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“No veía películas de terror porque me cagaba del susto”: Jhonny Hendrix

El director chocoano regresa a las salas de cine con un proyecto de terror que se basa en una leyenda del pacífico colombiano. Esta es su visión sobre el género, las realidades colombianas que lo impulsan y su interés en hacer Saudó: laberinto de almas.

Camilo Vásquez / @Ecosays

En el mundo del cine existen grandes obras del género del terror como El Exorcista, Freaks o El Resplandor, que han impactado a la crítica y al público por igual. Aunque en Colombia este género no es fuerte. La realidad local es lo suficientemente interesante, dinámica y hasta paranormal como para inspirar la filmación de obras de terror y suspenso. Así lo atestiguan clásicos nacionales como Pura Sangre, que retratan la violencia y la explotación económica durante la dictadura de Rojas Pinilla, o películas más contemporáneas como El Páramo, que muestra las vivencias de soldados en un sitio marcado por el conflicto. Saudó es el más reciente ejemplo, pero esta vez acudiendo a la imaginería de los pueblos afrocolombianos.

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Jhonny Hendrix, a quien el país conoció por su cuidadoso trabajo en Chocó, es el director de esta nueva exploración en los terrenos del terror. Cartel Urbano aprovechó la ocasión para hablar con él sobre el género.

¿De qué se trata Saudó?

La historia es sobre Elías, un hombre que a los 13 años huyó del  pueblo del cual era oriundo, llega a una gran ciudad (Cali) y logra tener una linda familia. Cuando su hijo está a punto de cumplir los 13 años empiezan a ocurrir ciertos hechos paranormales en la vida de Elías y en su familia. Todos estos eventos lo asustan y lo hacen tomar la decisión de volver a su pueblo para resolver el enigma; cuando llega se da cuenta que regresar fue lo peor que pudo haber hecho.

¿Por qué decidió hacer cine de terror?

Cuando haces cine en Colombia, muchas veces te dicen que uno no escucha al público, que uno hace las películas que uno quiere, que es cine de autor y demás. Saudó fue el primer guión que yo escribí, mucho antes que Chocó, y se basó en una leyenda del pacífico colombiano que dice que existe un lugar donde hace muchos años los hombres que eran esclavizados huyeron buscando libertad y, por medio de un rito, lograban hacerse invisibles ante quienes los buscaban para esclavizarlos; el pueblo se llamaba Saudó. A partir de esa leyenda empecé a construir la historia con el mismo nombre.

Me metí con el género por ser uno de los más vistos en el cine: ya tiene un público cautivo e invita a conocer los propios miedos. Era un reto: yo no veía películas de terror porque me cagaba del susto, entonces era como escudriñar un poco en mis adentros y preguntarme qué me genera a mí miedo y cómo plasmarlo en una pantalla para que unos parecidos a mí se asusten o generen emociones encontradas.

¿Qué referencias tuvo para realizar la película?

Tengo un problema y a veces paso por arrogante cuando lo digo; trato de no tener referentes, miro, pero no llego a imitar porque se convierte casi siempre en homenajes o copias baratas de algo. Entonces, cuando voy a hacer una película, trato genuinamente de empezar de cero, por medio de mis conocimientos, de mis vivencias, de cuentos, anécdotas o historias de la calle. No tomo como base películas ya creadas porque eso ya es un universo y si entro a ese universo sería tratar de copiar algo que no es mío.

¿Es difícil hacer cine de terror?

Es muy difícil. Uno no sabe si el momento en que se está rodando va a salir bien, si le va a generar sensaciones a la gente.  Creo que hay cosas que asustan más que el simple demonio que sale y grita. Hacer cine de suspenso en Colombia puede ser más interesante porque explora miedos profundos que te sacuden un poco, dormir es más difícil cuando sabes que el miedo es real.

¿Se está pasando por un buen momento para hacer cine de terror?

En Colombia se puede hacer todo tipo de género y creo que el terror ha sido poco explorado. Aunque hay personas haciéndolo, tenemos el maldito problema de la exhibición. Creo que el público colombiano no está viendo lo que quiere ver sino lo que le permite el exhibidor.

Se están haciendo cosas brutales y muy buenas, pero hay un filtro que no hemos podido romper.

¿Cómo ve el cine de terror colombiano?

Ha madurado mucho, se ha aprendido. Con el crecimiento que ha tenido el cine colombiano en cuanto a sonido, efectos visuales y programas de animación, ahora es mucho más fácil hacerlo. La exploración es mucho más grande y el conocimiento es mayor.

¿Es posible hacer cine de terror sin estar influenciado por las películas extranjeras?

Tarde que temprano, cuando decides hacer un plano, ya el subconsciente sabe que lo ha visto, pero no significa que vas a hacer una lista de películas y decir ‘vamos a tratar de copiarlas’. Partiendo desde esa perspectiva, creo que el fuerte que tenemos es que hay muchas historias y anécdotas que contar.

Mi generación representa un público que escuchó muchos cuentos e historias de los abuelos como la Patasola, el Mohan o la Llorona que, si sale una película que tiene que ver con este tipo de temas, ya tendrá un público cautivo que iría a verla. Estas historias son propias de la cultura colombiana.

¿Qué historia se debe contar por medio del género del terror?

El género tiene un lenguaje establecido que te permite que no sea catalogado como un cine aburrido, triste o que da pereza. Hay que aprovechar esas herramientas para contar historias íntimas o importantes.

Lo que hemos podido hacer en Saudó es dar a conocer las historias del pacífico a través de este género. Con el cine de terror uno podría contar el tema de la guerra en Colombia o pensar en una película zombie sobre el conflicto ¿Qué pasaría si las 6 millones de personas víctimas del conflicto se levantaran siendo zombies un día y vinieran a reclamar lo que es suyo? Sería muy interesante una película así.

"Saudó: laberinto de almas" será estrenada el próximo 4 de agosto en la salas de cine, acá le dejamos el trailer para que se haga una idea de la película:

 

 

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