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El abogado robot que quiere ser tan eficiente como Uber

Un parche de jóvenes abogados bogotanos, especialistas en derecho cannábico, están desarrollando un robot para ayudar a la gente a defenderse de los líos con la justicia.

Mario Rodríguez H. | @quevivalaeMe

Hace poco me reuní con los abogados de la Fundación Miguel Ángel Vargas, donde tienen un consultorio jurídico que se dedica a recibir casos relacionados con el consumo de cannabis. Los manes son especialistas en derecho cannábico y planean la defensa legal para los consumidores de ganja que se meten en líos (lea aquí Así trabajan los abogados cannábicos colombianos). Entré a la oficina, ubicada en el centro de Bogotá, ya de por sí particular, y me encontré con algo aún más curioso: un robot abogado, desarrollado por este parche de abogados jóvenes.

Justo en el centro de la oficina había una torre azul que, entre cables de línea y ethernet, y bombillos que se encendían y se apagaban, escondía una CPU más grande que las que uno acostumbraba a ver en los tiempos de los computadores de escritorio –luego me enteraría que este era el servidor que daba vida al robot–. Sobre la torre había un monitor y un proyector que apuntaba a un telón colgado en la pared. Y empezó algo surrealista: sin la intervención de ningún humano, el aparato me expuso el caso y la defensa planeada para un man que habían cogido con 500 gramos de marihuana (lea aquí 30 gramos diarios de marihuana lo salvaron de la heroína).

Aunque sí me causó curiosidad, la verdad es que esa cosa no tenía mucha pinta de robot, por lo que uno de los abogados me contó que el monitor hacía las veces de rostro, y que el proyector eran como “sus ojos”. Además, el servidor era capaz de conectar a las personas que tuvieran relación con el caso. Más o menos, plantearon que esta era una incursión en la inteligencia artificial en campos tan complejos como el de la abogacía. Salí de ahí y en la cabeza no dejaba de sonarme eso de robots abogados con inteligencia artificial.

En mi búsqueda sobre el tema di con dos datos. La ONU, en un informe de octubre de este año presentado durante una conferencia de comercio y desarrollo, evidencia un aumento en el uso de robots para ejecutar labores en los países desarrollados, deteriorando la mano de obra tradicional. También me encontré con que una prestigiosa firma de abogados gringa, Baker Hostetler, había desarrollado el primer abogado con inteligencia artificial, ROSS, encargado de tareas dispendiosas como revisar miles de documentos legales. El objetivo de esta firma es que ROSS pueda integrarse a los equipos legales de los abogados de carne y hueso, sin importar la práctica que ejerzan.

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Hablé entonces con @AlejHongo, un man que se encarga de los proyectos tecnológicos en la FUMAV y me contó que la idea del robot había empezado en la Marcha Mundial de la Marihuana de 2015, en Manizales. Cada universitario se acercaba al robot, que en realidad era una especie de monitor con teclado tactil, y denunciaba casos de discriminación, criminalización y hasta persecución por el uso de sustancias psicoactivas. Mediante una conexión a internet permitía que los usuarios rellenaran un formulario contando su lío judicial.

Ese robot, me explican, no lo pudieron continuar por falta de recursos. Pero la idea no murió ahí y continuaron desarrollando su proyecto hasta llegar al @CyberAbogado (como lo llaman ellos): una herramienta que fusiona las tecnologías de la información y de la comunicación, siempre en función de lo social. Para el 2016, mediante una alianza estratégica con la empresa tecnológica CNB Technologies y la Universidad del Rosario, se presentó un segundo prototipo del robot. Esta vez, presentando mejoras como un rostro proyectable, un servidor propio y un software único con el cual logró presidir la primera Asamblea Electrónica Colombiana relacionada con el plebiscito realizado hace unos meses en el país –vea el livestream del evento aquí–, la cual fue conformada por expertos jurídicos, estudiantes universitarios y una empresa tecnológica en torno a la democracia digital.

Con este segundo prototipo “Logramos darle alma al robot con el desarrollo de un software propio que demuestra la transición actual que vive el mundo de la era de la Información hacia la sociedad del conocimiento; Logramos con tecnología made in Colombia que cada estudiante se representara a si mismo y pudiese votar e inmortalizar su posición en una asamblea electrónica en tiempo real”, agrega un desarrollador del proyecto.

“Aquí es donde entra en juego la #CiberDemocraciaCo –explicaron desde el consultorio jurídico –, pues creamos plataformas de comunicaciones y las usamos como herramientas que solucionan jurídicamente momentos cruciales de la historia; ya no es un secreto el potencial de las TICs y ya han sido implementadas en el mundo entero, como la conformación virtual de la actual forma de gobierno en Islandia y en casos como la primavera árabe, cuando acá siguen siendo usadas primordialmente para el ocio y su predicible selfie de la playa”.

 

 

“La idea con el @cyberabogado es lograr que la justicia sea un sistema igual de eficiente a Uber o Waze. Que sea como una especie de Siri en el ámbito jurídico. La idea es que puedas entablar una conversación con él y que tenga sentido, que no sientas que estás hablando con un robot vacío sino con alguien que tenga conocimiento y tenga una utilidad”.

 

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