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Las profecías naturales de Fabrice Monteiro

A través de imágenes que apelan a los orígenes para concientizar sobre el cuidado el medio ambiente, este fotógrafo belga-beninés, busca educar a las presentes y nuevas generaciones. Después de su residencia en el Nuquí, Chocó, a donde fue a realizar “La Profecía-Colombia”, Fabrice nos habló sobre sus impresiones y las razones por las que escogió el país para realizar su más reciente obra.

Julián Guerrero

Es probable que hoy, cuando a las familias del municipio de Nuquí les llegue la hora de comer, el plato principal sea un pargo pescado en la mañana. Ahumado y desmenuzado, será servido entre vegetales después de haber sido bañado en agua de coco, y niños y adultos consumirán los frutos del Pacífico que desde hace siglos cultiva una gastronomía inigualable. Del agua a la red y de la red a la mesa, el pargo llegará a aportar contra su voluntad elementos esenciales para el cuerpo humano como vitaminas, fósforo, sodio, pero también mercurio, elemento siempre presente en la dieta del Pacífico desde hace años.

Sí, porque a pesar de sus efectos dañinos, el mercurio se ha convertido en uno de los frutos del mar que produce el Chocó y en un enemigo ineludible en la vida de sus habitantes. Su uso en la extracción del oro, en el que sólo el 10% se adhiere al metal y el 90% restante se libera en el ambiente, ha hecho que este elemento esté presente entre los organismos acuíferos que consumen los lugareños, pero también en el suelo en que viven y el agua que beben. La extracción del oro, el principal problema medioambiental que afronta este departamento, fue lo que atrajo la atención del fotógrafo belga-beninés Fabrice Monteiro, quien esta semana finalizó su residencia en el país, la cual aprovechó para añadir otra pieza a su proyecto La Profecía, una serie fotográfica que explora el impacto del hombre sobre el medio ambiente.

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La residencia organizada por Más Arte Más Acción, y que contó con el apoyo de El Exploratorio del Parque Explora y Arts Collaboratory, se desarrolló entre Chocó, Medellín y Bogotá y se suma a proyectos realizados por Fabrice en Australia y Ghana, lugares fuera de Senegal, país donde reside y donde comenzó las profecías. Durante su estancia, trabajó de la mano con la diseñadora Adriana Kanal, enfocando su creación hacia los estragos de la minería y el mercurio en el Chocó, territorio que, según su opinión, se verá cada vez más afectado por la industrialización y el capitalismo.

“La particularidad de Chocó es que aún es muy virgen, pues es un lugar de difícil acceso. Sin embargo, siento que ahora están viviendo un momento de transición con la construcción del puerto en Tribugá, que va a cambiar todo. La naturaleza alrededor de Nuquí está muy bien preservada, pero esto va a cambiar muy rápido pues tan pronto como tengan más comunicación, el sistema capitalista también va a llegar más rápido”, comenta Fabrice a propósito del puerto que busca construirse desde hace más de quince años en el Golfo de Tribugá y alrededor del cual existe un extenso debate sobre su impacto a nivel medioambiental.

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Comenta Fabrice que la importancia del oro en la historia de Colombia y el hecho de que el país sea el más contaminado del mundo por mercurio, fueron los dos elementos que lo llamaron a trabajar con el oro y la región, buscando mostrar los estragos que la extracción de este metal ha causado tanto a los pueblos originarios como a los demás habitantes. Según la WWF y Naciones Unidas, Colombia es el país que produce la mayor emisión de mercurio a la atmósfera. El metal pesado, que es usado para separar el oro de la piedra, al contacto con el agua cruza a través de la cadena trófica y llega hasta el cuerpo humano, donde dispara enfermedades como el cáncer. Estudios realizados en la zona, muestran que la media de mercurio supera los cinco microgramos por litro en la sangre de los habitantes de la región.

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Regiones como esta, donde la mano humana ha deteriorado el medio ambiente y a los mismos ciudadanos, son los escenarios que Fabrice explora con sus profecías, que antes que ser escenarios distópicos, buscan ser fábulas que muestren y enseñen sobre el estado actual del planeta. Buscando aquellos escenarios destruidos y apelando a referentes de la cultura local, el fotógrafo crea espacios que se conectan con los espectadores. Hasta ahora, sus profecías habían tenido por protagonistas a los Djinn (genios), espíritus relevantes para algunas comunidades africanas. Sin embargo, en Colombia, Fabrice buscó sus referentes entre las culturas prehispánicas, en las que reconoció un contacto mayor con la naturaleza. 

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9y12.jpgFotos del trabajo realizado junto a Adriana Kanal, cortesía de El Exploratorio.

“La sociedad occidental (y me refiero a Europa y Estados Unidos) representa el 18% de la población del planeta, pero culturalmente casi todo el mundo ha sido colonizado por este tipo de sociedad. Pero con el trabajo que he realizado en África me he dado cuenta de que ese modelo occidental es algo que se nos ha impuesto: impuesto en África, impuesto en América Latina y nos han hecho creer que sólo existe esa manera.  Para mí es muy importante mostrar que no existe solo una manera, cada cultura tiene sus propias historias y por eso para mí es importante permanecer conectados con esa tradición”, comenta Fabrice. También afirma que hoy en día nuestra sociedad solo está preocupada por la riqueza y por mantener una industria que haga crecer esa riqueza, pero no por preservar el medio ambiente.

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Durante su estancia en Chocó, Fabrice habitó un escenario que no sólo se ha visto afectado por la minería ilegal, sino también por el conflicto y la presencia de grupos armados, que han convertido la zona en un terreno de difícil acceso no sólo por su geografía. Sin embargo, como él mismo ve, la presencia de estos grupos se debe justamente a la riqueza del territorio y a su ubicación. “Cuando piensas en el oro ves que detrás de él también está toda la historia de Colombia, porque si piensas hoy ya no son los conquistadores sino el gobierno el que hace los negocios de minería y que extrae los recursos sin consideración por la gente y la naturaleza. En Nuquí escuché que los paramilitares están comprando todas las tierras de los indígenas, porque con el puerto y la industrialización, esta región de Colombia se va a convertir en una alcancía para ellos y no para la población”, dice.

Con unas fotografías que no exponen directamente el problema, sino que invitan a una reflexión más detenida, Fabrice busca apelar a otras emociones para hacer efectiva su obra. Cuenta que cuando comenzó el proyecto veía fotografías ambientales de todo tipo, las cuales oscilaban entre escenarios limpios que obligaban a su cuidado y territorios devastados por completo donde parecía que no había nada que hacer. “Primero tienes que hablarle al corazón. Primero debes generar una emoción para captar el interés de la gente. Con las profecías busqué poner primero una imagen bella que pudiera conducir a los sentimientos del espectador”, comenta Fabrice, quien agrega a esto se debió su uso de referentes prehispánicos, pues consideraba que a partir de ahí podía apelar mejor a la gente.

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Fabrice busca crear un libro con sus profecías, las cuales sirvan de ejemplo para las futuras generaciones y motiven una educación de responsabilidad con el medio ambiente que, desde su punto de vista, es el problema principal antes que las grandes industrias. Según cuenta, en sus primeras entrevistas en Estados Unidos sobre La Profecía la gente siempre apuntaba hacia Senegal como el lugar de la contaminación. De esta experiencia, le surgió la necesidad de hablar del medio ambiente como un problema de todos y desarrollar profecías alrededor del mundo. “Cuando hablas del medio ambiente no puedes señalar un país, porque es un problema global. Se trata de crear puentes, que es una de las cuestiones más difíciles, porque cada vez que la gente ve una imagen piensa: es el problema del otro. Con la profecía la idea es que todas las personas se sientan preocupadas por estos asuntos, porque cada problema singular es asunto de todos”, dice.

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Mientras recorre Bogotá durante su breve estancia en la ciudad, Fabrice ve entre los muros de la ciudad imágenes que le hacen pensar lo cerca que está el arte de las tradiciones ancestrales y de la naturaleza entre los colombianos. Subterráneo, pero no perdido, Monteiro ve todavía presente un vínculo con los orígenes que puede recordarnos la importancia del medio ambiente. Sin embargo, basta mirar ejemplos como el del Chocó para darnos cuenta de la poca conciencia estatal y ciudadana que existe sobre estos escenarios y lo rápido que tenemos que actuar para evitar su inevitable pérdida.

the_prophecy_13_-choco-1.jpgLa Profecía - Colombia, fotografía realizada por Fabrice Monteiro en Chocó.

 

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