Reactivar la Candelaria: la lección del Festival Centro 2020
A pesar de que mucha de la movida alternativa local se ha asentado en espacios como Chapinero, el centro de la ciudad sigue siendo uno de los escenarios culturales más relevantes a los que, sin duda, debemos volver los bogotanos. Así lo demostró la más reciente edición de este festival organizado por la FUGA y la Administración Distrital.
Hace tiempo que la movida alternativa de la ciudad le dio la espalda al centro de Bogotá. A pesar de que no ha dejado de ser uno de los puntos más importantes del flujo cultural capitalino, espacios como Chapinero o Teusaquillo se han consolidado como territorios musicales y sus públicos muy rara vez se desplazan hasta escenarios como la Candelaria.
Sin embargo, la semana pasada el centro de Bogotá celebró la edición número 11 del Festival Centro, una de las apuestas anuales más relevantes que buscan reactivar el centro de la ciudad como escenario cultural para los capitalinos. Entre el 23 y el 26 de enero 13 proyectos musicales locales e internacionales se presentaron con apuestas innovadoras. Organizado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño-FUGA y la Administración Distrital, el Festival Centro reunió a más de 2.500 personas entre sus conciertos y franja académica.
Artistas nacionales como Nicolás y los Fumadores, TSH Sudaca, Estrellas del Caribe e internacionales como el grupo chileno RUBIO, Camila Moreno o Mateo Kingman pusieron a cantar y bailar a los asistentes a los diferentes conciertos que se llevaron a cabo en el Muelle de la FUGA y el Teatro el Dorado.
Después de once ediciones, el Festival Centro sigue trabajando por la consolidación del centro de Bogotá como un foco de creación y transformación del espacio a través la cultura, un esfuerzo que también se da en favor de poner a circular nuevos proyectos de artistas independientes.
“Normalmente cuando vamos al centro es porque nos toca. Yo tenía tiempo de no ir en plan de parchar y me pareció chévere como lo tienen arreglado. De alguna u otra forma le dan a uno más ganas de parchar allá”, comenta Nicolás Correa de Nicolás y los Fumadores, una de las bandas más relevantes de la escena local. Aunque personas de diferentes regiones viajaron para participar en los conciertos y eventos académicos, lo cierto es que el festival fue también la oportunidad para reconectar a los bogotanos con el centro de la ciudad y a éste con los proyectos musicales más recientes.
Catalina Ceballos, directora de la maestría en Gestión Cultural de la EAN (institución que se encargó de la programación académica del festival) señala que encontraron la oportunidad de hablar de movilizaciones sociales y artistas en el contexto del Paro Nacional, uno de los puntos más importantes de la agenda nacional actual. “Cuando pensamos en lo de movilizaciones sociales era básicamente porque es un tema que es actual. Ahora bien, a mi manera de ver hay mucha marcha y poca reflexión. Por eso mismo decidí que era oportuno y en efecto creo que se logró oír a los que han estado activos desde distintas orillas”, dice Ceballos.
Charlas en torno a la producción de eventos, periodismo y curaduría musical en la industria actual fueron temas que también se tocaron en esta franja académica que reunió a más de 200 personas de diferentes localidades y regiones alrededor de paneles, talleres y conversatorios. Personas interesadas viajaron desde la Guajira o Putumayo para mejorar sus conocimientos en producción durante estas jornadas gratuitas y de auditorios llenos.
“En el sector veo ese afán de muchas personas de ‘hacer producción’ sin embargo desconocen que, si bien es un oficio que en Colombia aún es empírico, es absolutamente formal, con responsabilidades enormes sobre públicos asistentes. No se trata solo de hacer eventos”, agrega Catalina.
Por su parte Eddy Gómez, directora de proyectos de Llorona Records y parte del comité curatorial del festival, rescata la importancia de ocupar el centro de la ciudad para llevar a cabo estos eventos. “Yo creo que los centros de las ciudades son epicentros culturales por naturaleza, es donde se ve reflejado lo bueno y lo malo de una ciudad. Creo que reactivar el centro como escenario es fundamental porque nos caracteriza como bogotanos con la diversidad y eclecticismo que representa”, dice.
Resalta Eddy que, además de llevarnos a conocer nuevos mundos, la música nos permite colonizar espacios a los que antes no habían llegado el arte y la cultura. Entre estos ejercicios que han resignificado espacios a través de la música está el ejemplo de la Milla, la calle aledaña al antiguo Bronx que desde hace dos años ha sabido acoger a los bogotanos en conciertos gratuitos y con artistas de la talla del Systema Solar o Rubén Albarrán. Si bien éste no es el caso de la Candelaria, que desde siempre ha sido un escenario cultural, es una invitación para que públicos y creadores comiencen habitar nuevos espacios.
El Festival Centro es una apuesta por que los bogotanos reconozcamos al centro como un eje de la cultura bogotana que, a pesar de la sensación de inseguridad y dificultades en el transporte, no deja de ofrecer un catálogo cultural amplio y diverso. Si bien es la misma escena asentada en Chapinero la que por unos días se desplaza con su público y sus bandas al centro para luego volver a su nicho, la lección está en reactivar estos espacios para nuevamente hacer del centro un espacio vibrante que tenga retos y ventajas diferentes en formación de públicos y espacios para circular nuevos proyectos durante todo el año.