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La Valija de Fuego: los libros no mueren

La practicidad del PDF y el EPUB, sumada al alcance actual de internet, ha levantado oleadas de detractores del impreso, pero aún hay quienes no cambian la textura de un libro. Esta librería/editorial no es la novedad, pero resulta necesario tenerla en el radar por su propuesta cargada de publicaciones anarquistas, fanzines y hasta ferias de sci-fi. Esta es la visión especializada de uno de sus empleados.

Carolina Romero M.

El lugar es, básicamente, una librería, un café y una editorial emergente; todo en uno. La Valija de Fuego se autodenomina emergente porque el término independiente no les suena mucho a sus fundadores. No sólo se autofinancian y editan con recursos propios los libros que publican, también intentan que sus dinámicas internas y externas se ejecuten con solidaridad; que sea una experiencia  en constante  movimiento y crecimiento.

La Valija es, básicamente, una librería, un café y una editorial emergente; todo en uno.

La Valija es una red para articular diferentes procesos: desde pequeñas editoriales y proyectos gráficos, pasando por los autores e ilustradores que publican, hasta sus proveedores de café, quienes elaboran, en su mayoría, los productos en casa.

Su infraestructura cuenta con un espacio en el que se han presentado libros como Cuentos contra la autoridad, publicado por El Aguijón, colectivo y periódico anarquista de Medellín; y proyectado cintas como Bogotá Punk: Los podridos 80, el documental de Ricardo Meléndez. También se han realizado conciertos acústicos de Triple X y de Jimmi Jazz, vocalista de la reconocida banda paisa de punk GP (lea un breve perfil en Rockombia). Del mismo modo, en los últimos años han realizado ferias temáticas dentro de la librería. De estos eventos cabe resaltar el Día de la Ciencia Ficción, que contó con más de tres mil títulos del género; dos versiones de la Feria Emergente, un espacio para que pequeñas editoriales y artistas muestren sus productos; y la Semana Ácrata, realizada en semana santa y durante la cual, en 2014, según Iván Darío Álvarez, poeta y director de La Libélula Dorada, se vendió la mayor cantidad de libros anarquistas en la historia bogotana. 

Es posible encontrar en sus estantes publicaciones interesantes y poco difundidas: hay una sección de anarquismo, una de ciencia ficción, otra dedicada a fanzines y una de ediciones rarísimas de libros viejos, usados, bastante difíciles de conseguir. Y esas rarezas existen en este espacio gracias a Marco Sosa, editor, librero y fundador, hace seis años, de la Valija de Fuego. 

Los visitantes de este espacio, ubicado en la carrera 7 con calle 46, disfrutan de una terraza en la cual pueden fumar y tomarse una pola mientras trabajan en sus proyectos. Su público es variado, ya que allí se puede encontrar al director de la Revista Arcadia, Juan David Correa, o la cantante de la banda de punk Polikarpa y Sus Viciosas, Sandra Rojas.

Sosa y su socio, Sergio Carmona, quieren ofrecer literatura de calidad en la librería y en la editorial. “Básicamente, publicamos lo que nos da la gana. Pero nos preocupamos porque sea un buen trabajo, tanto literario como en la ilustración y el formato”.

“Publicamos lo que nos da la gana. Pero nos preocupamos porque sea un buen trabajo, tanto literario como en la ilustración y el formato”:
Marco Sosa.

Para los críticos del libro impreso, quienes consideran que las librerías están mandadas a recoger, esta experiencia es una cachetada. No sólo la estantería ha crecido considerablemente en el último año, también la editorial va ganando reconocimiento en el medio gracias a títulos como Asamblea de fuego: Entrevistas durante los diálogos de paz de los 80 y  Doce pruebas contra la existencia de Dios, publicado junto a Abisal Colectivo y la Fanzinoteca del Rock.

Sosa afirma que “un buen librero genera un diálogo entre el libro y el lector, y eso nunca lo ofrecerá Amazon”

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