Ud se encuentra aquí INICIO Moda La Ropa Que Hace Con Una Hectarea De Algodon La Obtiene Con Media De Canamo

“La ropa que hace con una hectárea de algodón, la obtiene con media de cáñamo”

Del tallo de la planta de marihuana se obtiene la fibra de cáñamo, un material rentable, duradero y con menor impacto ambiental. No obstante, su producción es ilegal en nuestro país. Visitamos una empresa bogotana dedicada a la fabricación de ropa a base de cannabis.   

Isabela Ramirez / @isabelarramirez

El cáñamo industrial –que no es la misma bareta que distribuyen los dealers– proviene de una variedad de cannabis sativa con niveles de THC (componente narcótico) entre 0,2% y 0,3%, cifras realmente bajas si se comparan con las concentraciones encontradas en la marihuana últimamente, que varían entre 20% y hasta 40%. Se cultiva para elaborar productos por medio de sus semillas y de las fibras resistentes de sus tallos, no para trabarse.

Los pequeños empresarios colombianos del textil a base de cáñamo aseguran que esta es una alternativa que tenemos frente a nuestras narices y no aprovechamos. Las propiedades y beneficios de la fibra de cáñamo para la producción textil en Colombia son infinitos y al mismo tiempo invisibles.

En los años 30, el ex presidente Enrique Olaya Herrera fue una de las primeras personas que trajo semillas al país para su uso industrial. El cáñamo industrial fue muy popular en el siglo XVIII en China, Estados Unidos y Europa. Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando la industria textil se volvió masiva y los productores empezaron a preferir los tejidos sintéticos (nailon y los derivados del petróleo), el cáñamo como materia prima pasó al olvido. Con la prohibición de la marihuana se dejó de usar por completo el cáñamo industrial.

No es un secreto que Colombia, el segundo país más megadiverso de América después de Brasil, se está quedando sin agua ni aire limpio. Por esta razón algunos ecologistas han buscado en los últimos años alternativas para ayudar al medio ambiente, utilizando materiales biodegradables y formas de producción que puedan reducir el impacto.

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Telas 100% en cáñamo. Fotografías de Kicho Cubillos. 

 

 

Carlos Martínez, un tipo de voz ronca y bastante sencillo, dueño de Cannabis Jeans, después de leer sobre el asunto, de ver documentales y de buscar contactos de expertos en cannabis, habló con un grupo de indígenas ubicados al norte del Cauca que plantaban cannabis: ellos utilizaban los cogollos y botaban los tallos, de donde se saca la fibra con la cual se pueden realizar “milagros” industriales.

“Quería hacer ropa que transmitiera un mensaje completamente diferente y por eso empecé a buscar cositas más artesanales", cuenta Carlos.

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Chaqueta para hombre y jeans de cáñamo 

 

 

El proyecto con los indígenas no se pudo llevar a cabo porque le advirtieron que los negocios con cultivos de cáñamo industrial también eran ilegales. Después de todos sus intentos por demostrar que las plantaciones iban a ser exclusivamente para fabricación de jeans –en la actualidad su empresa produce camisetas, chaquetas, carteras y hasta zapatos–, tuvo que botar las etiquetas para pantalones que decían "Cauca Natural" y "100% Corinto".

"El cáñamo no necesita químicos ni mucha agua –explica Martínez–, enriquece el suelo y tampoco necesita mucho terreno. Si usted quiere hacer ropa con una hectárea de algodón, obtendría lo mismo con media hectárea de fibra de cáñamo".

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Camiseta para hombre en cáñamo y botones hechos con semillas de tagua 

 

 

Después de una larga búsqueda, Carlos Martínez se enteró de que en China estaba la materia prima: la fibra del cáñamo abundaba en Shenzhen (provincia de Guangdong), donde la cultivan desde hace 5 mil años. Entonces se fue a traer todos los metros de índigo que le permitieran meter en el equipaje. Entre sus hallazgos había telas con 55% cáñamo y 45% algodón orgánico.

Después de volar 15 mil kilómetros volvió a Colombia y empezó a buscar mano de obra que reconociera el valor civil y social del proyecto. Carlos y su familia buscan darles soluciones al mal uso del suelo y los cultivos con ropa que se mantenga perfecta al menos cinco años, utilizando telas inteligentes con anti fluidos para limpiar en seco. Por otro lado, los botones que usan son hechos con semillas de tagua.

Aunque el principal material de este proyecto artesanal debe viajar en un avión desde China, los que trabajan en la ropa son todos criollos. En el tejido de la tela y los botones trabajan indígenas del Cauca y artesanos de Tinjacá (Boyacá), y la mano de obra está a cargo de tres sastres del barrio Galán, a los que Carlos se refiere como los olvidados de la industria textil.

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Gonzálo Cruz, uno de los sastres

 

 

Los talleres de los sastres son cuartos pequeños en los que confeccionan a la antigua, tomándose su tiempo. "Trabajamos despacio pero bien hecho", asegura Carlos López, uno de estos sastres.

Un grupo de reclusos de la Cárcel Distrital es también parte del equipo. Hicieron un acuerdo con la prisión para que el trabajo de confección de estas prendas sirva como una terapia mientras reciben un buen pago.

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El sastre "Globito" tomándole las medidas a Carlos Martínez para una chaqueta en cáñamo. 

 

 

El diseño digital, los moldes y las pruebas de encogimiento y también las de fluidos se realizan en un taller que queda frente a Centro Mayor. Estas tareas están a cargo de Jaime Fernández, diseñador de la marca. "Nosotros no queremos ni necesitamos que esta sea ropa linda ni que esté de moda. El que usa esta ropa sabe que así está cuidando la tierra que está pisando y además apoya a rehabilitados, reclusos, sastres con poco trabajo, indígenas y artesanos. La perfección y la estética se las dejamos a otros".

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Jaime Fernández, el diseñador de Cannabis Jeans y Carlos Martínez, el dueño de la marca.

 

 

Este proyecto no busca producciones masivas, por lo tanto esperan sus gestores que en este año se vendan solo 3000 prendas. 

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