
Desempolvando LatinChat, ICQ, Chatroulette y otras joyitas sociales
En este recorrido a través de la memoria nos dimos cuenta de que el término “catfish” siempre nos han acompañado. Vamos desde el clásico ICQ, pasando por el boom mediático de MySpace, hasta nuestros días de Facebook y Tinder.
Hace poco más de diez años, con esa novedad llamada Internet al alcance de muchos, los farsantes (y los intensos con identidad propia) de las redes empezaron a ver la luz. Seguramente a usted, querido lector o lectora, también lo agregó el amigo de un amigo (real o ficticio) con alguna excusa floja para entablar conversación.
Pero no todos son mártires en este culto de las redes sociales. La figura de impostor ha sido fácil de adoptar desde hace años en la larga lista de páginas que han aparecido alrededor del ecosistema virtual.
¿Recuerda el sonido del chat de ICQ? Ese “oh oh” que entusiasmaba a cualquiera. Tener una conversación en la mañana o en la noche que podía extenderse por dos minutos o dos horas, con un conocido o un desconocido, brindaba una extraña y nueva sensación de satisfacción.
I Seek You (ICQ), o “te busco” en español, fue una red que nos aceleró el ritmo y nos hizo desear a diario llegar pronto a casa después del colegio para conectar el cable del teléfono a la computadora con el fin de chatear.
Nació en 1996 y en 1998 alcanzó los 10 millones de usuarios, un número escandaloso teniendo en cuenta que en esa época casi todas las familias compartían un mismo equipo, en la sala o el estudio de la casa.
La creación de alter egos se puso de moda con la llegada de estas redes sociales y páginas para chatear. Nicknames como CamiHot o LaSolterita dieron palo en las conversaciones colectivas de LatinChat.
En aquellos tiempos el catfish virtual agarraba fuerza. Grupos de adolescentes se sentaban frente a una pantalla gris (a la que muchas mamás le colgaban un vidrio polarizador para cuidar la salud visual de sus hijos) con la única intención de crear perfiles ficticios y pasar un buen rato engañando a otros usuarios ganosos.
Había los que administraban sus contactos de MSN en grupos: AmIgOs, CoLeGiO, NoViOs/aS y CoNoCiDoS. Y esos conocidos realmente no lo eran: amigos de amigos, personas que vimos en alguna fiesta o alguien que milagrosamente consiguió nuestro email para hablarnos.
Hay que decirlo: todos tuvimos una cuenta de email de la que no queremos acordarnos. La imaginación era precaria a la hora de escoger el nombre: [email protected], [email protected] o [email protected].
Y estos chats se volvieron cada vez más interactivos. Habbo Hotel, una red social en la que se creaba un personaje para caminar con él por las salas de un hotel virtual.
Y ¿qué decir de Chatroulette? Aún hay gente que utiliza esta red en la que se interactúa y conversa con diferentes personas aleatoriamente por medio de video conferencia. No hay que olvidar que en ese random search de webcams siempre aparecían un par de tetas o un pene.
En MySpace la gente hacía tops de amigos y empezaron a pulular los selfies. ¿Cuántos diseñadores web se iniciaron cambiando el layout de su perfil a punta de código html? A las bandas esta red social les funcionó bastante bien ya que podían colgar su música de manera gratuita.
Más adelante nos vendieron un chat que pudimos cargar en el bolsillo: BlackBerry Messenger, al que Whatsapp reemplazó en poco tiempo. Fue tal vez con el famoso pin que muchos empezaron a convertirse en zombis.
Y en la actualidad tenemos una larga lista de redes y aplicaciones que sirven para generar diálogo y conversación: Facebook, Twitter, Happn, Tinder, Instagram, etc. Los perfiles falsos ahora son más comunes y hasta se han emprendido campañas para que los usuarios aprendan a proteger su información virtual y sean más prudentes con lo que publican.
Le recomendamos, para que aprenda más sobre todo este asunto de falsas identidades, que sintonice la segunda temporada de Catfish, todos los jueves a las 10 de la noche por MTV.
Recuerde seguir a Catfish por Facebook y en su página oficial.