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Fotos análogas de Daniela Rojas

Más de 12 kilómetros de pintura en Bogotá denuncian la verdad sobre los Falsos Positivos

Por estos días quien quiera darse una vuelta por la séptima, la calle 26 o la NQS, se verá obligado a caminar sobre las siluetas y cifras que exponen la magnitud de las ejecuciones extrajudiciales en Colombia. Una acción que a través de la pintura, busca que no se olvide la memoría de las 6.402 víctimas.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

En febrero de este año la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dio a conocer un dato que causó revuelo entre los colombianos. La JEP señaló que entre 2002 y 2008 habría sido perpetrado el asesinato de 6.402 jóvenes presentados como guerrilleros dados de baja en combate. La cifra de estos asesinatos conocidos como Falsos Positivos, difiere de los datos de instituciones como la Fiscalía, que sostiene que son 2.248 las víctimas que dejó el proceder vil de las Fuerzas Militares durante el gobierno de Álvaro Uribe.

En 2008, cuando salieron a la luz pública los casos de los jóvenes de Soacha cuyos cuerpos fueron hallados en Ocaña, Norte de Santander, el escándalo reventó. Desde entonces las madres de estos pelados no han descansado en su exigencia de justicia y reparación. Justamente esta exigencia llevó al nacimiento del colectivo de Madres de Falsos Positivos de Colombia (MAFAPO).

Hace más de 10 años las mujeres que conforman MAFAPO han sido invitadas por distintos ejercicios colectivos que desde el arte y sus distintas disciplinas les han aportado a estas mamás con el claro objetivo de no dejar olvidar lo sucedido con sus hijos y exigirle a la justicia celeridad en un proceso complejo al ser un crimen de Estado.

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Tatuajes, exposiciones fotográficas o intervenciones murales como el de ¿Quién dio la orden?, han sido algunos de los procesos en los que ha estado involucrado MAFAPO y con los que buscan, entre otras cosas, hacer memoria. En esa misma línea, en el marco del Paro Nacional, un grupo de artistas cirqueros de Bogotá se contactó con el colectivo de Madres de Falsos Positivos para llevar a cabo una toma del espacio público capitalino.

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Circo al Paro, como se bautizaron hace un tiempo, vio en medio de las manifestaciones una acción performática en la que personas en zancos se disparaban entre sí y, al caer, pintaban la silueta en el suelo. El impacto en los espectadores de este ejercicio era evidente y fue la razón que los impulsó a buscar a MAFAPO para proponerles pintar 6.402 siluetas que representaran a las víctimas de esta masacre orquestada por altos mandos del Ejército Nacional y la política de Seguridad Democrática.

Así, el pasado 4 de junio, integrantes de Circo al Paro y MAFAPO se dieron cita en la Plaza de Bolívar. Desde muy temprano empezaron esta ardua tarea sin tener una idea clara de hasta dónde los iba a llevar semejante cantidad de siluetas pintadas en el asfalto bogotano. 

“Fue mucha gente la que terminó echando la mano. Intentamos que fuera lo más amplio posible. Desde el momento que pensamos la intervención pensamos cómo hacer algo que de alguna manera en lo artístico y lo performático cualquier persona pudiera sumarse y lo logramos”, explica uno de los integrantes del parche cirquero que se ideó esta intervención.

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De esta acción simbólica no solo hicieron parte Circo al Paro y MAFAPO. La juntanza también llevó a grafiteros, comunidad artística local, estudiantes, manifestantes y transeúntes a sumarse con materiales y directamente también a punta de mano de obra o acostándose en el suelo como base para las siluetas. 

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Para Jaqueline Castillo, integrante de MAFAPO, este tipo de actividades autogestionadas son claves para sustentarle a la ciudadanía lo que realmente pasó. De igual forma, explica que estas acciones dan cuenta de que el pedido que hacen no es para nada exagerado y demuestra, al contrario, que lo que hicieron las Fuerzas Militares fue criminal y desalmado.

“La intención era poder mostrar la dimensión de esta cifra. Si hubiésemos tenido esos cuerpos ahí y que la sociedad tuviese esa oportunidad de conocer que esto fue un acto macabro grandísimo. Esa cifra que dio la JEP no es ni la mitad; después de eso mucha gente nos ha escrito y nos ha dicho que no han denunciado por temor. Hay muchos casos que no se conocen”, señala Jaqueline, que perdió a su hermano Jaime y desde entonces busca claridad de los hechos y justicia.

Tanto para Jaqueline como para la gente de Circo al Paro, es vital que esta intervención se haya llevado a cabo en el espacio público, pues es una manera de hacer un llamado de atención a quienes transitan la ciudad. De igual forma es una oportunidad para dar una batucada de apoyo a todas estas acciones en calle a través de las cuales se ha reclamado el derecho a la protesta social y se han reinterpretado símbolos hoy revaluados como los monumentos.

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En Bogotá en el marco de las movilizaciones sociales que se desataron desde el 28 de abril, se han pintado muchos espacios y esto ha permitido de cierto modo masificar el mensaje de descontento y malestar social frente a las políticas del gobierno Duque. Para algunas personas estas intervenciones son incómodas, pero para otras van en línea con la realidad que afronta un país violento e injusto como lo es Colombia. 

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“En la ciudad hay mucha gente que se hace la que no es con ellos y nos parece una buena manera de incomodar la ciudad, de incomodar esos privilegios de “aquí hay trabajo”, “aquí hay dinero”, “aquí no necesitamos ponernos a pensar en problemas de otros”. Si camina sobre los muertos de pronto empieza a ponerle más atención. Hacer una fila tan infinita como sea posible delante de los ojos de la gente hace que la gente lo reflexione”, comentan desde Circo al Paro.

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En estos días darse una vuelta por la séptima peatonal en el centro, por la calle 26 o la Avenida NQS, es algo que definitivamente genera impresión. Pasar por encima de este montón de siluetas que representan a víctimas de crímenes de Estado, hace pensar en lo naturalizada que tenemos la guerra y lo fríos que nos hemos vuelto ante las consecuencias que va dejando a su paso la misma. 

Lo cierto es que en momentos como el que atravesamos como sociedad es clave crear lazos y a partir de la juntanza desarrollar acciones que cuestionen y reivindiquen. Es necesario llevar a cabo ejercicios que permitan hacer memoria colectiva en un país que requiere que todo el tiempo le estén recordando todo por lo que ha pasado para así no volver a vivirlo. Estos 12,5 kilómetros de pintura y lo que representan seguro pondrán a echar cabeza a más de uno.

 

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