
Los músicos del rebusque callejero bogotano (ahora en CD)
El Archivo de Bogotá lanzará La música del rebusque, una antología de canciones interpretadas por músicos callejeros que tocan en el tramo peatonal de la carrera séptima. “Muy bonito este proyecto, pero necesitamos un espacio fijo de donde no nos desalojen cada vez que hay un evento cultural”.
Recorrer la carrera séptima, entre las calles 24 y 16, es toda una experiencia sensorial: dibujantes, artesanos, malabaristas, estatuas humanas y bailarines son solo una parte de la fauna multicultural que ofrece este tramo peatonal.
Podría decirse que los más sobresalientes son los músicos callejeros que andan de rebusque día a día. Algunos se destacan por la habilidad con los instrumentos y otros por la recursividad empleada para sacarle armonías a cualquier vaina: un tarro de pintura, una botella de gaseosa, etc.
El equipo de comunicaciones del Archivo de Bogotá prepara el lanzamiento de La música del rebusque, un trabajo discográfico que compila canciones de músicos ambulantes que se parchan entre la Plaza de Bolívar y la calle 26.
“Quisimos recoger los sonidos que inundan esta ciudad y guardarlos como parte de su propia memoria —comenta Bernardo Vasco, gestor del proyecto—. Si la situación social de Bogotá cambia en unos 20 o 30 años, y desaparecen los músicos callejeros, queremos dejarles a las nuevas generaciones una muestra de arte hecho con unos pocos pesos”.
"A nosotros los músicos muchas veces suelen perseguirnos para quitarnos del espacio público y decomisarnos los instrumentos": El Hombre Orquesta.
Los músicos del rebusque intentan mantenerse —y mantener a sus familias— con lo que diariamente producen en las calles: pueden recoger entre 20 mil y 150 mil pesos en un solo día, todo depende del flujo de peatones y de la fecha, porque si pagaron la quincena la gente es más generosa. Muchos de estos intérpretes no pagan ni salud ni pensión.
Según una encuesta realizada por el DANE, publicada el pasado 8 de abril, entre noviembre de 2015 y febrero de este año el empleo informal en Bogotá fue del 47,1%. La cifra bajó tan solo un 1% con respecto al mismo trimestre del año pasado.
Portada de La música del rebusque, diseñada por Mónica Reyes.
Para La música del rebusque se eligieron artistas oriundos de distintos lugares del país, pero también se incluyó una cuota extranjera de artistas que en su paso por Colombia utilizaron la Séptima como escenario.
Entre los nacionales que se destacan en este disco está Julio Cesar Añasco, mejor conocido como ‘El hombre orquesta’, un caleño que lleva 27 años recorriendo el país y vendiendo discos de baladas y tangos que interpreta con pandereta, bombo, platillos, guitarra y armónica, todo al mismo tiempo.
“Proyectos como este demuestran que la Alcaldía está mostrando interés por nuestro trabajo y lo que representamos para la ciudad —dice ‘El hombre orquesta’—. A nosotros los músicos [del rebusque] muchas veces suelen perseguirnos para quitarnos del espacio público y decomisarnos los instrumentos”.
Foto: Kicho Cubillos
No hubo proceso de selección con los personajes que hacen parte del disco. Bernardo y Mónica Reyes, ella fotógrafa y encargada del diseño de la portada del álbum, recorrieron la Séptima entre agosto y septiembre del año pasado y en la búsqueda encontraron 18 artistas distintos, algunos egresados de conservatorio y otros autodidactas.
“Grabamos lo que encontramos y así lo dejamos — explica Bernardo, periodista del Archivo de Bogotá—. No tuvimos en cuenta el nivel de los participantes porque cuando caminas por este sector eso es lo que escuchas, y sean buenos o sea malos te paras a observarlos”.
La grabación no se hizo en ningún estudio lujoso, sino in situ, en el rebuscado escenario de la calle porque el objetivo es hacer sentir al oyente como si estuviera en el centro de Bogotá. Ningún audio fue alterado y el producto conserva la autenticidad y naturalidad de cada músico.
"Si es cierto que le importamos a la Alcaldía, deberían pagarnos por el tiempo que toquemos en la calle": Iber Gómez
“La música del rebusque ayuda a que el público se conecte con lo que hacemos los músicos de la calle. La tecnología ha hecho que las personas se vayan por otros géneros y que no tengan en cuenta nuestro trabajo”, asegura Javier Estrella, miembro de Tinku, un dúo colombo-peruano que desea rescatar la música indígena y ancestral. Estos intérpretes de instrumentos de viento, quienes también venden CDs para sostenerse, llevan alrededor de ocho años en la Séptima.
Pero no todos los músicos callejeros están completamente satisfechos con el CD. “Muy bonito este proyecto y el hecho de que quieran mostrar lo que hacemos, pero los músicos necesitamos un espacio fijo de donde no nos desalojen cada vez que hay un evento cultural. Y si es cierto que les importamos, deberían pagarnos por el tiempo que toquemos en la calle”, dice Iber Gómez, marimbero de Timbiquí (Cauca) ganador de diversos reconocimientos en festivales como el Petronio Álvarez, en Cali. Actualmente ha dejado de frecuentar la Séptima para tocar en otras partes de la ciudad.
Y aunque algunos pueden vivir cómodamente con las monedas y billetes que los transeúntes les dejan, otros no lo logran, como Alegría Vallenata, una agrupación de Sahagún (Córdoba) compuesta por Wilson Moreno Durán, su esposa Juana Eduviges Hurtado y sus tres hijos. Esta familia duró siete años tocando en las calles de Bogotá, pero “desafortunadamente la necesidad nos obligó a empeñar el acordeón, el bajo, la caja, la guacharaca y el cencerro —explica Juana—. La Alcaldía debería ayudar a los músicos cuando tienen este tipo de problemas con los instrumentos”.
La producción del álbum, que no tiene fines comerciales, no contó con ningún tipo de presupuesto, ni siquiera se les pagó a los artistas. En este momento los organizadores y gestores de La música del rebusque están trabajando en la posproducción del disco y se espera que para finales de mayo ya esté disponible en el Archivo de Bogotá y en las bibliotecas de toda la ciudad.
Previo a este trabajo musical, el Archivo de Bogotá lanzó los discursos de Jorge Eliecer Gaitán en CD, primero en fragmentos y luego completos; y también publicaron un disco con grabaciones que el poeta Eduardo Carranza hizo en la HJCK.
Aunque es solo una idea, el Archivo ya contempla hacer una segunda parte de esta música ambulante pero enfocada en los artistas de los buses. “Una segunda parte será mucho más complicada porque tenemos que subirnos a los buses con la esperanza de que un músico se monte a cantar. También debemos tener en cuenta las condiciones del momento para que la grabación se pueda hacer”, dice Bernardo.
Este disco se puede ver como un reconocimiento a la música callejera. Muchos de los involucrados en la producción creen que esta es una forma de mostrar el trabajo y están completamente agradecidos, otros, sin embargo, siguen reclamando más derechos y atención por parte del Gobierno. Esperan tocar por placer, no por monedas.
Foto: Kicho Cubillos