Aparatos clásicos del futuro

Durante mucho tiempo, Juan Camilo Arellano ensambló relojes en su casa. Pero no eran relojes comunes y corrientes, sino unas cajitas de madera con números rojos que iluminaban la hora. El pequeño negocio de este ingeniero electrónico colombiano evolucionó hasta convertirse en Nuvitron, una empresa de 15 personas que fabrica diferentes dispositivos que dan la hora, indican niveles de sonido y cronometran.

Los productos de Nuvitron están hechos, entre otros materiales, a partir de unos tubitos rojos que fueron manipulados por el ejército ruso durante la Guerra Fría.

Cartel Urbano habló con el fundador de esta marca de diseño que lanzó hace poco una campaña en Kickstarter, la plataforma de micromecenazgo para proyectos creativos a través de la cual Nuvitron ha recibido la ayuda de 79 patrocinadores que han recaudado más de 12.400 dólares en menos de 15 días.

Cuéntenos la historia de Nuvitron.

Los ingenieros electrónicos siempre piensan en electrónica moderna, excepto yo. A mí siempre me gustaron las vainas antiguas: radios, televisores, equipos de sonido. Cuando me gradué, comencé a tener una obsesión por unos tubitos que se llaman Nixie, que son todos los que se ven en los productos de Nuvitron. Esos tubitos fueron los que me cautivaron, porque son como la tecnología más antigua para mostrar un número. Entre el sesenta y pico y el año 89 o 90 los utilizaban. Ahorita existen pantallas y leds y de todo.

Entonces hice un reloj con eso, y pues, como no sé diseñar, contraté a un diseñador argentino que me ayudó con el reloj y unos artesanos en Bogotá lo fabricaron. Y empecé a vender relojes por internet, por la página. Y vendí, y vendí, y vendí, y me di cuenta que la respuesta de la gente fue muy positiva. Les encantó, sobre todo el diseño: un reloj de madera estilo art déco.

Los tubos vienen de Europa y fueron usados en la Guerra Fría, por eso no debe ser fácil conseguirlos.

Los conseguimos básicamente por e-bay. En internet hay un montón de personas que tuvieron esos tubos en stock en los años 80, por ejemplo, y no saben qué hacer con ellos. Muchos compraron tubos y tubos y tubos, y era lo más común del mundo hasta que un día llegaron los leds, mucho más baratos, mucho mejores y tuvieron que guardar los viejos en el sótano de la casa.

Existen miles de esos tubos en Europa del Este, sobre todo en Ucrania, Rumania y Rusia. Yo he comprado muchos de distintos tipos y referencias. Hay unos más largos, que los utilizó el ejército ruso, que ya no se llaman Nixie pero funcionan prácticamente igual, y fueron hechos para lo mismo, para indicar un nivel, y uno les puede controlar la luz.

Nuvitron es un empresa relativamente nueva. ¿Cómo y dónde se han dado a conocer?

Empezamos con un agente de relaciones públicas de Estados Unidos que básicamente logra tweets, publicaciones en blogs y revistas grandes, que ya han hablado de ese tipo de tecnologías.

Por otro lado, tenemos toda la estrategia de redes sociales. Una comunidad chévere en Facebook. En Twitter hasta ahora estamos arrancando y Pinterest se volvió una buena plataforma para mostrar fotos, porque la gente las comparte mucho.

Hace un par de semanas decidimos lanzar un nuevo proyecto en la plataforma Kickstarter.

¿Cómo es eso?

Hemos vendido varios relojes y nos dimos cuenta que hay una comunidad, cierta gente interesada en este tipo de tecnologías. Y aprovechamos todo esto y obviamente las plataformas de crowdfunding para poder financiar un nuevo producto.

Este nuevo producto es el primero que hacemos nosotros como empresa, pero para fabricarlo tiene que ser en China y debemos pagar todos los gastos. Por eso, decidimos lanzar esta campaña. Y hasta ahora nos ha ido bien.

Tenemos una meta conservadora de recaudar 15 mil dólares durante los 30 días que dura la campaña, que termina el 17 de diciembre

¿Por qué el español brilla por su ausencia en toda la comunicación de la página web de Nuvitron?

Nos dimos cuenta que es más fácil vender en Estados Unidos que en Colombia por varias razones. Primero, en Colombia un reloj nuestro es muy costoso, porque 300 dólares al cambio son más o menos 900 mil pesos, mientras que en Estados Unidos no es tanto.

Segundo, la gente acá no suele comprar muchas cosas por internet. Tercero, porque nosotros somos una empresa que fabrica cosas de nicho. No estamos haciendo miles y millones de productos. Y no a todo el mundo le gusta tener un reloj de estos en el escritorio de la oficina. El público en Colombia es bastante reducido, entonces por eso todo se vende en inglés.

¿Qué esperan alcanzar con Kickstarter? ¿Cuáles son las metas del proyecto?

Tenemos una meta conservadora de 15 mil dólares durante los 30 días que dura la campaña, que termina el 17 de diciembre. Realmente la idea sería lograr tener el dinero con Kickstarter para fabricar los Bargraphs. Pero, la idea más grande es quedarnos con una parte de esas unidades que se fabriquen gracias al apoyo de la plataforma, para nosotros venderlas en nuestro inventario normal. Si vendemos 200 en Kickstarter, podemos quedarnos con 100 más para vender nosotros.

Diseñamos la Pocket Flashlight, exclusiva para esta campaña, que es una linternita que se puede poner en el llavero o guardarla en la guantera del carro. Tiene una luz blanca, una luz roja para usarla de noche y preservar la visión nocturna y una luz ultravioleta para detectar billetes falsos y manchas.

¿Qué planes tienen a futuro? ¿Algún producto nuevo?

Vamos a hacer muy prontamente un reloj que es una mezcla de cemento y madera, también con tubos Nixie, pero en vez de ser con luz roja, tienen luz azul; son un poco más modernos, aunque preservan el toque vintage y los materiales.

También estamos terminando un equipo de sonido retro, con una tecnología antigua. Este aparato es nuestro proyecto más importante porque los relojes son el sustento monetario para lograr fabricar muchas más unidades del amplificador. Esa es nuestra meta para en el 2016. 

Foto de Kicho Cubillos