Así se vivió la cuarta edición del Festival Nuevo Mural en Ecuador
Durante varios días, artistas urbanos llenaron de vida las calles de un barrio en Ibarra, al norte de Ecuador. La pandemia no fue excusa suficiente para detener este ejercicio artístico que les dio un aire nuevo a algunas de las calles del país vecino en medio de los días difíciles.
A medida que el coronavirus se ha ido estableciendo en América Latina, las personas que solían frecuentar las calles ya empiezan a ser más escépticos con el tema y han decidido tomarse las vías públicas a su manera. Vendedores ambulantes, activistas o artistas, son algunos de los actores que han vuelto a hacer de la urbe su lugar de encuentro, aunque siguiendo las medidas de cuidado que exige la pandemia.
Para aquellos que intervienen las calles a punta de pintura el panorama no ha sido muy distinto. El paso de los días ha acrecentado el deseo de comerse los muros citadinos y de nuevo las intervenciones callejeras han tomado fuerza renovando los paisajes urbanos. Si bien, por estos días de cuarentena las salidas callejeras han mutado a ejercicios digitales, poco a poco la gran mayoría de escritores de grafiti y artistas urbanos han vuelto a su oficio en el lugar acostumbrado. Así mismo, algunos de los festivales que se tenían planillados para estos meses se han desarrollado de manera presencial, como es el caso del Festival NaLata en Brasil o el Festival Nuevo Mural - NUMU, en Ecuador.
Pino Supay
“El tiempo de pandemia requiere mucho cuidado, pero un festival de arte público tiene su razón de ser en la interacción en la calle y para nosotros adaptarnos o modificar nuestras dinámicas a dinámicas digitales, como lo han hecho grandes y pequeños festivales alrededor del mundo, no es una opción. No se trata de una actividad que se basa en la cantidad de likes que pueda acumular con cada edición, sino un ejercicio de profundas reflexiones que busca en el manejo de la plástica y contexto dado a los trabajos, inspirar a artistas ecuatorianos”, explica Jairo Mena, organizador del Festival NUMU, que se llevó a cabo el 28, 29 y 30 de julio.
Muro realizado por Digumberrto
El proyecto NUMU o Nuevo Mural surge de la necesidad personal de Jairo –un artista involucrado en el muralismo comunitario– de dotar a la ciudad de un ejercicio que respondiera a contextos actuales y que, además, pudiera acercar a la comunidad a propuestas callejeras novedosas. Bajo estas consignas el festival cumplió este año cuatro ediciones por las que han dejado su marca artistas de alto calibre como Pino Supay (Ecuador), Elliot Tupac (Perú), Gleo (Colombia), Decertor (Perú) o Toxicómano (Colombia).
Pieza realizada por Azpeger y Paint
“El festival NUMU es un ejemplo de la apuesta por la autogestión y el poder comunitario. El arte y la creación independiente siempre han sido precarizados y no ha sido prioridad en las políticas gubernamentales. Lo conseguido en tema cultural ha sido por la pasión de los creadores, quienes encuentran la forma de aportar discusión, expresar inconformidad y reflexión desde sus prácticas. Esta pandemia complicó aún más la situación para nosotros los artistas independientes, pero de seguro también potenció la creatividad para encontrar una forma de seguir creando”, cuenta PAINT, un pintor e ilustrador que lleva ya diez años trabajando alrededor de ejercicios creativos y artísticos y quien, para esta edición, compartió muro con AZPEGER. Ambos son integrantes de ALM uno de los crews más representativos del Ecuador.
Además de PAINT y AZPEGER, los artistas que hicieron parte del cartel para esta edición fueron Diegumberrto, Pino Supay y Rayz.
Rayz
Para Jairo, poder desarrollar el festival a pesar de la coyuntura pandémica que atravesamos es muy importante, pues considera que, a pesar de las adversidades, estos proyectos deben mantenerse más activos que nunca. “Al final realizamos el festival en un barrio de poco tránsito, apoyados en uno de nuestros colaboradores que reside en el barrio. Eso facilitó el diálogo con la directiva barrial y con cada uno de los propietarios de los muros catastrados para la edición”, señala.
Pancho Pepe y Andrés Cuatín
El propósito de Jairo y su equipo de colaboradoras es no dejar que nada detenga este tipo de iniciativas y seguir sacando adelante el festival sin importar los obstáculos. Uno de los proyectos más claros que tienen es lograr sostener un nuevo espacio físico que lleva el mismo nombre del festival y en el que ofertan productos relacionados al street art como libros, materiales, obras originales, promocionales, indumentaria, y en donde también se desarrollan conversatorios, exhibiciones o talleres. Es claro que detrás del Festival NUMU no solo está la voluntad de llevar a cabo un arte urbano honesto, sino también el mantener en marcha toda una plataforma especializada en el arte callejero.
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