El boicot publicitario de Maniatic
Valiéndose de las herramientas de la publicidad, Maniatic surgió hace dos años como un proyecto de ‘brandalismo’ que reinterpreta logotipos de algunas de esas marcas que todo el tiempo saturan nuestra cotidianidad con sus campañas y productos.
Durante años las acciones publicitarias han irrumpido en el espacio público y en la vida de las personas sin limitantes. Vallas sobre los techos, carteles en los muros, comerciales de televisión y hasta pegatinas en el transporte público, son imágenes que desde hace tiempo pueblan el paisaje urbano de la ciudad. La gran influencia que ejerce este fenómeno sobre la sociedad no solamente ha modificado los hábitos de consumo, sino también la manera de concebir y ver la realidad. Sin embargo, son muy pocos los que han decidido ver en estas imágenes algo más que paisaje.
Ante la inconformidad producida por el avasallamiento publicitario y la inconsciencia con que enormes emporios de marcas (brands en inglés) generan estrategias para vender, ha surgido un ejercicio que en grandes ciudades como París, Londres o Río de Janeiro ha dado de qué hablar: el brandalismo. Este movimiento consiste en la reinterpretación de la publicidad y en contraatacarla con la misma dinámica que la rige.
En el 2016, en Londres se llevó a cabo una campaña llamada Switch Sides con el objetivo de concientizar a los empleados de la industria creativa para que abandonaran las agencias para las que trabajaban y se unieran al movimiento. Utilizaron las propias herramientas de la publicidad y colocaron pancartas en las paradas de autobús cercanas a las principales agencias londinenses, pidiendo a escritores, diseñadores y analistas que tuvieran en cuenta no solo el billete, sino también sus responsabilidades morales. Ese fue apenas uno de los actos que han tenido al brandalismo como protagonista alrededor del mundo.
En Bogotá, existe un ejercicio denominado Maniatic que se mueve bajo la lógica del brandalismo y que desde el 2017 se ha propuesto jugar con la publicidad y responderle a esa maña que tiene de incidir en la cultura popular sin siquiera preguntar. “Esto no es un simple juego de transgresión, es una respuesta a esa incidencia de la publicidad en el imaginario popular colectivo. El arte no respeta parámetros, la publicidad sí. El brandalismo me permite usar lo mejor de ambos mundos y vivir en esa dualidad”, explica el creador detrás de Maniatic, llamado así por la forma en que ejerce el brandalismo, “como una acción compulsiva y maniática”.
El camello de Maniatic se desarrolla bajo el anonimato por el hecho de que algunas de las acciones pueden llegar a tener implicaciones legales, como ocurrió en junio de este año cuando la empresa más importante de dulces en Colombia, les hizo llegar una carta exigiendo se retirara su imagen que había sido reinterpretada para un evento que se iba a llevar a cabo en el bar Candelario, en el centro de Bogotá.
No necesariamente todas las reinterpretaciones gráficas de Maniatic responden a una crítica directa a las marcas, el ejercicio de este brandalo se basa en juegos de palabras que atacan las lógicas consumistas de la publicidad. “Esta es una acción que surge y se configura como una respuesta anárquica a las estrategias publicitarias que nos inducen a hábitos de consumo a través de la publicidad”, señala Maniatic.
Más allá de ser un proyecto expuesto solo en redes sociales, Maniatic ha realizado instalaciones de carteles con la gráfica y ha empapelado varias zonas de la capital viendo cómo la gente reacciona a este boicot publicitario. “La apropiación y boicot a las marcas es indiferente a su origen territorial ya que la publicidad de empresas multinacionales o nacionales tienen una incidencia muy marcada en la cultura popular. Las personas se detienen a leer cada reinterpretación y las van asociando con los originales al mismo tiempo que se van riendo. Más que la calle la idea es usar todos los medios publicitarios que existen para llevar el mensaje”, asegura.
Este proceso intuitivo, orgánico y compulsivo, como lo define Maniatic, ha sido expuesto en México, en la galería Street Lynx en una exhibición colectiva junto a Paria Records, Mateo Rivano y Rex Bantron. Además, hizo parte de la exposición Street ArtBo, lograda en simultáneo en Candelario Bar y en Street Lynx Bogotá.
A futuro este brandalo espera hacer parte de nuevas exposiciones a nivel nacional e internacional, interactuar con proyectos de arte, hacer brandalismo a mayor escala y apoyar en cierta medida el surgimiento de más brandalos. “Ahora es el momento de responder con las mismas armas, a través de lo que se y amo, la publicidad y el diseño, reinterpretando estéticas, creando arte usurpando a los grandes, sin pedir permiso. No soy el primer brandalo y espero no ser el último”, comenta.
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