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Tomarnos las calles: cuando las señales de tránsito denuncian la violencia estatal

Los grafitis, murales y performance que denuncian la violencia estatal son comunes en la protesta social. Sin embargo, en el actual Paro Nacional la señalética de las ciudades se ha convertido también en un escenario de denuncia y apropiación del tan esquivo espacio público.

Daniel Fandiño

Luego de casi tres meses de que se desatara una de las revueltas sociales más grandes que ha vivido Colombia en su historia reciente, la gente sigue tomándose las calles. Quizá con menos fuerza, pero con la misma dignidad, los ciudadanos siguen expresando la rabia que generan las masacres, desapariciones, abusos sexuales y brutalidad de la fuerza pública, entre las demás violencias que se viven a diario en el país.

Ante esto las expresiones artísticas callejeras han sido un revulsivo para una sociedad cada vez más inconforme. Así mismo, entre todas estas formas tradicionales de protesta, los manifestantes han buscado innovar y hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad de personas posible. 

Bajo esta premisa, Alejandro Montoya Fuentes, un publicista y diseñador gráfico de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, se craneó un proyecto que responde, desde lo visual y lo cotidiano, a las complejidades que atraviesa el país. Un proyecto se pensó desde el espacio público, pues es allí donde podía generar preguntas al aparecer en lugares no habituales. La idea consistió en crear algunas señales de tránsito con la misma gráfica de las señales originales, pero con información relacionada con la grave crisis social por la que pasa Colombia.

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“Hay ciertas formas de expresión que vemos usualmente como medios de protesta: el grafiti, el muralismo, el performance, el rap, coreografías, entre otros. Estas son expresiones artísticas tradicionalmente vinculadas con las manifestaciones sociales, tanto por su capacidad de transmitir el mensaje social, como por una larga tradición histórica. Al ser medios usualmente usados para esto, son efectivos, pero al mismo tiempo predecibles: se espera en una marcha que haya grafitis, murales o performance para expresar el descontento”, dice Alejandro.

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Para él, la idea de hacerlo en forma de señales de tránsito parte de que, si bien éstas son un medio inusual para la protesta social, al ser un elemento ineludible en el espacio público, puede generar un gran impacto en quien se las cruce. Según cuenta Alejandro, el objetivo de este ejercicio parte de que las señales son un medio óptimo para transmitir lo que él quería decir, tanto en forma como en contenido. 

“Es muy difícil estar en algún lugar de la ciudad sin una señal de tránsito. Tenemos entonces un medio poco explotado y a la vez presente en todas partes, lo que lo hace muy apropiado de usar. Igualmente, al ser poco usado, genera un impacto distinto. Estamos acostumbrados a ver las mismas señales, ya tenemos codificado en nosotros su lenguaje, sabemos de alguna forma u otra cómo es una señal de obras, cómo es una señal de “PARE”, etc. Al cambiar el texto, al reemplazar la indicación por una pregunta, por una queja o una expresión de deseo, la señal se hace presente al ojo porque reemplaza lo que ya estábamos acostumbrados a ver”, afirma Montoya.

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Las señales que Alejandro realizó son tres: ¿Dónde están los desaparecidos?, que la realizó durante el mes de mayo cuando las cifras en materia de desapariciones forzadas estaban estalladas; la segunda haciendo referencia a las fosas comunes, en la que se lee Fosa Común a 500m, y la tercera, Colombia en Obras que tiene una mirada más esperanzadora de cara al futuro del país.

“Una señal de tránsito no sirve si no está donde haya tránsito. Esto puede parecer muy obvio, pero es algo que vale la pena reforzar: si no la ven transeúntes, la señal no tiene valor. Yo mandé a hacer las tres señales y las instalé para que las personas las vieran, sin embargo, el alcance que podían tener era limitado, sólo podían verlas las personas que transitaran por esos tres puntos específicos de una sola ciudad del país. Tenía dos formas de replicar su mensaje, virtualmente a través de redes sociales o físicamente mediante la elaboración de más y más señales. Así que hice ambas”, cuenta Alejandro.

A partir de la elaboración de la primera señal, la cual Montoya dejó en sus redes sociales para uso libre, un parche de diseñadores industriales de la Universidad Nacional de Bogotá se contactó con él. Fue así como se hizo viral el ejercicio luego de que el parche de la Nacho instalara esta imagen en distintas zonas de la capital.

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Al poner las señales para descarga gratuita, la gente las imprimía, les tomaba fotos o las replicaban a través de redes, lo que hizo que más gente se interesara. Con los estudiantes de la Nacho eso fue justamente lo que pasó. En medio de su ejercicio artístico tomaron estas imágenes y las replicaron en formatos como placas de bicicleta e instalaciones por toda Bogotá. 

Además, los diseñadores de la Nacional se idearon otra manera de hacerlo masivo de acuerdo al contexto de la capital. Todas las personas se suben a un SITP en algún momento y para saber la ruta tiene que ojear la señal en donde se indican y allí pegaron calcomanías que causaron impacto y llamaron la atención de los transeúntes que dé a pocos fueron haciéndolo viral en Instagram y Facebook.

“Las señales son preventivas e informativas y ese es el objetivo final del mensaje, prevenir e informar sobre lo que estamos viviendo como país y lo que puede venir para nosotros como pueblo. Fue un trabajo en conjunto no planeado, yo proporcioné el mensaje y ellos descifraron la mejor forma de viralizarlo, en línea y en el espacio público real. Luego ellos sacaron su propia intervención de señalética como fue la del SITP que es genial también”, señala.

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Otra de las acciones que llevó a cabo Montoya durante el paro fue la elaboración de una moneda con la cara de Iván Duque, por valor de 1000 bochornos de plata, la cual diseñó como una forma de expresar su sentimiento por el valor real que ha dejado este gobierno al país. 

Si bien la moneda y las señales fueron las apuestas más grandes de este artista durante el paro, también hizo parte de un equipo de creativos que desarrolló un videojuego que recoge diferentes testimonios del paro. VOCES, como se llama el juego, fue realizado por un equipo encabezado por Jimmy Andrés RG, a través del cual se puede ingresar en el corazón de una marcha y hablar con diferentes personajes que se volvieron populares en esta época de movilización.

Es evidente que en momentos de algidez como el que vive el país, el espacio público es un escenario vital para que la ciudadanía de cuenta de su malestar. Innovar en las formas en que nos apropiamos de las calles en las que marchamos y las paredes que nos rodean, es un incentivo para que la voz de protesta llegue cada vez más lejos. Transformar la señalética y con ella otros espacios que pasan desapercibidos en nuestra vida cotidiana, es una forma de apropiarnos de las calles que nos pertenecen y que otros quieren mantener “limpias”, grises y blancas.


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