
La Ramona: la cara B del arte bogotano
Festivales de fanzine, tardes de dibujo, intercambios artísticos. Cualquiera de estas excusas es válida para reunirse y compartir. Ramona se desplaza con elegancia felina por el territorio que se disputa con Nueve, el otro gato. Aunque llegó después de éste, Ramona consiguió que sus dueños sucumbieran a sus encantos y bautizaran, en su honor, este proyecto que ya tiene cinco años.
En el taller se apilan lienzos, libros y fanzines, huellas del trabajo de Viviana Cárdenas, "Mugro", y de Andrés Bustamante, "Andrés Frix". Allí los artífices de La Ramona Proyectos idean y les dan forma a las actividades que aglutina esta plataforma de creación, exposición, investigación y circulación de arte contemporáneo. Allí se trama su festival de fanzine y se realizan talleres o charlas sobre dibujo, que responden a la idea de la pedagogía del arte como experiencia horizontal, informal e íntima.
La Ramona es, sin embargo, una iniciativa de espíritu eminentemente itinerante. El resto de sus actividades las llevan a cabo en espacios cómplices a los que se vinculan mediante redes de entendimiento artístico.
Mugro y Frix se asociaron en 2010 para poner en marcha una idea que éste último ya venía maquinando a través de proyectos experimentales que buscaban proponer una alternativa a los circuitos de las galerías y las instituciones. Una vez juntos, la apertura de La Ramona materializó el deseo mutuo de avanzar en sus investigaciones como artistas y, al mismo tiempo, dar respuesta a una carencia notable, por aquel tiempo, en la escena artística bogotana: la de una sólida oferta de circulación de un arte que mezcla los lenguajes gráficos, como el de los fanzines impresos, con una estética al margen de lo establecido, "más fuerte y ruidosa, más colorida, sucia o chunga, con componentes del hazlo tú mismo, del arts and crafts, de temática mágica e inspiradora de mundos de ficción", dice Mugro.