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Cinco consejos del abogado cannábico y su opinión sobre la pretendida prohibición de la dosis mínima

Ahora que llega a la presidencia un equipo y una agenda que apuntan a mantener la lucha contra las drogas tal y como ha sido durante las últimas décadas, la tranquilidad para los consumidores peligra. Ante dicho panorama le preguntamos a este especialista cómo debe actuar un ciudadano en caso de que la Policía lo coja con la mota en la mano.

Julián Guerrero

Mientras el presidente electo Iván Duque espera su posesión y aprovecha para hacer de las suyas en el Congreso, su presencia en el estamento más alto del poder es un mal augurio para aquellos que usan la marihuana con fines recreativos. Desde su primer mandato, el expresidente Álvaro Uribe, la mano detrás de la espalda de Duque, enarboló la bandera de la lucha contra las drogas y buscó penalizar el porte y uso de la dosis mínima. Esto no sólo le atrajo más seguidores, sino que también alimentó la imagen del consumidor como delincuente. Hoy, Duque representa a esa población que ve el consumo de sustancias psicoactivas como un peligro.

Ante la nueva coyuntura nacional, y aprovechando que hoy es el día del abogado, consultamos con los abogados cannábicos y su consultorio jurídico #CorresponsalPsiconauta. Ellos, como les contamos en esta nota, asesoran desde defensas por traslados a los centros de detención temporal hasta estrategias jurídicas de largo aliento para evitar o revertir encarcelaciones por usos industriales y terapéuticos de marihuana. La primera opinión de esta gente es que las políticas del presidente electo podrían representar un retroceso respecto a lo que ya se ha logrado en materia de política y salud pública. Acorde a la experiencia de las conferencias latinoamericanas de drogas, en las que se debate la pertinencia de la política de internacional de guerra contra las drogas en los Estados latinoamericanos, se ha demostrado a través de la última década que esa política ha fracasado de manera contundente.

Bajo esta óptica, dicen, Colombia (que fue una de las principales víctimas pues puso los muertos, la producción y el narcotráfico) ha tenido un avance significativo frente a los impactos de esa política. “Hemos llegado es a demostrar que la prohibición no genera un avance frente al complejo fenómeno de las sustancias psicoactivas y que la criminalización excesiva que se ha generado en torno a los usuarios, tanto recreativos como medicinales e industriales, es desmedida y no es coherente con la realidad actual”, señalan.

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Como comenta el abogado cannábico, sobre las propuestas de Duque debe tenerse en cuenta el Acto legislativo 002 del 2009, expedido por el mismo Álvaro Uribe, el mentor de Duque, en el que se establece que el problema de las sustancias psicoactivas en Colombia no es un problema de seguridad sino un problema de salud pública. Según dice, esto es coherente con los avances de la política mundial y debe ser respetado a la hora de implementar las modificaciones planteadas por el presidente electo, pues Colombia no merece más víctimas. Mientras que en los ochenta Colombia era considerada un país eminentemente productor, en la última década ha mutado a ser un país más consumidor.  Según comentan en el #CorresponsalPsiconauta, esto no es ni bueno ni malo y es un fenómeno que hay que atender desde las políticas públicas. “Ha habido avances en tanto ha mermado la criminalización excesiva frente al usurario de cannabis. También ha mutado mucho el imaginario social del marihuanero como narcotraficante y pasó a tener un rol distinto en la comunidad. Aún hay tabúes, aún hay resistencia a ese cambio, pero se ha podido lograr obtener un poco más de dignidad frente a al usuario”.

La imagen del consumidor como jíbaro y delincuente, que se ha alimentado desde el círculo político del expresidente y del presidente electo, es una de las trabas más contundentes que encuentra la legalización de la cannabis hoy en día y uno de los principales problemas para aquellos que hacen un uso recreativo de esta. “La mejor forma de sacar al usuario de cannabis de ese imaginario de jíbaro y de narcotraficante es que se autorregule, de tal manera que cumpla y aplique lo que legalmente ya se ha logrado y es que sea un uso responsable y que no afecte el orden público. En esa medida, no le va a importar ni al INPEC, ni a los juzgados penales, ni a la Fiscalía y estas instituciones sólo estarían disponibles en caso de que se tratara de un narcotraficante”, explica.

 

(No deje de leer ’30 gramos de marihuana lo salvaron del a heroína’)

 

Según nos contó el abogado cannábico, para realizar los comparendos la Policía se ampara en el literal (c) del artículo 33, sobre “comportamientos que afectan” la tranquilidad y relaciones respetuosas entre personas”. Allí se habla del a prohibición para “consumir sustancias alcohólicas, psicoactivas o prohibidas, no autorizados para su consumo” en “espacio público, lugares abiertos al público, o que siendo privados trasciendan a lo público”. El #CorresponsalPsiconauta dice que el principal problema al que se ven enfrentados los usuarios de cannabis, sea medicinal como recreativo, es a que se les genere una multa producto de un comparendo en virtud de esta ley.

Por eso, nos da estos tips a tener en cuenta, basándose en las mismas garantías que ofrece el comparendo, para mediar la situación entre el usuario y la policía por si lo cogen con las manos en el porro o la mota en la maleta:

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  • Si decide consumir en espacios públicos, procure respetar que en el espacio no haya presencia de menores de edad, no esté cerca a entidades o comunidades educativas y evite los horarios concurridos de las personas. Tiene derecho a hacerlo en su casa, en espacios cerrados donde todos consuman cannabis y tiene derecho a portarlo.

 

  • El porte no acarrea multa. En dado caso que se encuentre con un policía y este lo requise y encuentre la cannabis, demuestre qué tipo de uso hace de esta. Demuestre que está portando la dosis mínima (no más de 20 gramos) o los papeles que certifiquen su consumo medicinal.

 

 

  • Si el policía decide proceder con el comparendo a pesar de que usted haya probado que todo está en regla, no obstruya el procedimiento. No pelee con el policía. Firme el comparendo y escriba al lado de su firma: “No estoy de acuerdo con el comparendo”.

 

 

  • El policía, al momento de hacerle el comparendo, debe preguntarle si usted está dispuesto a realizar el recurso de apelación al cual tiene derecho al momento de subscribir el comparendo. Si usted ha demostrado que todo está en regla, haga uso del recurso de apelación.

 

 

  • Una vez reciba la copia del comparendo, en el cual firmó que no estaba de acuerdo y de que hace uso del recurso de apelación, tiene cinco días hábiles para acercarse a un abogado para formular ante la autoridad superior el recurso de apelación y con así debatir la procedencia y pertinencia del comparendo.

 

 

Siguiendo al pie de la letra estos consejos, y hacer un buen ejercicio del recurso de apelación al que tiene derecho, puede liberarse de una multa de un comparendo tipo 2, correspondiente a ocho salarios diarios vigentes ($208.328) y demostrar que la cannabis no merece el mismo tratamiento de sustancias de carácter prohibido, según cual establece el Código Nacional de Policía”, agregan desde el #CorresponsalPsiconauta.

 

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