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Errores ortográficos que duelen

La convocatoria #caroycuervoink recibió cerca de 80 imágenes de tatuajes con pésima ortografía. Cartel Urbano estuvo en las dos sesiones en las que el reconocido tatuador Pipo corrigió cinco tatuajes con palabras y frases mal escritas. Vea el antes y el después de estas erratas retocadas sobre la piel.   

Sebastián Aldana Romero

“Es que era horrible, horrible.”

La bisnieta de José Rufino Cuervo, Elvira Cuervo de Jaramillo, fue la única en hacer público lo que quizás pensaba la mayoría de asistentes a uno de los eventos del IV Festival de la Palabra Caro y Cuervo, que se realizó en Bogotá del 7 al 11 de septiembre. 

Más que “horrible”, el tatuaje de Alejandro León era ilegible antes de convertirse en una pieza sin errores ortográficos. 

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“A uno de viejo se le escurre todo, menos las encías. Aunque me preocupa mucho que los tatuajes de estos jóvenes no se van a ver muy bien en un futuro, por lo menos que los tengan sin errores ortográficos”, dijo Elvira Cuervo de Jaramillo, presidente de la Asociación de Amigos del Instituto Caro y Cuervo.  

Mientras la máquina de tatuar de Carlos Herrera (Pipo) emitía su ruido característico, en el auditorio principal se debatía sobre el uso de la palabra ‘murciégalo’ en vez de ‘murciélago’, y acerca de los distintos significados de ‘verga’. 

Para Christian Vargas, otro joven al que le corrigieron un tatuaje, la movida del tattoo y el Instituto Caro y Cuervo son “dos ondas generacionales diferentes”. Dos universos que, a pesar de la evidente distancia que los separa, se encontraron durante una semana en la Casa de Cuervo.  

Christian es el personaje cuya cara demuestra el dolor de la corrección de su tatuaje en la imagen principal de este artículo. Hace cuatro años, cuando tenía 19, un tatuador inexperto le escribió en la pantorrilla ‘objetibo’ y absoluto sin s

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“Me di cuenta meses después de haberme hecho el tatuaje. Le leí detenidamente el escrito a un amigo y, oh, oh, ya no se podía hacer nada”. 

El tatuaje le había costado $80.000 y, aunque alguna vez cotizó el arreglo, solo hasta ahora se decidió a corregirlo. Al fin se sentía realmente orgulloso de ese fragmento de la Carta de Independencia de los Estados Unidos tatuado en su piel. Alguien entre el público le dijo: “Ahora sí puede ponerse bermudas”. 
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Un Che Guevara pálido y un ‘segidme’ 

“Estaba bastante ansiosa, era mi primer tatuaje y nada, quería al Che Guevara en mi brazo”, dijo Tatiana Pérez, de 26 años, recordando el mal trago que le causó la falta de pericia de un tatuador amateur. “Al día siguiente de haberme hecho el tatuaje me di cuenta de que la frase que acompaña el retrato del Che tenía un montón de errores”. 
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Una de las frases célebres del Che terminó convertida en este adefesio de la puntuación: 

Si avanzo segidme si me detengo. empujadme, si retrocedo; matadme.

“Qué embarrada, lo siento”, fueron las palabras del tatuador cuando Tatiana le hizo el reclamo. El tatuaje, que le costó $240.000, fue motivo de burlas entre sus compañeros de universidad y, hasta hace una semana, de sus alumnos, pues Tatiana es (qué paradoja) profesora de castellano. 

Enes por emes y la ‘sonrrisa’ que vale un millón

Érika Muñoz es fisioterapeuta, tiene 26 años y hace cuatro quiso que le tatuaran en la espalda el nombre de Jerónimo, su hijo fallecido. Pero su bonito gesto fue víctima del mal pulso de un amigo de su hermana, quien tenía un improvisado estudio de tatuaje en la sala de su casa. 
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Fabián Mesa se tatuó en el antebrazo un mensaje dedicado a su mamá. El problema es que el tatuador —otro inexperto— escribió la palabra ‘sonrisa’ tal y como suena, con doble r. 

“Era mi primer tatuaje y estaba muy emocionado. Fue mucho después que me di cuenta del error. Coticé la corrección, que costaba entre $200.000 y $300.000, pero decidí hacerme otros tatuajes”. 

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Risas. Eso fue lo que le causó este error a Fabián, quien no obstante exhorta a todos los que quieran tatuarse a que conozcan el trabajo de los buenos tatuadores. “Ahora Facebook, Instagram, Twitter y las demás redes sociales permiten que uno conozca más del trabajo de los tatuadores. No es tan fácil cagarla”, dijo. 

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