¿Por qué importamos alimentos que Colombia produce?
El decreto 343 es una medida que libera de impuestos a los países que nos venden frijol y lenteja, dos alimentos obligatorios en el corrientazo colombiano. En los últimos años ha habido muchos decretos como el 343 y la competencia para los productores colombianos se vuelve cada día más dura.
Si usted hoy comió arepa en el desayuno, es posible que haya sido preparada con maíz proveniente de Nebraska, Estados Unidos. Sucede lo mismo si a la hora del almuerzo decide comer pescado: puede que le sirvan filete de basa traído directamente de Vietnam.
Cerca del 27% de los alimentos que se consumen en los hogares nacionales son importados
El café de las 2:00 p.m. no tiene nada de colombiano. China, Argentina, Uruguay y Estados Unidos —cómo no— han entrado a competir con los caficultores nacionales. Y si usted dice que no toma café, pues con el té la situación es exactamente igual.
Casi son cuatro años desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) y, según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), cerca del 27% de los alimentos que se consumen en los hogares nacionales son importados. El país produce aproximadamente 31,6 millones de toneladas de alimentos al año pero debe importar 10,3 millones de toneladas para satisfacer la demanda.
En 2014, las importaciones recaudaron 6.000 millones de dólares. Rafael Mejía, presidente de la SAC, dijo a El País de Cali que al menos el 50% de estas transacciones —que la mayoría de las veces son diarias— podrían reducirse si hubiera una verdadera política agraria.
El fenómeno de El Niño tampoco está ayudando. Hace unos meses fue firmado el decreto 343, el cual reduce a cero los aranceles para las importaciones de frijol, lenteja, ajo y diferentes tipos de aceite. La medida, que en principio durará seis meses, pretende disminuir la inflación de los alimentos causada por los efectos de El Niño.
El decreto incluía al gremio avicultor (Fenavi), que desde el comienzo se mostró en contra de la iniciativa al considerarla contradictoria con lo estipulado en el plan Colombia Siembra, un programa que busca ampliar en un millón las hectáreas sembradas de aquí a 2018.
Los casos más críticos
El maíz es el más alarmante. Colombia ocupa la séptima posición en el escalafón de los países que más importan maíz amarillo. A pesar de que el país tiene una capacidad de 22 millones para el cultivo de este alimento, y de que en la más reciente edición de la Revista Nacional de Agricultura se afirma que puede llegar a ser competitivo en este campo, la realidad muestra que el 77% del maíz que consumimos viene de otros países, especialmente de Estados Unidos.
El gremio avicultor es quizás el más afectado. Alimentar a las aves con maíz representa el 70% de los costos de producción. De las 4,86 millones de toneladas que se compran anualmente, el 95% está destinado a la alimentación animal y el uso industrial, y el 5% al consumo humano. Si bien el año pasado los productores estuvieron exentos de aranceles durante una época, apenas se acabó esta ganga los principales afectados no fueron otros que ellos mismos y los consumidores.
En general, la compra de cereales en los primeros cinco meses de 2015 alcanzó los 866 millones de dólares.
A principios de esta semana fue firmado el decreto 343, el cual reduce a cero los aranceles para las importaciones de frijol, lenteja, ajo y diferentes tipos de aceite
El arroz importado está a la vuelta de la esquina. A mediados del año pasado, el gobierno resolvió la compra de 80.000 toneladas de arroz ecuatoriano. El producto fue transportado por vía terrestre y marítima. Para Héctor Fabio Ramos, profesor y agrónomo de la Universidad Nacional, esto obedeció a una acción “revanchista” del Estado y no a los efectos del cambio climático.
El año pasado el gobierno compró 80.000 toneladas de arroz ecuatoriano.
“Simplemente no le compran el arroz a los colombianos y lo importan más barato, una medida con la que al final se va perdiendo soberanía alimentaria en el cultivo de este cereal”, dijo el experto en una entrevista a El Espectador.
Además, Ramos sostuvo que el país sí es autosuficiente en este campo, ya que cultiva entre 460.000 y 500.000 hectáreas en Huila, Tolima, el Caribe y los llanos orientales.
Al igual que con el maíz, Colombia también podría llegar a ser competitivo en la producción de arroz. De acuerdo con Adriana Senior, presidente de la Corporación Colombia Internacional, las 1,6 millones de toneladas paddy verde que producimos podrían crecer si el Estado garantiza el derecho a la propiedad y la creación de una infraestructura de bienes públicos, entre otros requerimientos.
Es posible que uno de sus corrientazos de esta semana incluyera carne de cerdo made in USA. Por tradición los cárnicos son fuertes en Colombia. En 2014 fueron importados cortes especiales de res, tocinos, ternera, conejo y filetes de cerdo por valor de 242 millones de dólares. De enero a mayo del año pasado, estos mismos productos ya sumaban 80 millones de dólares.
A través de la página oficial de Fenavique este año llegarán, libres de aranceles, entre 33.700 y 43.500 toneladas de carne de cerdo, siempre y cuando la tasa de cambio oscile entre $2.800 y $3.000 pesos colombianos.
La situación va de mal en peor: por cada 100 kilos de carne de cerdo que comemos, aproximadamente unos 15 son extranjeros.
Este año, Canadá también podrá exportar a Colombia carne de cerdo sin aranceles. Chile ya lo hace de la esa manera y, desde 2018, México entrará a este grupo, pues así quedó establecido en los acuerdos de la Alianza del Pacífico.
Chévere hacerse de nuevo la pregunta: ¿Le hizo bien a Colombia firmar el TLC con Estados Unidos en 2012?