Su bajo y sus letras han marcado buena parte de la historia del rock colombiano y de su vida camaleónica: del punk pestilente al rock chamánico, pasando por una sociedad a prueba de fuego con Andrea Echeverri. A Héctor Buitrago le pasan los años, pero no ha perdido el espíritu contestatario de sus primeros toques con la banda que formó en el colegio. Perfil de un artista que no les come cuento ni a la fama ni al legado que ha construido desde las noches salvajes con La Pestilencia. Hoy vive a las afueras de Bogotá, es vegetariano, le canta al agua y sigue vigente con su creación más respetada: Aterciopelados.