Tres años después de su pérdida VSK sigue coronando los spots de un grafiti sin límites

¿Preocupados? ¡Fuego y acción!
Puro cholo loco, empaca cromo y vámonos
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El grafiti en Colombia y Latinoamérica ha experimentado grandes cambios durante los últimos 10 años. A lo largo de este tiempo, se han consolidado nuevas generaciones en las calles, algunas más fieles a las lógicas del juego que otras. Así mismo, los estilos de la vieja escuela se han ido mezclando con nuevas maneras de ejercer esta práctica.

En los dos últimos años los estallidos sociales que se han dado en Latinoamérica han dado cuenta de un cambio en las reglas de esta vuelta y el surgimiento de una nueva etapa de intervenciones en el espacio público. La producción de fanzines, stickers, carteles, piezas murales y grafiti, han permitido hacer una lectura más profunda de la calle y entender la importancia de ésta para el objetivo de las intervenciones.

Por otro lado, la comercialización del grafiti actualmente es algo tan cuestionable como frecuente. La publicidad, las instituciones y las galerías han permeado con sus dinámicas mercantiles un ejercicio que tiene su naturaleza en lo efímero, en no pedir permiso, en lo ilegal, en la libertad de la calle y de lo reproducible; esto puede desatar un debate casi eterno sobre si se ha domesticado la práctica rigurosa, rebelde y disruptiva de la escritura callejera.

Fernando Figueroa Saavedra, en su libro titulado Graphímeros: sobre lo efímero en el grafiti primera parte (2021), reflexiona: “lo verdaderamente preocupante es el potencial talante negativo que tiñe la iniciativa de los grafiteros que se convierten en cooperantes conscientes de la perversión-absorción y que instrumentalizan la subcultura para priorizar su beneficio económico personal y medrar en la esfera institucional al dictado del sistema. Con su complicidad interesada ayudan a hacer fracasar la oportunidad histórica de expandir los horizontes culturales y sociales a cambio de una recompensa vulgar y corriente”.

Aunque es necesario leerla con pinzas al transportarla, esta reflexión resulta pertinente para pensar la escena local capitalina. En Bogotá, con el paso de los años, el grafiti ha tomado una fuerza arrolladora. Sin embargo, escritores de antaño señalan que prevalece la cantidad sobre la calidad.

Este es un punto a tener en cuenta a la hora de ver lo que está pasando en materia de grafiti a este lado del charco. Para VSK, uno de los parches más respetados de la región por sus acciones y su disciplina, el crecimiento de la escena en Latinoamérica ha sido constante en el sentido de las acciones ilegales donde se ha visto mucha gente que se ha activado desde firmas y bombas, hasta acciones de mayor rigor como la pinta de trenes.

“Los crews de la nueva escuela se han dedicado a viajar y a ser mucho más activos, por lo tanto, he visto el crecimiento ilegal en el grafiti. Sin embargo, se piensa en salir a pintar pensando en la cantidad y no en la calidad. Uno puede salir hacer chambonadas, pero la idea es salir a hacer piezas chimbas, que duren mucho en las calles y representen, entonces es muy importante tener la calidad al pintar la ciudad y ser activo”, dicen.

En el año 2011 este combo de diez parceros inició un proceso en el que salían en plan de parche y pinte. En esas los invitaron a un festival en el que pintaron como grupo. Desde entonces la sigla VSK se amañó en cuanta superficie se les atravesara.

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“La sigla para cada uno de los diez integrantes tenía un significado diferente, pero de unidad. Para mí significan algo más personal porque yo conocí a mi crew hace años y éramos amigos y nos conocimos pintando. Entonces, cuando formamos el grupo, ya fue algo más de amor y de amigos y decidimos todos darle forma a VSK”, cuentan.

Así empezó el camino para una de las crew más importantes de Latinoamérica y de Colombia que, sin duda alguna, ha marcado su impronta en las calles y ha sido una influencia para nuevas generaciones y respeto para las que persisten.

Avenidas, calles, barrios, edificios, techos y hasta líneas de metro, se convirtieron en los lugares predilectos para pintar y lograr esas coronadas; ese arte que le ha dado forma con el tiempo a lo que significa para ellos el grafiti.

“El objetivo es pintar y verme en las calles, me gusta activarme y hacer todo tipo de spots. Cuando no tengo pintura me antojo de todo, pero cuando ya tengo material me acuerdo de lo que quiero y solo quiero hacerlo, me encanta pintar y saturar, darle duro a la acción. Eso es lo mejor”, explica el parche.

Los objetivos del crew se marcaron desde el principio. Un acto de hermandad y fraternidad se convirtió en resistencia contra el sistema y sus reglas en las calles. Así mismo, acciones con enfoque han narrado la historia de Bogotá en otras ciudades por muchos años.

 “Para nosotros es muy importante ver las siglas en todo lado, queríamos tenerlas en los spots más difíciles y en lo más nea, que siempre se reflejaran en todo lado, que las personas se estrellen con ellas cuando van al trabajo, a la casa, a estudiar, que vean una firma, una bomba, un techo o una valla. Para nosotros el grafiti lo es todo, es como desayunar, respirar, es parte de nosotros y tenemos siempre que estar activos dándole, la idea es que el grafiti fluya y hacer feliz al alma para poder seguir pintando mucho más”, argumentan los VSK.

Hace tres años, entre un sinnúmero de coronadas grupales que los llevaron a la cima de esta vuelta, el 22 de julio 2018 en Medellín, mientras pintaban un vagón de metro, VSK perdió a tres de sus hermanos y reyes de la calle: Suber, Skill y Shuk.

Este hecho enlutó a toda una comunidad de grafiteros y grafiteras de Latinoamérica y fue una pérdida muy dolorosa que quedó en la memoria de las personas y artistas que pintan en las calles, que leen los muros de una ciudad, y en el olvido de las personas que solo son transeúntes.

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Para los VSK la partida de sus compañeros ha sido muy dura. “La falta de los amigos, de molestar, el bullying, el mismo compartir y pensar el grafiti, hacer acciones juntos, las largas charlas, todo eso da mucho pie para extrañar a esas grandes personas. Por otro lado, y para la escena del grafiti latinoamericano, eran unas personas muy activas, además de locos.

Según cuentan, ellos hacían las misiones que querían y coronaban lo que querían, nunca se echaban para atrás porque vivían y respiraban el grafiti al límite, algo muy difícil de entender para quien no está inmerso en este mundo.

Para las personas que conforman VSK, esa ansiedad es un estilo de vida invaluable que cada uno lleva a su ritmo, con intereses propios o en conjunto. La crew ha influenciado el camino de sus integrantes ya que cada uno se enfoca en pintar, en encontrar la calidad y cantidad en los muros, y en evolucionar cada habilidad pintando. “VSK es grafiti y amistad; adrenalina, música rap y muchas noches caminando y pintando en la calle. Es Vivir Siempre Kontentos”, señalan.

“Cada uno tenía sus pensamientos y leía sus acciones del grafiti de forma distinta, entonces todos tenían una ansiedad muy alta para lograr hacer acciones que para uno eran descabelladas. Skill, le encantaba hacer techos, viajo mucho para hacer trenes, amaba el metal y las alturas más difíciles de las misiones las hizo él; Suber era muy techero, no le gustaba mucho los trenes, solo techos y Shuk era muy buena persona, analítico y estratégico, como un buen líder, siempre leía y estaba al tanto de cómo hacer las misiones por los diferentes países, nos motivaba para hacer algunas acciones principales entre nosotros.”      

Si bien actualmente existen grandes exponentes en la escena de grafiti local y nacional que cuentan con una vasta trayectoria, estos tres virtuosos del aerosol dejaron muy en alto la vara con acciones que ponen a más de uno a tratar de descifrar como hicieron para encaramarse ahí.

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Las anécdotas seguramente son incontables, sin embargo, la gran mayoría de estas solo quedarán en la intimidad del crew, como debe ser. “El recuerdo de verlos bajar a todos por la escalera de los bomberos después de haber pintado un cromo gigante en un tercer piso por la Avenida Caracas es único porque apenas subieron al spot llegaron demasiados policías e intentaron subirse, pero ninguno pudo, así que llamaron a los bomberos. Mientras pasaba todo esto, ellos terminaron de pintar y se les veía la felicidad de haber acabado de pintar todo el spot, los hicieron bajar por las escaleras, se subieron al camión de la UPJ y todos celebramos sin importar que ya sabíamos las consecuencias”, rememoran.

Al partir, Suber, Shuk y Skill inmortalizaron tres letras que sobresalen a menudo entre techos en una ciudad inundada de expresiones de este tipo. Se fueron tres escritores mentalizados, arriesgados, alegres y nobles cuyo estilo de vida marcó y seguirá marcando a las nuevas generaciones.

“Se fueron nuestros amigos y perdurarán sus estilos en techos, vallas, rejas y trenes. Quedó fue un gran vacío de no poder seguir viéndolos crecer, de no poder compartir más momentos con ellos y de no encontrarme en las calles sus nuevos buenos spots”.

Así como asegura el crew, ahora son VSSSK y esas tres eses son un gesto que denota que siguen presentes, que están en cada gota de pintura utilizada para recordarlos y para seguir haciendo de este parche uno de los más representativos de Colombia y de Latinoamérica.

Nota de los autores: Los integrantes de VSK deciden no individualizar las afirmaciones hechas, son palabras que representan al crew.