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La bici como aula: un diplomado ambiental en dos ruedas

Con más de 300 personas inscritas, la tercera edición del Diplomado Ambiental en Bici busca generar conciencia y apropiación de los humedales, páramos y reservas de la capital. A través de una propuesta comunitaria y autogestionada, esta iniciativa del bogotano Camilo Julio, pretende hacerle frente a un modelo de ciudad que deja sin espacio a los ecosistemas naturales.

Julián Guerrero

Mientras Enrique Peñalosa sigue haciendo de las suyas con el medio ambiente de Bogotá y Europa envía a rodar sus buses viejos a nuestra alegre ciudad, un grupo de ambientalistas planea un Diplomado Ambiental en Bici para que los participantes fortalezcan sus conocimientos sobre protección del medio ambiente. La idea desarrollada por el bogotano Camilo Andrés Julio busca hacerles frente a políticas públicas que cada vez son menos sostenibles.

Cansado de las formas tradicionales de educación ambiental, en las cuales las personas visitan los ecosistemas y aprenden términos técnicos sin que puedan conectarse con el espacio, Camilo decidió desarrollar un proyecto dinámico que junta sus dos pasiones: el ciclismo urbano (que practica desde hace cinco años) y los procesos de educación ambiental. Es su manera de plantear un acercamiento diferente a estos espacios, muchas veces aislados de la ciudadanía.

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“Un aula ambiental puede ser un espacio físico, puede ser un territorio, pero también puede ser una estrategia de educación ambiental. A partir de este concepto decidimos convertir la bicicleta en un aula, principalmente porque a través de la bicicleta podemos acceder más fácil a los ecosistemas, pero además porque la bicicleta relaciona los territorios urbanos con los territorios ambientales”, dice Camilo.

El diplomado, que surgió como proyecto de la maestría de Camilo en Pedagogía Ambiental de la Universidad Pedagógica, cuenta con 10 sesiones que comienzan el próximo 4 de agosto y en las que se realizarán recorridos por lugares como el Humedal Jaboque, la Reserva Thomas Van der Hammen, la Quebrada San Francisco o el Páramo de Sumapaz. Bajo el título ‘Conflictos ambientales y Buen Vivir en Bogotá’, el diplomado pretende acercar a un público experto y no experto a los ecosistemas que rodean la ciudad para que, como en años anteriores, estos activen sus propias iniciativas ambientales o se vinculen a otros proyectos.

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Este año, Camilo unió fuerzas con Sabina Rodríguez van der Hammen, activista ambiental y nieta de Thomas van der Hammen, quien está detrás de la defensa de la reserva, en la cual ya se han realizado sesiones anteriores del diplomado. “Es muy poderoso ver cómo se combinan distintas ciudadanías y se fortalecen los procesos ambientales. Justamente este año queremos hacer algo distinto y no hacer las sesiones en cada ecosistema, sino fortalecer todo el movimiento ambiental que hay alrededor de estos, que fue lo que pasó con la reserva en la versión anterior”, comenta Sabina. Para ella, este tipo de actividades ayudan a formar un tejido que fortalece lo ambiental desde los distintos temas que trabaja la ciudadanía. 

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Para esta edición, las charlas estarán a cargo del proceso ambiental que está liderando la protección de cada ecosistema, orden que permitirá fortalecer cada uno de los procesos, acercar gente nueva al territorio y sus procesos ambientales y tejer vínculos entre todos. La selección de los territorios a visitar, por otro lado, no es arbitraria, sino que responde al interés de hacer visibles las problemáticas del modelo de ciudad que existe actualmente.

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“Hay ecosistemas que nos pueden mostrar uno de los conflictos ambientales que vive hoy el modelo de ciudad en Bogotá y que se ha venido desarrollando durante décadas. Es un modelo de ciudad que prioriza la expansión urbana, que prioriza el uso del automóvil, la construcción de urbanizaciones, dejando sin espacio a los ecosistemas. Cada uno de estos espacios es como una lupa de ese conflicto ambiental y nos va a dar una nueva mirada sobre los problemas de la ciudad”, comenta Camilo.

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Autogestionado y comunitario, este diplomado es una apuesta de la ciudadanía por formar identidad y comunidad hacia los ecosistema, y a la vez plantarles cara a proyectos urbanísticos que pretenden acabar con los ecosistemas. Para lograr los objetivos, cuenta Camilo, el diplomado es riguroso y sus asistentes deben responder con distintos compromisos académicos, tales como la entrega de una muestra artística de uno de los ecosistemas, un artículo científico o una acción en defensa de los espacios visitados.

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 “Yo creo que el modelo de ciudad es el conflicto más grande, en últimas ese modelo termina afectando cada uno de los ecosistemas de una manera distinta. Sin embargo, algo que si viene creciendo en Bogotá y que buscamos incentivar cada vez más son los proceso ambientales, porque donde hay más fuerza y se escucha más es donde hay más ciudadanía activa alrededor de ese ecosistema, y la única manera de sumar más gente es llevándolos a conocer esa realidad para que se vuelvan también actores de defensa de ese territorio”, comenta Sabina a propósito de los retos que ve.

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Para Camilo, que lleva ocho años de trabajo ambiental, Bogotá tiene un gran potencial de turismo ecológico y vale la pena generar conciencia entre sus ciudadanos para poder dar vía libre a esta experiencia. A pesar de los esfuerzos de la Alcaldía por desarrollar un modelo de ciudad que no tiene en cuenta estos espacios, lo cierto es que aún hay ciudadanos que quieren apropiarse de los ecosistemas y cada vez más personas en pie de lucha para protegerlos.

El diplomado, para los que ya se inscribieron, arrancará el próximo sábado 4 de agosto a las 9 a.m. en el Centro Empresarial y Recreativo “El Cubo” de Colsubsidio (Carrera 30 con Calle 52). Desde allí, se hará un recorrido por el Humedal Jaboque, en la localidad de Engativá.

 

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