Ud se encuentra aquí INICIO Node 31076

El arte en la mira de los autoritarismos: control, exilio y represión cultural

Durante 2024, el arte volvió a ser un blanco de represión en América Latina. Gobiernos autoritarios, democracias debilitadas y redes criminales utilizaron distintas formas de censura, vigilancia y violencia para intentar silenciar las voces críticas. Así lo documenta el informe State of Artistic Freedom 2025 de la organización internacional Freemuse, cuyo capítulo sobre América Latina fue escrito por el observatorio Bulla de Fundación Cartel Urbano. A lo largo del mes iremos compartiendo algunos de los casos más representativos.

Diana Arévalo / @Arevalo88Diana

Durante 2024, el arte volvió a ser un blanco de represión en América Latina. Gobiernos autoritarios, democracias debilitadas y redes criminales utilizaron distintas formas de censura, vigilancia y violencia para intentar silenciar las voces críticas. Así lo documenta el informe State of Artistic Freedom 2025 de la organización internacional Freemuse, cuyo capítulo sobre América Latina fue escrito por el observatorio Bulla de Fundación Cartel Urbano. A lo largo del mes iremos compartiendo algunos de los casos más representativos.

 

En Cuba, mientras el país atravesaba una grave crisis de abastecimiento y colapso de los servicios básicos, la represión estatal contra artistas y activistas se profundizó. La historiadora del arte y activista Yamilka Lafita fue amenazada en múltiples ocasiones. En diciembre, un agente de la Seguridad del Estado intentó entregarle un documento a través de la reja de su casa. Ella se negó a recibirlo, creyendo que se trataba de una citación, y él le respondió con amenazas directas: insinuó que, si iba a prisión, podría ser víctima de agresiones sexuales y físicas. No era la primera vez. Ya en marzo y septiembre había recibido mensajes anónimos donde la acusaban de conspirar contra el régimen. Yamilka es una de las voces más activas del movimiento 27N, que surgió en 2020 cuando un grupo de artistas protestó contra la creciente censura oficial.

 

Otro de los casos más simbólicos del año es el del artista visual Luis Manuel Otero Alcántara, preso desde las manifestaciones de julio de 2021. En noviembre de 2024, desde la cárcel, presentó una obra titulada Fe de Vida, una performance en la que invitó a artistas y participantes de la Bienal de La Habana —organizada por el propio gobierno— a visitarlo en su celda y ver las obras que ha seguido creando desde el encierro. En sus palabras: “La Bienal nació como una oportunidad para la periferia y los desplazados, y como no puedo asistir al evento, ¿por qué no traer un fragmento de la Bienal al artista?”.

5_111.jpg

En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega consolidó en 2024 una de sus estrategias más perversas: el uso del exilio forzado y la retirada de la nacionalidad como castigo. En septiembre, los artistas visuales Kevin Laguna (Vink Art) y Oscar Parrilla (Torch Místico) fueron liberados tras pasar 10 meses en prisión. Su “delito”: haber pintado murales celebrando la coronación de Sheynnis Palacios como Miss Universo, una figura que incomodó al régimen por haber participado en protestas estudiantiles años atrás. Junto a otros 134 presos políticos, fueron expulsados del país, despojados de su ciudadanía y de sus propiedades. En noviembre, algo similar ocurrió con los músicos Nieves Martínez, Dagoberto Palacios y Juan Pablo Rosales: fueron arrestados por “sospechar” que preparaban una canción de protesta para Navidad. Hoy viven en el exilio, sin nacionalidad, por hacer música.

 

En Venezuela, el panorama se agudizó tras el anuncio de la reelección de Nicolás Maduro. Las denuncias de fraude desencadenaron protestas masivas, reprimidas con fuerza desproporcionada, desapariciones y torturas documentadas por Naciones Unidas. Entre los detenidos estuvo el cantautor Wilmer “Willy” Álvarez, arrestado en julio por componer una canción en apoyo al candidato opositor Edmundo González. Aunque fue liberado semanas después, se le impuso la obligación de presentarse ante un tribunal cada mes y se le prohibió salir del país.

 

8_59.jpg

 

Desde Colombia, el monitoreo de Bulla ha registrado también el impacto de estas dinámicas represivas en la vida cotidiana de artistas y trabajadores culturales venezolanos. El fotógrafo Francisco Colmenárez, por ejemplo, abandonó el país en agosto tras meses de amenazas por documentar visualmente la vida en las calles. “Tener una cámara se convirtió en un crimen. Si te encontraban con una, asumían que estabas contra el gobierno. Podías ir preso por 10 años”.

 

10_55.jpg

 

x

Encuentre en este link el informe completo en inglés

Encuentre en este link el capítulo de Latinoamérica en español. 

 

Seguiremos compartiendo fragmentos del informe a lo largo del mes. Porque visibilizar es también una forma de proteger.

#Bulla #LibertadArtística

 


 

 

 

 

Comentar con facebook

contenido relacionado