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El surf “explosivo y radical” que nos podría llevar a Tokio 2020

La gran apuesta es llegar a los Olímpicos con, al menos, un participante. Para la Directora Ejecutiva de la recién creada Federación Colombiana de Surf, los barranquilleros Sofía Loewy y Santiago Mendoza, dos de las mejores cartas que tiene el país en esta disciplina, a sus 17 años están practicando rutinas drásticas: “No lo piensan dos veces y se arriesgan”.

Alejandro Mazuera Navarro

Sofía lleva 4 de sus 17 años enfrentándose al oleaje. “En el surf el 50% suerte, 20% el estado de la ola y 30% cómo la sortees. Si a alguien contra quien compites le sale una ola buena, puede que le vaya mejor que a ti”. A un mar como el del Parque Tayrona, donde nos encontrábamos, hay que esperarlo y acceder a sus deseos. Aun así es uno de los mejores destinos del Caribe colombiano para practicar este deporte que lleva más de 20 años presente en el país y el cual se estrenará mundialmente en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, junto a otras disciplinas recientemente incluidas en este certamen como la escalada, el béisbol, y el karate.

Esta barranquillera de ancestros alemanes fue sexta en 2016 a nivel panamericano en la modalidad SuP surf (una en la que el participante se ayuda con un remo) y séptima en la categoría abierta, en la que debió competir en el mismo turno contra la peruana Analí Gómez, quien ya había sido campeona del mundo. Sofia Loewy también obtuvo dos cuartos puestos en los bolivarianos del año pasado. “Competir en la categoría Open siendo todavía junior hace que uno se tenga que esforzar más —me dijo parada en la arena con su tabla al lado—: ser radical, arriesgarme e intentar cosas que algunas veces no sé”.

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Fotos de Nashoot Photo

 

 

Después apareció frente a mí otra de las promesas del surf colombiano actual. También de 17 años y también barranquillero, Santiago Mendoza llegó con dos pelados a los que había estado aconsejando para mejorar los movimientos sobre la tabla; uno de los acompañantes pertenecía a los Wiwa, uno de los cuatro pueblos indígenas que habitan la Sierra. Los dos chicos le mostraban a Santiago el respeto de aquel que admira a quien ejecuta con calidad algo que te apasiona. Y es que precisamente Santiago procura extender su conocimientos a los jóvenes surfistas de la escuela Chill and Surf, ubicada aquí mismo, en el Tayrona, y de la cual es propietaria su madre, una mujer totalmente ligada a la Sierra quien en su mano deja ver seguranzas de los Arhuacos, Wiwas y Koguis, algo que solo se da en personas muy apreciadas por estos pueblos.

Hoy en día este chico tiene la ventaja de poder participar en uno de los círculos más competitivos del mundo: “Me dejan competir en el circuito local de Estados Unidos como colombiano”, de esta manera Santiago se foguea con los mejores en la meca del surf. Esas experiencias son las que comparte con muchos de sus camaradas. “Ya tienen un conocimiento básico, lo que yo les aporto es el de afuera para que ellos puedan surfear mejor”.

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Foto de Oscar Peñaranda

 

 

El máximo ente del surf nacional también es bastante joven. La Federación Colombiana de Surf se formalizó el pasado 18 de Mayo en Cartagena para encargarse de regular la actividad frente a todo el sistema deportivo del país. El surf es ahora reconocido por Coldeportes y tiene el aval frente al Comité Olímpico Internacional, que no es poco. Todo esto se logró gracias a las gestiones de Lena Lizarazo, quien con apenas 28 años lideró el proceso para levantar esta federación. Al igual que la mayoría de los surfistas nacionales, Lena libró una lucha de diez años por el reconocimiento y organización que el surf merece.

“Yo vivía en Costa Rica en 2009 —me dijo Lizarazo— y llamé a solicitar apoyo para la Selección Colombia que se encontraba en el Mundial, pero, para sorpresa mía, me dicen que no era considerado un deporte sino una actividad élite. A partir de ese momento decidí empezar la gestión, venir y empaparme de todos los requerimientos. Después de que me dan las pautas, en 2012, cuando estaba Andrés Botero al frente de Coldeportes, quien fue de vital importancia y es un admirador del surf, empiezo a demostrar que se puede practicar en todo el territorio nacional, que existen todos los escenarios deportivos necesarios, dos costas y una comunidad de surfistas colombianos. Ese año obtiene el reconocimiento como la disciplina número 52 de Colombia”.

Lena, que practicó este deporte durante mucho tiempo a nivel competitivo y conoce a fondo la realidad del surf nacional, asegura que podemos esperar mucho de Sofía y de Santiago, quienes parecen no dudar a la hora de enfrentar olas de grandes magnitudes que podrían poner en riesgo su integridad física. “Si tienen que mandarse a la más grande porque es la única manera que tienen para subir el puntaje —comentó Lena—, lo hacen. Yo creo que esa es la característica principal que tienen los surfistas de esta generación: están practicando un surf explosivo, radical, no lo piensan dos veces y se arriesgan”. Para Lena, Sofía Loewy, que empezó a practicar en Puerto Colombia, “es la surfista más potenciada que tenemos en el país”.

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Foto de Nashoot Photo

 

 

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Foto de Oscar Peñaranda

 

 

Y tanta autoridad sobre las olas no es un asunto gratuito. “A las seis me levanto y voy a clase —me contó Loewy, que vive frente al mar—, a no ser que haya olas muy buenas o [esté en medio de] un campeonato, porque si eso ocurre entreno dos o tres horas en la mañana, después iría a clase hasta las 2:45 p.m. A las 3 vuelvo, si no hay olas hago entrenamiento físico, pero si las hay, surfeo”.

El combinar estudio con viajes es una tarea que requiere mente y cuerpo todo el tiempo dispuestos. Eso lo sabe Santiago Mendoza, quien debió buscar una forma de vida alternativa que le permitiera enfocarse en surfear. “Actualmente estudio por internet, de manera que solamente tengo que entrar dos veces a la semana al colegio para entregar el progreso de lo que he realizado. Esto me permite entrenar más e ir a competencias internacionales”.

Las olas en el Caribe colombiano no son las mejores del mundo en cuanto a tamaño. La presencia de las diversas Antillas le cortan potencia al oleaje y esto evita que lleguen con gran altura a las costas nacionales, lo cual ha hecho que Sofía pase gran parte del año en las playas de Hawaii, puliendo su técnica y probándose ante mayores retos en una zona de Oceanía reconocida como una de las más aptas para la práctica.

En nuestro país el mejor oleaje se presenta por toda la Costa Pacífica, especialmente en Nuquí (Chocó), donde bautizaron a una “Pico de Loro”. Allí, en el segundo semestre del año, se puede surfear acompañado de las ballenas Yubartas que llegan hasta esa zona para tener sus ballenatos. En el Pacífico también se practica el surf, sin embargo, las condiciones son difíciles, puesto que los chicos que lo practican no cuentan con suficientes recursos. Muchos comparten sus tablas y cuando ellas sufren algún daño los practicantes deben pasar semanas o hasta meses esperando que llegue alguien que los pueda auxiliar. El futuro de la Federación Colombiana de Surf depende, de alguna manera, de ampliar y consolidar el deporte en la Costa Pacífica. “Es absolutamente importante para todos los proyectos que vienen porque [el Pacífico] es el escenario idóneo. Más allá de lo deportivo, queremos llegar a estas comunidades como una herramienta de cambio, para el mejoramiento de la calidad de vida de personas de una zona donde se siente un gran abandono estatal, razón por la cual estamos aliados con organizaciones internacionales. Tenemos la escuela de surf más grande de Colombia en el corregimiento Termales, en Nuquí, con más de 180 niños y niñas que surfean y son menores de 10 años”.

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Foto de Alejandro Mazuera Navarro 

 

     

Santiago Mendoza no ha practicado en Nuquí, pero ha tenido la oportunidad de probar mares californianos, el paraíso para cualquier surfista, en donde ha competido en un Mundial Juvenil. “En Colombia uno logra avanzar hasta cierto punto y de ahí requiere mejores olas y entrenadores —me dijo Mendoza—. Además, es más fácil conseguir implementos en USA”. Y esta fue la razón que impulsó a Lena Lizarazo a buscar el puesto de Directora Ejecutiva y no el de Presidenta de la Federación, porque es escasa la presencia en el país de marcas de accesorios o tablas y eso dificulta la práctica. Ella ahora empieza a trabajar para que las grandes compañías tengan al país en el radar internacional.

El inicio de esta federación dedicada al surf se da teniendo varias metas claras: el alza del número de competidores, la creación de infraestructura administrativa, la organización de competencias y, además, la consolidación del Pacífico. La gran apuesta es que Colombia llegue a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 con, al menos, un o una surfista. Y para que eso sea posible, tenemos dos buenas cartas bajo la manga.

 

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