueva York hace más de 40 años, esta práctica, la más parada del grafiti vandal, se ha esparcido por todo el mundo, siendo los trenes de Alemania, Francia y otros países europeos los más apetecidos. En nuestro continente, a pesar de no tener la misma cantidad de vías ferroviarias, también hay crews “treneros” que se exponen en otros países con sus arriesgadas misiones.

Andrés J. López / @vicclon

El accidente ocurrido en la madrugada del pasado 22 de julio, en las vías del metro de Medellín, causó la muerte de tres miembros de VSK y enlutó al grafiti nacional. Cada día aparece alguna pared con un homenaje nuevo a SuberShukSkill por parte de muralistas y colegas vandal, quienes compartieron con ellos en varias pintadas o los respetaban por su habilidad para treparse en casas, vallas, edificios y, como en este caso, arriesgarse a pintar un metro o un tren. Este tipo de incursiones en los vehículos ferroviarios, llamada trainwriting o escritura en trenes, es la expresión máxima para prácticamente cualquier escritor vandal, partiendo del hecho de que muchos no pueden hacerlo porque en sus países ni siquiera existe esta forma de transporte.

El suceso hizo que todos los medios, incluso los que nunca habían tocado el tema del grafiti, se volcarán a averiguar más sobre lo ocurrido. Decenas de artículos aparecieron con rumores acerca de quiénes eran los miembros de VSK, cómo fue el accidente, las pintadas en los edificios, etc., pero ninguno se enfocó en mostrar la movida de pintar trenes, su historia, contar por qué alguien decide meterse a escondidas en las vías para dejar un rayón o una pieza elaborada en un vagón y el impacto que esto puede tener en el público en general o en la propia escena.

img_9106.jpg

​Pintada de VSK en el metro de Medellín.

 

 

La cuna del trainwriting es el Nueva York de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, cuando la competencia en la calles llevó a los distintos exponentes a buscar nuevos spots para rayar. Con el tiempo, la única opción restante eran los metros. Una de las figuras más recordadas de esos años es Dondi White, quien tomó este vehículo para hacer whole cars (vagones  completos) con su nombre y personajes, que después se paseaban por la Gran Manzana, dejando atónitos a los más conservadores y a los que en ese momento ni habían soñado con hacer una pintada de tal calibre. Su creciente popularidad, más la de parches como The Death Squad (TDS),atrajo a más writers y a los fotógrafos Martha CooperHenry Chalfant, quienes se las ingeniaron para integrarse en los crews y ser testigos de las pintadas clandestinas. Hoy, este par de estadounidenses es ampliamente recordado por su libro Subway Art (1984). Por su cuenta, Cooper ha lanzado, entre otros, R.I.P.: New York Spraycan Memorials (1994) y Tag Town (2007). Chalfant también ha publicado Spraycan Art (1987) y Training Days: The Subway Artists Then and Now (2014).

subway-art.jpg

tag_town.jpg

training-days.jpg

Un año antes de la publicación de Subway Art, el director Charlie Ahearn lanzó Wild Style, la primera película de hip hop que mostró la escena emergente en Nueva York. En el film, considerado un clásico y un pilar del movimiento, aparecieron futuras leyendas como DJ Grandmaster Flash (pionero del tornamesismo y miembro de Grandmaster Flash and the Furious Five) y el grupo de música y breakdance Rock Steady Crew. También estuvieron los grafiteros de origen latino Lee Quiñones (Puerto Rico) y Lady Pink (Ecuador) pintando trenes. Las copias en VHS no tardaron en esparcirse por todo el mundo y a finales de los ochenta el boom se mudó de Estados Unidos a otras latitudes como Europa, un continente muy bien conectado por su sistema de trenes.

 

La facilidad para moverse en tren por el Viejo Continente, además de la cantidad de vehículos de este tipo que existen, han convertido a Europa en el sitio predilecto para writers de todo el mundo. A finales de los ochenta y comienzos de los noventa, nombres como Zebster (Alemania) ayudaron a impulsar las pintadas clandestinas en trenes. Él, además, fundó en 1990 la revista On the Run, enfocada en mostrar fotos de trainwritings en Europa. Durante toda esa década, los trabajos se multiplicaron y en 1999 salió Dirty Handz 1: Destruction of Paris City. Este video recopilatorio de trenes pintados fue la primera parte de una trilogía en la que participaron crews como SDKWUFCFMKT?CCLM 156, entre otros. La segunda parte incluye más pintadas en Francia y en la última hay acciones en Londres, Estocolmo, París, Copenhague, Hamburgo, Berlín, Múnich y Nueva York.

 

A diferencia de lo que sucede en Europa, en Latinoamérica las pintadas se hacen con otro fin. “Esto [Suramérica] no es Europa. No tenemos tantas oportunidades para convertirnos en lo que queremos ser, simplemente nos volvemos un producto de la economía. Hoy en día nos aprovechamos de esto y le entregamos nuestro mensaje a la sociedad, demostrando que el sistema no es efectivo, que podemos romper sus murallas”, le comentó un miembro del crew “trenero” Afules, de Chile, al programa web La Pintura, que en cuatro episodios habló sobre la escena clandestina en países como Argentina y Uruguay. Y es que para los dedicados a esto lo importante no es tanto la calidad o la belleza de la pieza sino la acción. Tampoco lo hacen para presumirlo en redes y la gran mayoría de fotos o videos quedan en sus archivos personales, varias veces por seguridad y para evitar ser capturados por las autoridades. Por eso conseguir testimonios de salidas no es tan sencillo, además que no solo quieren impresionar a los usuarios del tren, sino dejar a otros grafiteros con la incógnita de cómo hizo el autor para violar el sistema de vigilancia y obtener el tiempo para rayar. En el caso del venezolano Daos, él se ha atrevido a subir videos en primera persona de misiones fallidas.

 

(También puede interesarle ‘Teur solo hacía un grafiti: memoria y justicia por el grafitero colombiano asesinado en Argentina’)

 

 

En cuanto a Colombia, la poca cantidad de trenes impide que exista una movida “trenera”, sin embargo los pocos que hay han sido pintados en diversas ocasiones. Es complicado decir con exactitud quién fue el primero en rayar un tren, pero hay varios antecedentes: Ospen pintó un vagón en la vía férrea por la Zona Industrial que iba desde la estación de la Sabana hasta Mosquera; Caz DosEcks dejaron su huella en el tren de la Sabana en 2005 y Cam asegura haber hecho lo mismo en 2008. El trabajo más aceptado, y considerado por muchos como el primero, fue el que hicieron EdgeSaksStope en 2011 también en este tren capitalino. Fue el primer end-to-end (vagón pintado de un extremo al otro) del país y alcanzó a rodar antes de que lo limpiaran.

 

El único metro de Colombia, el de Medellín, es considerado el orgullo de Antioquia, por lo cual es custodiado con bastante recelo. Esas medidas no lo han salvado de haber sido lienzo para escritores en varias ocasiones. En 2012, los medios reportaron un caso de pintada, pero las que más tuvieron repercusión fueron las de enero de 2014 y marzo de 2016. Esto hablando de pintadas que salieron a la luz pública, porque el personal del metro varias veces ha reportado intentos fallidos o que se borran de inmediato.

2014.jpg

2016.jpg

Pintadas en el metro de Medell[in de 2014 y 2016, respectivamente.

 

 

¿Cómo hacen los escritores para meterse a un medio tan vigilado? Los primeros intentos, por lo general, suelen ser improvisados y pueden salir bien o mal. Un cara o sello. Luego, los planes son más estudiados, como comenta Tomás, miembro del crew venezolano UDS. “Al tener una pintada pierdes el miedo y también te informas o buscas otras maneras para entrar. En la segunda misión [en el metro de Caracas] vimos una puerta en una de las estaciones; era de las últimas de cada línea y que suelen ser las mejores para estas cosas. Descubrimos cómo pasarla y ya adentro lo haces o lo haces. Otra vez que no lo logré me vio el chofer, pero no me dijo nada porque no tenía actitud de huir y además yo tenía un traje de obrero y un carné falso. Le dije que iba a tomar unas fotos para instalar unas luces y solo me dijo que pidiera permiso. Luego me devolví y nada pasó a mayores”.

Caz Dos, miembro de MDC, recuerda una pintada que hizo en 2008 con ZoéCeroMakotoYurika y Ecks. “Zoé, un escritor, nos habló de un tren parqueado en Tunja que ya habían pintado él y otras personas. Esa misma noche conseguimos pintura, juntamos unos ahorros y nos fuimos de una para allá. Al llegar, estudiamos y vigilamos todo el movimiento de seguridad desde unas ruinas próximas a la estación y ya en la madrugada empezamos a pintar en grupos de dos. Cada uno pintó un vagón entero. A las seis de la mañana, cuando amaneció, fuimos a tomar las fotos y tomamos un bus de regreso a nuestras casas".

caz.jpeg

Foto cortesía de Caz Dos. 

 

 

Después de pintar los vehículos locales, el reto de estos grafiteros latinoamericanos es adentrarse en los sistemas más vigilados, por lo cual muchos empiezan a viajar a otros países. A comienzos de 2009, Cam se encontraba en Concepción, Chile, junto a dos miembros del crew ABM. Durante un recorrido, vieron un tren a través de una reja y sin pensarlo mucho la treparon y se apresuraron para pintarlo. Mientras hacían esto, vieron que unos vigilantes se les acercaron para espantarlos. El parche quiso finalizar sus piezas, entonces, en vez de salir corriendo, hicieron relevos y mientras uno seguía pintando, los otros dos se les acercaron a los guardias para lanzarles piedras, palos y madrazos. La respuesta por parte del personal del tren fue la misma. Así continuaron hasta que los tres terminaron y luego sí se fueron por donde habían entrado, con la satisfacción de haber coronado el tren. De esa misión exitosa quedó una foto.

cam-2.jpg

​Foto cortesía de Cam.

 

 

Esta imagen la donó Cam para la exposición Metales. Memorias inéditas, organizada el pasado julio en Galería Serie 5 y que contó con imágenes nunca antes publicadas de pintadas en trenes alrededor del mundo de crews como APCAECUDSVACKAVSS2C346CMSCaribes, entre otros. Fue el primer evento de este tipo que se hizo, con una respuesta tan grande que el día de la inauguración cientos de personas hicieron fila en las afueras del lugar y en la acera del frente para poder entrar. Varios no lo lograron.

Otros intentos han terminado en penalizaciones y accidentes fatales. En abril de este año, los españoles OrusSen/Jabato y Tate/Asia fueron detenidos por pintar el metro de Nueva York y sancionados con una multa de $13.000 dólares. Luego, en junio, KbagTrip y Lover fueron arrollados por un tren mientras pintaban en una estación en Brixton, al sureste de Londres. En Portugal hubo un caso similar en diciembre de 2015, cuando GomaMolas y Dep quisieron pintar un vagón de un tren en una estación cercana a Oporto pero, según una nota de El País, el revisor del vehículo los enfrentó con un extintor y al tratar de esquivar la espuma, los grafiteros terminaron en otra vía y los estrelló un tren que no paraba en esa estación.

 

***

 

En Latinoamérica, uno de los parches más respetados del trainwriting es Caribes, de Venezuela. El crew, que con este nombre lleva 10 años pero desde hace unos 14 viene pintando, tenía conocimiento de que Daos había dejado su huella en el vehículo que durante mucho tiempo fue un símbolo de limpieza, orden y era más eficiente que cualquier otro medio del país. Hace diez años, un par de meses después de la pintada de Daos, también hicieron lo suyo y pintaron un whole car porque no querían que un extranjero se les adelantara.

De ahí se fueron a otros países de la región como Argentina, México, Puerto Rico, Costa Rica, Perú y Brasil. Con todos estos trenes ya pintados, el próximo objetivo era Europa, donde la movida es muy distinta a la latinoamericana: allá hay personas entrenadas exclusivamente para atrapar trainwriters y destinan un presupuesto para la limpieza de grafitis en el sistema de trenes y metros. Según un artículo de 2011 de Der Spiegel, la revista más importante de Alemania, solo en Berlín se gastaron €670.000 anuales (unos $2.278.000.000 pesos) para borrar los trabajos de más de 100 grafiteros que ingresaban al sistema de la ciudad. “[La Autoridad de Transporte de Berlín] intenta sacar los trenes deteriorados de operación lo antes posible para negarle a los ‘rociadores’ la satisfacción de ver su trabajo o aumentar la fama entre sus compañeros”, escribió el medio.

buenos_aires_argentina.jpg

Pintada en Buenos Aires. Foto cortesía de Caribes.

 

 

“América del Sur es muy diferente a Europa porque los problemas de delincuencia e inseguridad en nuestra región son más prioritarios, por eso al llegar a Europa tuvimos que adaptarnos a situaciones de paranoia y persecución a las cuales no estábamos acostumbrados —comenta la gente de Caribes—. Acá debes guardar el disco duro en otro lugar, no salir a la calle con fotos, borrar las huellas dactilares de las latas y ni siquiera puedes escupir al suelo porque pueden tomar tu ADN y buscarte”. Además, la totalidad de trenes se pintan todo el tiempo, lo que hace bastante complicado encontrar nuevos sitios. Todo esto es de manera general, pues ellos dicen que así como hay algunos sistemas bastante complicados, como el de Finlandia, otros se pueden pintar hasta tres veces al día, como el de Atenas, la capital griega. También agregan que eso no garantiza que en América del Sur todo sea más sencillo, pues acá se enfrentan a la delincuencia o a policías corruptos que les quieren sacar plata o amenazarlos. Con todo esto, Caribes se ha dado el lujo de salir a Italia, Suiza, Suecia, Dinamarca, Noruega, Inglaterra, España, Portugal, Francia, Austria, Holanda, Bélgica, Rusia, Japón, Marruecos, India y Egipto, entre otros países.

atenas_grecia.jpg

san_francisco_eeuu.jpg

Pintadas en Atenas y San Francisco, respectivamente. Fotos cortesía de Caribes.

 

 

El trainwriting se ha convertido en un fin para más grafiteros. “Puedes tener tu tiempo y ser bueno en la calle, pero aunque no seas el mejor debes mostrar que das la pelea y para eso tienes que pintar trenes. Así compites a otro nivel”, dice Tomás. La vigilancia a trenes y metros de todo el mundo se intensifica cada vez más, pero así mismo se las ingenian cientos de exponentes para dejar su marca en vagones, ventanas o trenes completos para al final llevarse alguna foto que guardarán con recelo.

Los grafiteros “treneros” siempre mantendrán viva la esencia del grafiti; ahora, cuando ya todo está pintado, recurren como hace cuatro décadas a buscar spots vírgenes en los vagones. Es una lotería, pues por más planificación que haya nunca se sabrá cuándo será la última vez, pero la satisfacción de coronar la misión y entrar a ese grupo tan selecto hace que valga la pena arriesgarlo todo.

 

Comentar con facebook

contenido relacionado