La llegada en chiva a la última conferencia de las Farc
Siete horas de trocha a través de territorios donde la presencia del Estado es prácticamente nula separan a San Vicente del Caguán de El Diamante, lugar donde la guerrilla celebra por estos días su X Conferencia, la última como grupo armado.
La “Y” de Campohermoso conecta a San Vicente del Caguán (Caquetá) con la vereda de Los Pozos, si se toma la vía hacía la izquierda, y con la vereda de El Diamante, si se toma la vía hacía la derecha. En este punto está el último retén militar antes de adentrarse hasta los Llanos del Yarí. De aquí en adelante es territorio fariano.
Faiber ya ha hecho dos viajes al lugar de la Conferencia guerrillera: uno para llevar materiales de construcción y este, en el que lleva a 35 periodistas que van a cubrir el evento. Es la primera vez en la historia que autorizan la presencia de prensa.
Este es uno de los puentes colgantes que atraviesan el primer rio que está a la salida de San Vicente del Caguán, municipio que entre 1998 y 2002 fue despejado por el proceso de paz de Andrés Pastrana. Ahora tiene la oportunidad de ser noticia por la Conferencia guerrillera que se celebra estos días.
Uno de los soldados en el último retén militar es Vargas y está en ese lugar hace siete años. “Ojalá que sí se acabe ya [el conflicto armado con las Farc]. Han quedado muchos hijos por ahí huérfanos. A nuestro último soldado lo mataron aquí arribita hace dos años”, confiesa.
Campohermoso es la primera de las dos veredas antes de El Diamante. En esta población se ven stencils alusivos al comandante guerrillero Mono Jojoy, abatido en 2010 por el Ejército.
En Las Damas, la segunda vereda del camino, la población continúa con su cotidianeidad mientras se asombra de ver una chiva llena de periodistas. “Están RCN, Caracol, Televisa… por aquí antes no podía entrar nadie. Ahora he visto pasar como 25 motos hacía allá. A cualquier extraño que veían lo sacaban corriendo”, afirma Heisser, un habitante de la vereda.
En Las Damas dos niños juegan fútbol en una cancha que la arena se tragó. Por su parte los adultos juegan billar mientras toman cerveza. En esta vereda la Junta de Acción Comunal cobra multas de $100.000 por pasar de los 20 km/h en vehículos. El galón de gasolina en una estación Terpel cuesta $9.000 —en Bogotá en galón cuesta aproximadamente $7.600— y los perros no se mueven por el bochorno.
Cada local comercial de Las Damas tiene anuncios de lo que ofrece: en esta venden —o benden— aceite “quemao”. También hay haciendas o casonas de madera en las que el común denominador es una antena de DIRECTV. Algunas de esas casas tienen letreros del tipo “Se vende esta propiedá”.
En los Llanos del Yari hay avisos de prohibido cazar, prohibido pescar, prohibido hacer quemas y se imponen multas de $1.000.000 a quien los desobedezca. Los avisos son anónimos. Antes de este aviso, la chiva se cruzó con una danta, un animal en vía de extinción originario de esta zona del país, al que unos niños —uno con camiseta militar marca Diesel— alimentan con la mano.
El último hombre que vemos, media hora antes de llegar al punto final, es un guerrillero. Está uniformado y lleva su fusil al hombro. Desde la penumbra, le pregunta al conductor su nombre y de dónde viene. Pasamos sin problema hasta que un gran pendón colgante que nos recibe: “Bienvenidos a la X Conferencia guerrillera”. Al lado, cerca de un río y entre unos árboles, está el campamento guerrillero del frente Felipe Rincón, uno de los dos en donde pasaremos las noches durante la Conferencia.
