
Una mañana con el único practicante de downhill en monociclo
Dann Gaska es un bogotano que lleva 17 años recorriendo las calles y trochas del Tolima y Cundinamarca sobre una rueda. Practica un deporte que es común en países como Alemania y Estados Unidos, pero que en Colombia, país de bicis, no ha pegado todavía. Lo acompañamos a un entrenamiento al Parque Nacional, en donde subió y bajó faldas al lado de otros ciclistas.
Lo normal en los bogotanos es aprovechar el día libre en el Parque Nacional para ejercitarse, pasear a sus mascotas, fumar marihuana o, como no, cazar algún Pokémon. Pero no para Dann Gaska, que se prepara para hacer downhill, una práctica en la que va más allá. Él no lo hace en bicicleta, como muchos en este punto de la ciudad. Este bogotano lleva 17 años tirándose por faldas en una sola rueda y sin manubrio, montado en un monociclo.
Al inicio de la jornada, mientras Dann espera para subir hasta la Estación de Carabineros del parque, el lugar desde donde todos los amantes de este deporte inician su descenso, aparecen dos niños que pretenden montarse en su monociclo. “Móntese”, le pide uno de ellos, sin ocultar la emoción que le produce el aparato.
Gaska hace caso, se sube y empieza a andar de espaldas, la forma en la cual se siente más cómodo. Puede durar así hasta dos horas.
“Siempre hay gente curiosa, no importa a donde vaya a practicar”, dice este monociclista, que desde siempre se interesó por las artes circenses, sobre todo las relacionadas con el equilibrio. La cuerda floja también le llamó la atención, pero en 1999 se metió de lleno a recorrer las calles y bajar trochas en una sola rueda.
El monociclismo de montaña –así se llama este deporte- se practica principalmente en países como España, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. En Colombia, Dann es el único que lo hace.
“Comencé después de ver un programa de televisión californiano, ahí pensé que eso era lo que quería hacer. Luego mandé fabricar un monociclo para hacer downhill”, comenta.
Gaska sube por las trochas del Parque Nacional y para de vez en cuando para estirar. Aunque al inicio suele caer sobre sus pies, otras veces el monociclo le gana.
“Lo más grave que me ha pasado ha sido un esguince en un pie y un golpe en un dedo –dice Dann–. Lo único que pienso en cada bajada es en no lastimarme y disfrutar del trayecto”.
Al seguir subiendo se empiezan a ver los ciclistas bajando a toda. Algunos de ellos reconocen a Dann y lo saludan. “Este tipo es un teso, no sé cómo hace para subirse a esa vaina”, dice Nicolás Rico, un ciclista que ha practicado con él desde hace cuatro años y con el que ha hecho varios viajes, incluyendo una salida a Líbano (Tolima).
“Este man siempre nos humilla a todos”, cuenta Mauricio Pineda, otro viejo conocido que esta vez está pinchado. “Yo ni siquiera me puedo sostener en esa vaina y este güevon, en cambio, corona todas las bajadas”, insiste el ciclista.
Aunque no participa, Dann asiste a todos los eventos de downhill que pueda con Síndrome, el equipo de ciclistas que lo adoptó y con el que a veces sale a practicar. Además de verlos, también aprovecha para recorrer las pistas de Bogotá, Tocancipá, Líbano, Sogamoso y Madrid. No es raro que los asistentes estén más pendientes de sus hazañas en monociclo que de la competencia como tal.
Su parche puede ser de hasta 50 personas, pero él también disfruta al andar solo. “No me interesa competir con los demás; ellos son más rápidos. Lo que hago es quedarme en las bajadas que me gustan y repetirlas”, explica. Y aunque hay ciclistas que le pueden tomar una ventaja de hasta cinco minutos, otros se sienten humillados por no poder alcanzarlo, pues no olvidan que él lo hace en una sola rueda.
Durante una parte del trayecto un ciclista baja arrastrando la bici entre sus piernas, dejando claro que es un novato, y ve con resignación cómo Dann lo pasa sin mayor esfuerzo, hasta perderlo de vista.
Este practicante particular de downhill sabe que es muy difícil que el monociclismo de montaña se popularice en el país, pero quiere dejar el precedente de que acá también se incursionó en esta modalidad y sueña con poder participar en alguna competencia de este estilo en otro país, como los Muni Weekends, carreras de monociclistas que se hacen ocasionalmente en Estados Unidos, Rusia y varios países de Europa.
En el descenso, muchos ciclistas muestran su cansancio y se van de una vez a sus casas. Dann, a diferencia de ellos, quiere sentir de nuevo el vértigo de recorrer los empinados caminos como nadie más lo hace acá y se alista para volver a subir. El lado extremo del monociclo lo lleva hasta en la piel.