Chicas que le jalan al fútbol ‘freestyle’, el arte de dominar la pelota a punta de trucos
Una nueva generación de jugadoras colombianas se prepara a diario para participar en torneos mundiales en Hungría y Brasil. Tres de ellas, ganadoras de premios y que le meten toda la ficha para perfeccionarse en la práctica, nos cuentan cómo se metieron y siguen con el cuento de este deporte-arte.
Para hacer freestyle, creería uno, se necesita solo una pelota. Eso, y no dejarla tocar el suelo. Pero mantenerla en el aire por un tiempo indefinido y, además, hacerlo con trucos con las piernas, espinillas, muslos, hombros y cabeza se necesita una exigencia mental y física que llevan a considerar esta práctica como una forma de arte. No en vano existe la Freestyle Football Federation, algo así como la FIFA pero para estos deportistas. En Colombia la disciplina está de despegar y, como suele suceder con los deportes alternativos, el apoyo público y privado es muy limitado.
A pesar de eso, el país tiene un doble subcampeón mundial, Sebastián “Boyka” Ortiz, quien en 2014 y 2016 alcanzó ese título, además de otro dos segundos puestos en torneos continentales. “Boyka” es la cara visible del freestyle colombiano, una práctica que cuenta con proyectos como Freestyle Colombia, la organización que reúne a los practicantes y existe a falta de una institución pública que se encargue de regular y organizar este deporte. Tal vez el intento más cercano de formalizar a los deportistas que practican el freestyle se hizo con apoyo de la Federación Brasileña de Freestyle. Pero para lograr eso tienen que existir, al menos, cuatro ligas regionales constituidas por cerca de 80 deportistas afiliados a asociaciones y escuelas, cosa que no sucede.
Pero detrás de “Boyka” vienen parches de jóvenes que quieren sacar a relucir su talento con la pelota, entre esos muchos conformados por chicas. Paola, María y Alejandra son tres mujeres que con la plata que reúnen al participar en eventos de freestyle se la guerrean para costearse pasajes y estadía en campeonatos en todo el país. Hablamos con ellas, nos fijamos en su habilidad para controlar la “pecosa”, y nos contaron sobre sus aspiraciones en esta modalidad de fútbol.
Paola Díaz, 19 años.
Antes de meterle la ficha al freestyle, Paola se dedicaba al fútbol once contra once pero tuvo que abandonarlo por problemas económicos. Durante la semana practica cuatro días y los fines de semana entrena en parche con otros freestylers en Timiza, en la localidad de Kennedy. Aunque el freestyle llegó a su vida para no abandonar del todo el futbol, su meta es profesionalizarse y particicpar en torneos. Para lograrlo, participa en todos los campeonatos que le sea posible.
Recientemente, ocupó el cuarto puesto en el Torneo Latinoamericano que se realizó en febrero de 2017, en Cali. Aunque no ve el freestyle como una forma de vida pues quiere estudiar y dedicarse a la música, siempre quiere tener la opción de poder coger la pelota y hacer sus trucos.
María Alejandra González, 22 años.
El palmarés de María Alejandra es envidiable por cualquier freestlyer: campeona del abierto nacional 2016 y campeona del Artball Freestyle Championship y del MMT Elite Cup Women's, también realizados en Colombia. Le queda la espinita de un torneo latinoamericano, al que no pudo asistir por una enfermedad. No es de extrañar que haya ganado estos campeonatos, porque de las veinticuatro horas del día, María dedica cuatro a entrenar.
Antes de hacer freestyle, jugaba fúbol sala por hobby y, aunque todavía lo juega, su vida a veces está dedicada de lleno a los trucos. Nació en San Juan, Cundinamarca, y vive en Bogotá hace cinco años. Mientras estudiaba en el SENA conoció el freestyle a través de un grupo que abandonó a la semana para ponerse a practicar por su cuenta.
“Veo algún video en Youtube, me lo grabo y voy y lo intento”, explica María Alejandra sobre su forma de entrenar. El freestyyle lo ve como un proyecto de vida, ese ha sido su vehículo para viajar y conocer otras ciudades y personas. Ahora se está preparando para su primer torneo internacional, el Pantherball, que se realizará en México en mayo de 2017.
Alejandra Peñuela, 24 años.
Alejandra también tiene premios de los que presumir: tercer lugar en Torneo Escala y subcampeona en el Torneo del Festival de Verano de Bogotá y en el Moslo Master Tournament. Desde el año pasado se radicó en Panamá, pero cada que puede visita Colombia. Allá se mantiene bailando con el balón y así vive, haciendo shows en vías concurridas y ofreciendo su talento a los peatones.
Para ella, esta generación promete mucho para el deporte porque, afirma, son mujeres que practican muy duro y su nivel avanza mucho más rápido que hace cuatro años, cuando empezó a practicar. Sin embargo, reconoce que aún falta mejorar para pensar en participar en torneos mundiales, como lo hacen Marisa Cintra de Brasil y Catalina Vega de Chile.
Este año, Alejandra no tiene pensado participar en torneos internacionales. Después de terminar su temporada de vacaciones quiere “volver a la rutina”, afirma, refiriéndose a continuar con su trabajo y terminar su carrera en Ciencias del Deporte, por lo que no le quedará mucho tiempo para entrenar. En 2018, advierte, sí piensa prepararse para competir con mujeres de otros países.