
Yavería: más que un festival
Empezó como una reunión de artistas visuales y publicistas amigos que buscaban un espacio para exponer sus obras y acabó en festival. Hoy Plataforma Yavería arma una fiesta de seis días que, cada septiembre, va sumando sorpresas.
Jaime Barbosa, Juan Rojas, Juan Guillermo Ramirez y Santiago Ayerbe son los padres de la criatura. Santiago se va hasta 2009 para rememorar el primer festival, que incluyó arte y música. Monsieur Periné, Telebit, Alligator, La Ramona, Sismo, Samba City pusieron los acordes. Aquella experiencia duró solo un día y reunió a los artistas con la idea de trabajar en “un espacio de apoyo mutuo que visibilizara a todos”.
Para la edición siguiente organizaron talleres y exposiciones. En la de este año montaron cuatro tinglados en Quinta Camacho, y presentaron stand up, obras de teatros, improvisación, y tocaron 50 bandas.
“El primer festival fue muy pequeño y cubrimos los gastos entre Jaime Barbosa y yo”, comenta Santiago desde Barcelona. Juan Rojas y Juan Guillermo, con su experiencia en el Estéreo Picnic, se unieron a la sociedad después. “Hasta la tercera edición fue gratuito. Luego de que se posicionó, entendimos que el espectador debía contribuir (con plata) a que los espacios siguieran”.
Yavería tomó un curso de capacitación empresarial, dictado por el Ministerio de Cultura y por la incubadora de industrias creativas Prana, crucial para fortalecer el proyecto.
“Estamos cuadrando el calendario del próximo año aún. Puede que crezcan nuevos espacios y proyectos antes del festival”, adelanta. “Para la sexta edición, reduciremos algunas cosas. Crecerá la oferta de teatro, arte, se mantendrá la calidad de las bandas, y no tendremos tantos espacios para tantas bandas. Queremos ser un festival de artes en general, con formatos pequeños, para bandas y creadores nuevos, para la escena emergente más que la consolidada”.
El crew de Yavería, que no tiene un espacio físico aún (pero trabaja en ello), tiene una meta por cumplir: trabajar permanentemente, no solo durante el festival, con los artistas con los que ha establecido una plataforma de apoyo mutuo. “Que el proyecto crezca en educación y difusión”, resume Santiago.
“Por la forma en la que ha funcionado el festival, no ha estado estructurado para que sea rentable: es sostenible, pero no rentable”, reconoce. “Nos tomaremos el tiempo de preparación que requiera para llevarlo en esa dirección, sin prisa pero con ganas. Un día nos dedicaremos 100% a la plataforma. Tenemos toda la vida para ello”.