El paso de la Fundación Cartel Urbano por el Mercado de Industrias Creativas de Brasil (MICBR)

Durante la primera semana de noviembre, la Fundación Cartel Urbano tuvo la oportunidad de participar en el Mercado de Industrias Creativas (MICBR) que se celebró en Sao Paulo, Brasil, ciudad que recibió una delegación de 115 personas conformada por el Ministerio de Cultura. Esta fue la tercera edición que se realizó de este evento, fundado en 2014 bajo el nombre de MICSUR en el seno de UNASUR, organización establecida en 2008 para afianzar la integración latinoamericana en momentos en que el péndulo político del continente estaba en la izquierda. En ese entonces, MICSUR apareció como una apuesta por el crecimiento y sostenibilidad de las industrias culturales y creativas a partir del establecimiento de un mercado cultural y creativo que contara con la participación de creadores, instituciones, emprendedores y otros actores del sector.

Después de las ediciones que se llevaron a cabo en Mar del Plata, Argentina, en 2014 y en Bogotá, en 2016, la aparición de un nuevo panorama político en nuestro continente (la desintegración de UNASUR y un giro hacía las políticas de derecha en varios países), obligó a que las buenas intenciones con las que se había lanzado MICSUR quedaran debilitadas para 2018. Así, el gobierno brasileño, en su condición de anfitrión, debió replantear los objetivos del mercado y los enfocó en la internacionalización de los productos culturales nacionales, quitándole fuerza y recursos a la intención inicial de integración latinoamericana de MICSUR.

Esto se evidenció no solo en el cambio de nombre —de MICSUR a MICBR— sino en el desarrollo del encuentro, que además de enfocarse en proyectos brasileños, tuvo como grandes ausentes a los creadores y agentes culturales de Bolivia y Venezuela. Muchos de los creadores latinoamericanos que llegaron a MICBR añoraron lo ocurrido dos años atrás en Bogotá, donde se cumplió de manera más que satisfactoria con las expectativas de los diferentes ministerios de cultura, oficinas públicas de comercio exterior, funcionarios, emprendedores y artistas de los diez países del continente, que para dicho encuentro se entendió como un mercado integrado. Después de Brasil, los actores culturales ven con incertidumbre la próxima edición a realizarse en Chile, pues no es claro si se retomará la utopía de integración latinoamericana o se continuará con las dinámicas comerciales, que no terminan de entender las particularidades de un sector cuya materia prima está en la sensibilidad y las emociones de los creadores.

Ajeno a esta coyuntura política, el Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura convocó a emprendedores, creadores, periodistas e instituciones para conformar la delegación colombiana, integrada por diez sectores de las industrias culturales y creativas: audiovisual, editorial, música, artes escénicas, animación y videojuegos, artes visuales, gastronomía y diseño de modas, industrial y gráfico. Todos los participantes tuvieron la oportunidad de ofrecer sus servicios y productos artísticos a compradores, no solo de los países participantes, sino también de otros como Portugal, España, México o Estados Unidos.

La metodología escogida para la generación de nuevas relaciones comerciales fueron las ruedas de negocios, que durante veinte minutos les sirvieron a los exponentes para mostrar sus mejores cartas y cautivar a sus interlocutores. Durante cuatro días se dieron cerca de 3.000 reuniones, que podrían generar negocios hasta por diez millones de dólares. Pero más allá de los números, en el sector cultural los proyectos y negocios se generan a partir largos procesos de construcción de confianza, siendo estos encuentros el primer paso para conocer otros proyectos que, en caso de compartir intenciones y valores, puedan derivar en co-creaciones sostenibles.

Ante esto, la invitación de la Fundación Cartel Urbano es a que las instituciones responsables del dinamismo y la buena salud del sector incluyan nuevos indicadores, pues si bien el espacio de encuentro es importante y necesario, el monto de los negocios cerrados no debe ser la única forma de medir el éxito. Desde nuestra óptica, en estos eventos se articulan iniciativas transnacionales en todos los sectores, que con el tiempo serán negocios sostenibles y generadores de empleo, aunque no hayan firmado un solo contrato en la maratónica dinámica propuesta por MICBR. Los proyectos culturales se hacen entre pares, entre aquellos que están en la misma lucha y defienden los mismos valores y con los que es fácil encontrarse en una plaza, en un concierto o un bar, consumiendo cultura. Para nosotros, el reto que se viene es mantener vivas las redes que se tejen y llevar a buen término eso que bien sabemos hacer quienes trabajamos en esto: soñar y, para permanecer, soñar en colectivo.

MICBR también fue el marco ideal para que Adriana González Hassig, directora del Grupo de Emprendimiento Cultural, presentara la política integral de la economía creativa —economía naranja— y aclarara dudas a los emprendedores colombianos que miramos con inquietudes el proceso. La funcionaria hizo una extensa y muy detallada explicación de lo que hoy está en el papel y se quiere implementar como política pública durante el gobierno de Iván Duque, la adaptación de lo planteado en el libro que el hoy presidente escribió junto al economista Felipe Buitrago en su paso por el Banco Interamericano de Desarrollo: La Economía Naranja: una oportunidad infinita a la realidad de las instituciones colombianas.

Otro aspecto a resaltar de la presencia colombiana en Brasil fueron los showcases del Sexteto Tabalá y Sello Indio, la presentación del grupo de danza de los Jóvenes Creadores del Chocó, Revolución Pazcifica, y su obra Bailes de resistencia y el proyecto de moda Todo Lo que No Tejí de Nicolás Rivero, miembro de la marca A New Cross. En cada uno de estos creadores se percibió la riqueza cultural de un país diverso, que encuentra en las expresiones de sus ciudadanos más comunes y en la sabiduría de los abuelos del pueblo o del barrio, un atenuante a los problemas de violencia y desigualdad.

En cuanto a la experiencia particular de la Fundación Cartel Urbano, el paso por MICBR se materializó en la adquisición de herramientas de aprendizaje y generación de conocimiento para fortalecer sus dos principales iniciativas: Creadores Criollos y Nación Creativa.

Esta última, ideada junto a la Fábrica de Medios de Chile, un proyecto con el cual compartimos ideas a la hora de generar contenidos sobre creadores, fue presentada en conjunto en MICBR. Con la plataforma Nación Creativa la intención es estimular la co-creación y el trabajo colaborativo entre artistas, creadores y emprendedores de las industrias creativas y culturales. Además, logramos conectarnos con más de veintiún emprendedores, de siete países, y que se mostraron interesados en integrar nuestras redes y participar del proceso de Nación Creativa.

Con esta plataforma queremos derribar fronteras reales e imaginarias a partir de la construcción colectiva de un sentido de identidad latinoamericana. Con esta unión, logramos una audiencia cercana a las 500.000 personas en Latinoamérica, que ven en nosotros una clara diferencia con cualquier otro programa: la cercanía con los creadores y artistas. Para 2019, invitaremos a creadores, emprendedores culturales e instituciones multilaterales a vincularse, para que esta plataforma se convierta en el generador de proyectos creativos colaborativos de la región. Este proyecto reitera esa idea con la cual aterrizamos en MICBR: los procesos entre creadores son resultado de la generación de confianza mutua, lo que toma tiempo y para lo cual son necesarios lugares que estimulen la creatividad, lo cual difícilmente se da en salones con sillas, mesas y relojes que controlan el tiempo.

Ser parte de la delegación colombiana permitió que la Fundación Cartel Urbano afianzara relaciones con otros emprendedores y creadores como Llorona Records, Mambro Negro, La BOA y Sello Indio, conocer el admirable proceso de Cali Creativa, entender y admirar la gestión independiente de proyectos como Mil Serifas, Entretanto – Arte en Movimiento y Made in Cine. Paradójicamente estos espacios de interacción no son posibles en Colombia por la agobiante rutina diaria que vive un emprendedor cultural, pero Sao Paulo se ofreció como un ambiente propicio para generar lazos que nos permiten pensar en iniciativas conjuntas. Siempre será bueno sentir que no estamos solos en la construcción de un sector incipiente y en el que es necesario proteger al creador y darle el lugar que corresponde. También resultó motivante encontrar aliados con quienes compartimos valores en la búsqueda de transformación social a partir del arte y la cultura.

La última etapa de la experiencia de la Fundación Cartel Urbano en Sao Paulo estuvo dedicada a conocer las iniciativas barriales y de grafiti en la capital brasileña. En nuestra imparable búsqueda de historias humanas que alimenten la generación de contenidos sobre creadores criollos y expresiones culturales de la juventud latinoamericana, nos encontramos con diferentes proyectos que sin duda merecen ser contados y ocuparán un espacio en nuestra plataforma en los próximos meses: la Galería A7ma, dirigida por el talentoso Enivo, los procesos organizativos del proyecto Imargem, liderado por Veracidade y su hermano Tim y la gestión que de la iniciativa Favela Galeria realizó el colectivo Opni en Sao Matheus.