Así se organiza la práctica del grafiti en Bogotá desde las mesas locales
El arte urbano ha tenido un auge en la capital que en parte se explica gracias a la gestión de jóvenes artistas que han procurado entenderse con las instituciones y todos los actores involucrados en la creación. En La Candelaria, Bosa, Kennedy y demás localidades se están llevando a cabo, desde hace unos años, procesos artísticos y pedagógicos con la comunidad.
No es un misterio que en Bogotá el arte urbano ha empezado a adquirir una fuerza notable, permitiéndoles a los diferentes artistas, más allá de darle carácter al paisaje urbano, apropiarse del territorio y generar nuevas herramientas que desde la creación artística desembocan en procesos pedagógicos con la comunidad. El auge de esta práctica le ha permitido a la ciudad convertirse en referente mundial, tal y como lo destacó el año pasado Bombing Science, un blog canadiense especializado en arte urbano que ubicó a Bogotá como la séptima ciudad más importante del mundo del grafiti. Y no es para menos el reconocimiento pues cualquier habitante o visitante, pegándose una vuelta por las calles capitalinas, puede encontrar obras de artistas de talla mundial como Hopare (Francia), Oz Montania (Paraguay), Crisp (Australia) y Pez (España), por mencionar algunos.
En gran parte, este auge se ha materializado gracias a la organización y gestión cultural que se ha venido dando desde años atrás respecto al ejercicio del grafiti, incluida su reglamentación. Lo paradójico del asunto es que esta intención de organizarse se dio tras el asesinato de Diego Felipe Becerra, ‘Tripido’, el joven grafitero que murió tras recibir un disparo del patrullero Wilmer Antonio Alarcón, hoy prófugo de la justicia. Este lamentable hecho, ocurrido el 19 de agosto de 2011, marcó un antes y después para la práctica del grafiti en Bogotá. Fue un pellizco para las instituciones y para todos los actores inmersos en el arte urbano.
Anatema Crew. Barrio Bosa El Recreo, Sur Occidente de Bogotá, Colombia. Año 2015
El 26 de diciembre de 2011, el Concejo Distrital, mediante el Acuerdo 482 de 2011, estableció las normas para la realización de grafitis en lugares autorizados, en el marco de la protección del paisaje y del espacio público de la ciudad. Años más tarde, bajo la administración de Gustavo Petro, se expidió el Decreto 075 de 2013, que buscó enmarcar en qué espacios no era posible llevar a cabo la práctica del grafiti y se tocó un aspecto vital, inexplorado hasta entonces: se acuñaron estrategias pedagógicas y de fomento puntuales con la intención de incentivar la práctica.
Paralelo a estas iniciativas, se empezó a gestar un espacio en el que convergieran las diferentes partes (artistas, académicos, instituciones locales y distritales, sector privado), para que expusieran sus ideas y llegaran a un consenso. Bajo esa idea, en 2012 nació la Mesa Distrital de Grafiti, un ente, sobre el papel, descentralizado que puso a hablar a artistas y representantes de la Alcaldía con el objetivo de organizar la práctica y darles voz a los trazos y los colores ante las instituciones.
Muro llevado a cabo por Klos en la localidad de Usaquén
Este ejercicio de organización se trasladó, a partir de 2015, a la mayoría de las localidades, cuando las mesas de grafiti se asentaron para hacer más puntual la defensa de la expresión artística, teniendo en cuenta zonas particulares. Como resultado aumentó el número de estímulos brindados por el Ministerio de Cultura: en 2011 se entregaron 399 estímulos, mientras que en 2015 fueron 595 las becas ofrecidas.
El ejemplo de Bogotá sirvió para que otras ciudades adoptaran de manera no oficial la figura de mesa de grafiti, donde artistas y colectivos se empeñan en concentrarse bajo un solo formato, es el caso de Medellín o Cali con su Mesa de Gráfica Urbana, un espacio que convoca artistas de la capital del Valle y otros lugares para que participen en eventos como el Borondo o el Festival de Gráfica Urbana Graficalia.
Ejecución Mesa de Gráfica Urbana en Cali, 2018. Foto tomada de Facebook de la mesa.
Aunque la lucha es continua, y aún falta mucho por hacer, grupos de jóvenes, tomando el testigo de líderes, se han establecido dentro de la movida urbana no solo como artistas urbanos sino también como gestores culturales. En 2013 se dio inicio al ejercicio de réplica organizativa por localidades, en un principio solo se llevó a cabo en Ciudad Bolívar, Engativá y Fontibón, y paralelamente se creó la Mesa Distrital de Grafiti de Mujeres. Actualmente hay 15 localidades representadas en las mesas: San Cristóbal, Bosa, Chapinero (cuyo abanderado, Wapz, es el encargado de representar las mesas de grafiti ante el Distrito), La Candelaria, Santa Fe, Usaquén, Engativá, Kennedy, Barrios Unidos, Ciudad Bolívar, Usme, Teusaquillo, Suba, Fontibón y Tunjuelito. Para conocer de cerca su trabajo y los objetivos alcanzados frente al ejercicio del grafiti, hablamos con algunos de los nombres que están metiéndole la ficha y representando al grafiti ante las instituciones distritales y que respondieron a la solicitud de Cartel Urbano.
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Una de las localidades más infestadas de expresiones artísticas en Bogotá es Chapinero. Allí la gestión está encabezada por Wapz, escritor de grafiti desde 1999, cofundador de la Casa de la Juventud de Chapinero en 2014. Además, es parte vital del Inzane Toyz Crew y el actual representante en la Mesa Distrital de Grafiti, tras el ejercicio de Lady Cristal y posteriormente de Hugo Bohz.
Muro realizado en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera
La mesa local de graffiti de Chapinero se creó en 2016, y a partir de ese momento sobresalió la gestión de Wapz y Mary Amaya, su pareja y compañera en el Inzane Toyz. Sin embargo, a pesar de esta gestión, no se logró consolidarlas pues no hubo suficiente trabajo en conjunto con los artistas de la zona que había entonces. “Hasta este año se han logrado sacar varias cosas y activar la mesa. La idea es fomentar el grafiti abriendo más espacios para intervenir y dignificando el trabajo del artista”, asegura Wapz.
Intervención llevada a cabo en la calle 57 con Avenida Caracas
En estos momentos, la relación de la mesa con entes como el IDPAC no es buena pues, como asegura Wapz, solo les gusta ‘manosear’ los procesos de los jóvenes y no aportan nada para que crezcan. “Desde la mesa nos pusimos de acuerdo para no trabajar, ni prestarnos para sus talleres y procesos que involucran el grafiti porque en realidad solo usan a los artistas para llenar listas y tener indicadores”, cuenta.
Pieza realizada por el Inzane Toyz Crew
Pese a la inestable relación con las instituciones, desde Chapinero se han gestado pintadas que han impactado y han permitido que los residentes de la localidad se apropien de diversos espacios. Algunas de estas ejecuciones han sido la recuperación de un muro que colinda con la Quebrada Las Delicias, la recuperación de fachadas en el barrio Bosque Calderón (con el apoyo de la comunidad y la JAL) y una intervención en el colegio Simón Rodríguez, entre otras actividades que han convocado a la comunidad para trabajar de cara a un fin específico: la apropiación del territorio.
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En Bosa quien le ‘mete el diente’ a la vuelta es Antrax, un artista autodidacta y profesional en filosofía que desde marzo de 2015, junto a otros grafiteros, ha intentado despertar el interés en la localidad. Lo ha hecho convocando diferentes sectores, organizaciones, colectivos, artistas y practicantes del grafiti que habitan allí. “Hemos hecho énfasis en cómo el grafiti puede ser un motor y un medio para reparar heridas sociales, que esta manifestación llegue a barrios y comunidades vulnerables con hondos problemas sociales. El grafiti, por ende, transforma no sólo espacios, sino también mentalidades y formas de vivir la vida en dichos lugares”, asegura este artista de 26 años.
Proyecto Hypercubo Anatema. Elemento, Cancha, Siamés, Infecto, Umbra y Sirko. Barrio Bosa Carbonell, Sur Occidente de Bogotá, Colombia. 2015
Para Antrax, la relación con las instituciones ha sido bastante compleja y ambivalente, pues ha habido actividades y proyectos muy interesantes que no han tenido el reconocimiento que merecen. Dentro de esos ejercicios, Antrax destaca la realización de la primera versión del Festival de Graffiti y Street Art Bozuno, que fue apoyado y financiado por IDARTES, con ejecución de la Fundación Arteria, en 2015. De la misma manera, la segunda versión de este evento, realizada el pasado mes de junio, fue apoyada por Instituto Distrital de Participación y Acción Comunal (IDPAC) y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).
A la izquierda El joven Hayao. Anatema Crew. Barrio Bosa Naranjo,2014. A la derecha Los Cinco Elementos. Anatema Crew. Bosa Atalayas, 2015.
Además de esto, la mesa local de grafiti de Bosa ha apoyado diferentes actividades y proyectos que han ejecutado otras organizaciones como el Comité Local de Juventudes de Bosa, la Casa de La juventud José Saramago, la Fiesta Local de Bosa, diferentes renovaciones de la Concha Acústica del Parque central, entre otras iniciativas de carácter autogestionario y comunitario donde sobresalen artistas como Scofflaw, Elmto, Pear, Bhoks, Infecto, Siamés, Ov7, Daco, Dogma, Rouge, Fard, Skape, Akasha.
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La gestión en La Candelaria la lidera Mulato o MTO, como firma su obra. Este tipo de 34 años, además de jalarle al grafiti, es estudiante de Licenciatura en Educación Artística de la Universidad Minuto de Dios. MTO está encabezando la mesa de su localidad desde 2016 y este año lo reeligieron hasta el año 2020. La mesa es un equipo de trabajo y las decisiones no las toma arbitrariamente MTO sino que se reúnen a menudo para tocar temas en referencia a la práctica del grafiti. “Yo solo comparto lo que toda la mesa quiere; la gestión es colectiva, cada uno de los que pertenecemos le aportamos al crecimiento de la misma”, afirma.
Muro realizado en La Candelaria, Centro de Bogotá.
“En 2017 realizamos una pintada alrededor de un cerramiento en el Teatro Colón que permitió consolidar nuestro espacio. Lo que hacemos son pintadas colectivas autofinanciadas para seguir promoviendo la práctica y que nos vean activos constantemente. Sin embargo, aún no hemos logrado hacer el Festival de Grafiti del Centro, que está agendado desde el año pasado y por temas de recursos no lo hemos logrado hacer”, asegura.
Dentro de las metas alcanzadas hasta ahora por la mesa local, además de realizar pintadas en conjunto por lo menos una vez al mes, está la participación en el Festival Local de Hip Hop a realizarse en noviembre, que pasó de no tener un solo peso para grafiti y ahora tendrá seis artistas pagos por el festival. Entre otras cosas, está la activación de un tour de graffiti por el Centro, iniciativa de ellos y que tiene la intención de mantener un espacio activo de reunión, pues todos los lunes se juntan.
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La localidad de San Cristóbal también cuenta con una gestora cultural que todo el tiempo ha estado atenta a las necesidades que surgen de esta expresión artística: Fear First, una diseñadora de modas de la Escuela de Diseño de Moda de Colombia con conocimiento en producción audiovisual y serigrafía. Ella lidera la mesa hace poco más de tres años, y empezó a camellarle al grafiti desde 1996, cuando tiró su primera pieza wild style.
Muro realizado por Fear First en la localidad de San Cristóbal
El rol de Fear en la mesa ha ido desde organizar bases de datos, grupos de contacto y actividades, hasta convocar reuniones periódicas y convocatorias internas. También asiste y representa a la mesa local de San Cristóbal ante la Mesa Distrital, alimenta información sobre convocatorias distritales y nacionales, y busca patrocinios en materiales para que los chicos puedan seguir pintando.
En San Cristóbal se han desarrollado ejercicios pedagógicos como talleres de grafiti y arte urbano teoricos y prácticos en diferentes centros educativos de la localidad, como el Colegio Villa de los Alpes y el Colegio Altamira Suroriental. También se han generado acciones artísticas de recuperación de espacios y recursos naturales donde los niños y jóvenes han tenido la oportunidad no solo de conocer los alcances del arte como herramienta de cambio, sino que en muchas de ellas han adquirido conocimientos en cuanto a técnicas por parte de los artistas locales que intervienen la actividad.
Pieza wild style por Fear First
En medio de las limitaciones económicas y algunas veces la ausencia de un apoyo sólido por parte del Distrito, se han realizado cuatro festivales de nombre y autoría de la mesa local de graffiti de San Cristóbal llamados Batalla de Sketch. A través de estos ejercicios se genera una sana competencia que aporta al crecimiento individual del artista. “Hemos participado en la recuperación de varias quebradas y espacios baldíos de la mano de la comunidad, organizamos la intervención de grafiti que se incluyó en el programa Bogotá Limpia 20K de la Alcaldía Mayor, desarrollada frente al portal del 20 de Julio. También hemos participado en la semana de la juventud y acompañamiento en las diferentes acciones en que se ha requerido el aporte de grafiti por la mesa local en toda la zona”, cuenta Fear.
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Así como hay mesas ya establecidas, también hay algunas cuyo ejercicio es más reciente pero que aún así se proponen trabajar en torno a la desestigmatización y el fortalecimiento del grafiti como herramienta alternativa de comunicación. Este es el caso de la mesa local de Kennedy, liderada actualmente por El Nativo, un joven de 22 años cuyo conocimiento en el área del grafiti lo ha ido adquiriendo a través de la práctica. Su gestión es la base de la mesa local a partir de este año, tras la iniciativa de crear una nueva mesa que aún así cuenta con el apoyo de escritores que ya han estado detrás del proceso en Kennedy, como Mitch y Marcevil.
Dentro de su camello, participaron en el Taller sobre Práctica Responsable del Grafiti, liderado por IDPAC, contando con la participación de la comunidad y la Policía Nacional. “Ese taller permitió la presentación oficial de la mesa”, cuenta El Nativo. También asegura que el primer logro de la mesa ha sido reunir de vuelta a los escritores de la localidad, que ejercen el graffiti en sus diferentes tipos como el vandal, realismo, gran formato, letras, entre otros.
Muros realizados por El Nativo en la localidad de Kennedy
“Hasta el momento no se ha gestionado proyecto alguno para poder decir si el trabajo con las entidades es efectivo o no, sin embargo con IDPAC nos va muy bien, nos han apoyado a través de la asesoría y la visibilización de la mesa en Kennedy, otras localidades y entidades estatales, esta mesa es para todos y todas”, explica.
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Otra de las mesas es la de mujeres, representada por Cloe, una diseñadora gráfica de la CUN que lleva 20 años pintando en las calles capitalinas y cuya obra aún no tiene fecha de caducidad. “La mesa de mujeres es la única mesa flotante ya que no pertenecemos a ninguna alcaldía y son pocas las instituciones que nos tienen en cuenta para trabajar; la mayoría de cosas que logramos es a través de la autogestión”, explica.
La Mesa de Mujeres está avalada por la Mesa Distrital de Grafiti, no obstante es la que menos trabaja con las instituciones ya que no tienen un espacio específico en el cual gestionar recursos para realizar talleres, lo que hace que recuperar el espacio por medio de pintadas no sea muy sencillo. El año pasado, por ejemplo, realizaron una pintada con la Organización Fresia en la localidad de Usaquén en la cual participaron varias chicas de la mesa y algunos chicos invitados.
Pieza llevada a cabo por Cloe
Cloe piensa que las mesas como procesos autónomos no deben estar esperando recursos siempre pues asegura que estar trabajando de la mano de las instituciones algunas veces no es favorable porque casi siempre quieren regular y poner límites. "El grafiti no se regula; se vive, se siente y es imposible acabarlo. Siempre nos ha acompañado y su ilegalidad es algo que no pueden controlar".
Intervención de Cloe en el Pimp my Carroza
Para la Mesa de Mujeres vienen muchos retos, uno de ellos es participar en las diferentes convocatorias del Distrito y en convocatorias nacionales. Además, esperan mejorar cada vez más la técnica y el compromiso por parte de estas chicas que ven el grafiti como una forma de vida y no como un hobby para figurar.
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En Usaquén, la mesa está liderada por Skea91, un escritor de grafiti que reside en el barrio Verbenal, al nororiente de la capital. Este grafitero que pinta hace 12 años afirma que en la localidad de Usaquén, como tal, no hay una mesa legalmente constituida sino que la iniciativa de organizarse surgió de un grupo de artistas de la localidad con el acompañamiento de entidades distritales. La idea es realizar “intervenciones legales”en los diferentes barrios, sin perder la autonomía en las ejecuciones que se puedan llevar a cabo. Esas reuniones se dan hace cuatro años.
Pieza por Skea91 en Usaquén
En la reuniones que se desarrollan se proponen diferentes alternativas que resulten beneficiosas para el grupo de artistas y las entidades en temas relacionados como los permisos de los muros, el diálogo bilateral con la comunidad, la consecución de materiales (que el apoyo en este ítem es mínimo) y, según explica este artista, no hay un reconocimiento económico por la labor del artista.
A la izquierda intervencón de Siwek y a la derecha pieza por Esuno
Skea91 asegura que el acompañamiento de instituciones como IDPAC y la Secretaría de la Gobierno ha fortalecido el diálogo y el crecimiento de los artistas de la localidad. Dentro de las actividades que se llevan a cabo periódicamente en Usaquén están el Festival Local de Pachamama y el Festival Tributo a la Mujer.