El artista de las aves

Un delantal manchado de muchos colores, un caballete hecho con tablas, palos y algunos clavos, acrílicos mezclados en una paleta y otros guardados con reserva absoluta. Pinceles de todos los tamaños y un par de obras expuestas en un perchero improvisado que se ha ajustado en varias ocasiones para que, al finalizar cada jornada diaria, todo quede estrictamente organizado en un morral de viaje.

Estos son algunos de los elementos que componen el diario vivir de un artista callejero en Bogotá. Roberto Acuña afirma con orgullo haber creado más de dos mil obras en el transcurso de su vida y vendido casi mil con temática de aves a turistas de 39 nacionalidades y nacionales, los cuales se han acercado a su estudio, que es la calle.

Tiene 66 años, es bogotano, devoto y creyente de la Virgen María y del Arcángel San Gabriel. Este hombre que se dedica al dibujo y la pintura es huérfano de padre y madre, tiene cuatro hijos (uno fallecido), varios nietos y una esposa con la que se casó hace 40 años.

Hizo hasta quinto de primaria porque sus deseos de dibujar a Tarzán y a Los Picapiedra mientras estaba en las aulas de clase le impedían concentrarse. Así que encaminó su vida hacia la pintura: no solo ha pintado en papel o lienzos, también sobre los muros de la ciudad y en estructuras arquitectónicas. El desarrollo de su obra se dio mientras se empleó en otros oficios que, manifiesta, no lo llenaban, no obstante, siguió dibujando en cualquier oportunidad que se le presentaba. Dice Roberto: “dibujaba incluso mientras viajaba en autobuses en movimiento”.

También creaba sus propios artefactos, como es el caso de un tajalápiz hecho con latas, lo cual le otorgaba un espectro más ámplio a su quehacer artístico, ya que en ese momento no contaba con la disponibilidad de estas herramientas de trabajo.

Su pasión por dibujar pájaros comenzó después de querer resarcir el daño que les hacía al matarlos a punta de cauchera a los 12 años, por lo que dedicó sus esfuerzos a mostrar la belleza innata de estos animales en sus obras. No se arrepiente de dar su vida al arte a pesar de las circunstancias difíciles que ha atravesado debido a que vender sus obras en la calle no es fácil. Ha establecido su negocio ambulante desde un pequeño puesto en el Mercado de las Pulgas por casi una década, trasladándose a la Plaza de Bolívar, frente a la casa del Florero, donde se ha sentido más inspirado gracias al hito de la historia que envuelve el lugar. Actualmente se ubica en la carrera 7 con Jiménez, allí vende sus obras de diferentes ejemplares de pájaros endémicos de Colombia y Latinoamérica como canarios, guacamayas, papagayos, quetzales, loros, trogones, colibrís, entre otros, sin embargo pinta también otros tipos de animales y lugares icónicos del país, como, por ejemplo, el Valle del Cocora.

Gracias a su conocimiento empírico y su postulación como artista de la vía pública hizo parte de la exhibición del Primer salón de Artistas de Arte a la Calle en el año 2022, en el cual se promovió un evento del Idartes para presentar a la ciudadanía las mejores prácticas artísticas que se desarrollan en las calles de la ciudad y, además, la exhibición de una de sus obras en gran formato en la galería de Arte del Teatro Jorge Eliecer Gaitán, expuesta desde el 18 de agosto hasta el 18 de septiembre de 2022.

Si usted desea apoyar al maestro Roberto Acuña puede buscarlo en el centro de la ciudad y comprar sus obras. 

*Este contenido fue uno de los 10 ganadores de la convocatoria CARTEL LO PUBLICA realizada en 2023.