Ud se encuentra aquí INICIO Creadorescriollos Los Discos De Vinilo Ahora Tienen Ruido De Fondo
Fotos por Enrique Diaz

Los discos de vinilo ahora tienen Ruido de Fondo

Al oriente de Antioquia se cortan a mano los vinilos de la nueva (y no tan nueva) música colombiana. Lo que comenzó con la fascinación por los acetatos y el sonido capturado en ellos, terminó siendo para el creador de esta iniciativa una apuesta artesanal que se suma a la cultura del vinilo en el país.

Nicolás Gómez Ospina

Pablo Mejía tiene 39 años y vive en el municipio del Retiro, Antioquia. Cuando salió del colegio estudió biología y luego música, siempre con la idea de montar una tienda de música. Con la tienda inquietándolo toda la vida como un ruido, investigó las formas más factibles de hacerlo y encontró en la fabricación de discos la oportunidad de dedicarse de lleno a lo que lo apasionaba. Así fue que hace siete años nació Ruido de Fondo Records, un sello dedicado a la elaboración artesanal de los vinilos de viejas y nuevas generaciones.

(Conozca a estos ‘Cinco personajes que no dejan morir el vinilo en Bogotá’)

“Cuando era pequeño, de 8 o 9 años, mi papá se tomó el tiempo de mostrarme cómo funcionaba un vinilo y un tocadiscos. Me pareció fascinante ver cómo la música está tallada en el vinilo y cómo las vibraciones de la aguja hacen parte de la reproducción del sonido. Además, la demostración fue con un vinilo azul de los Beatles, lo cual no hizo sino aumentar el encanto. Desde ese entonces quedé flechado”, dice. Pablo recuerda el tiempo en que los discos y su consumo se hacían en familia y no con audífonos como los que muchos usan hoy para aislarse en el Transmilenio o en el Metro de Medellín.  

img_0080.jpg

Ruido de Fondo nació de esa fascinación que le produjo a Pablo su primer acercamiento con el vinilo y la obsesión por saber cómo el sonido podía habitar esos discos de acetato. Con un taller en el Retiro, un municipio cercano a Medellín donde tiene las máquinas de corte y producción, Pablo se encarga de producir esos mismos discos que lo flecharon cuando niño, pero cortados a mano, uno por uno.

No estamos descubriendo el agua tibia cuando decimos que los discos de acetato han tenido uno de los regresos más importantes de la industria musical devolviéndole el valor al disco como objeto en un mundo en el que lo digital acapara al máximo la reproducción musical. Sin embargo, no todos los días se ve un disco armado de forma artesanal.

El proceso que se lleva a cabo en Ruido de Fondo se conoce como lathe cut, una técnica tradicional en Norteamérica, pero única en Colombia. Al contrario del proceso industrial en el que se corta un disco master a partir del cual se elaboran las demás copias con una prensa, en el lathe cut se corta cada disco a mano y de forma individual. “En términos básicos: lo que hago es pasar el audio a través de una aguja que va tallando el vinilo y las mismas ondas o vibraciones de la música son las que quedan grabadas en la superficie del disco”, cuenta Pablo.

(Lea “Los discos de vinilo no van a desaparecer: una cosa no aparece y desaparece dos veces”: Rodrigo D y su gestión en La Roma Records

Aunque el primer disco que cortó fue un ‘mix’ para algún amigo, el primer trabajo que tuvo fue un 7" (o single) a 30 copias de Mística, una banda de reggae de Medellín. “Curiosamente, el tema principal del disco se llama "Number One", lo cual consideré una buena señal en su momento, ya que era también nuestra edición número uno”, dice.

fotos2_2.jpg

La suerte y el talento han estado de la mano de Pablo. Bandas de la talla de La Derecha o Bajo Tierra han puesto en sus manos ediciones especiales de su música con tirajes de 50 copias cada uno y con un montón de detalles que, como los discos en el interior, conforman piezas únicas.

Que cada disco sea único y exija un trabajo preciso puede estar relacionado con lo que Pablo dice sobre la revalorización del objeto y el proceso. “Un vinilo te da mucho más que la música que contiene. La portada de gran tamaño, los insertos e información adicional y el proceso de reproducirlo que te exige participación directa. Todos son aspectos del vinilo que te involucra más en la actividad de escuchar música. Como objeto el vinilo pide más de ti y, consecuentemente, también te da más satisfacción”, cuenta. El proceso de corte de cada disco puede tomar entre 45 minutos y una hora cada uno, sin tener en cuenta otros detalles como la temperatura del disco, el peso de la aguja, la compresión del surco o el montaje de labels centrales.

img_0067.jpg

Pablo se ha esforzado por ampliar el tipo de proyectos que recibe y en alianza con algunos sellos y tiendas de discos tiene su mirada enfocada en ayudar a bandas emergentes con el corte de sus discos en vinilos, como ya lo hizo con Margarita Siempre Viva o Eterlab, con quienes produjo sus primeros discos de música electrónica local. Para él, son claves algunos personajes como Mario Galeano y ‘Don Alirio’ quienes siempre impulsan la cultura del vinilo y quienes han ayudado a que “cada vez más se vean artistas o bandas jóvenes que quieren sacar sus trabajos en vinilo y aprecian la historia y cultura que eso conlleva”.

Pero no solo la música puede quedar plasmada en estos discos. Pablo cuenta que le han pedido todo tipo de cosas, desde grabaciones de familia hasta ruido de pájaros. “Tengo clientes que han hecho vinilos con grabaciones de la voz de sus hijos, mezclas de canciones personalizadas para regalar, sonido ambiental de un bosque o un río, muestras de ondas bioenergéticas, cantos de pájaros y otra cantidad de vinilos que se salen del ámbito tradicional o convencional”. Esto amplía el mercado en el que se puede mover Ruido de Fondo.

(Conozca a ‘El sastre del metal’)

El consumo musical, en otro tiempo relacionado con una experiencia compartida y que cada día pasa a ser más individualista, encuentra cierta resistencia en estas iniciativas por recuperar el valor y la práctica de escuchar música. “No siempre podrás estar en casa al frente de tu tocadiscos cada que quieras escuchar música y es innegable que los servicios de música digital son prácticos para la portabilidad y el acceso inmediato”, dice Pablo, quien tiene ganas de abrir pronto un local al público para estar más a disposición de artistas y curiosos del sonido. Para nadie es un secreto que reproducir un disco, empacarlo para un regalo o simplemente abrir las páginas del librillo que descubren las letras de las canciones, son algo que difícilmente Spotify o Youtube van a poder igualar.

img_0081.jpg

“Cada trabajo es una nueva experiencia de problemas a resolver y obstáculos inesperados, así que continuamente estoy aprendiendo y evolucionando - y espero también mejorando el resultado final”, dice. Con siete años de aprendizajes encima Pablo Mejía quiere seguir recuperando la experiencia compartida del consumo y la revalorización del objeto como documento de una música que, para muchos, no puede quedarse solo en mp3.


Sígale la pista a Ruido de Fondo Records en su cuenta en Instagram o en Facebook.

 

Comentar con facebook

contenido relacionado