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Así nació y murió el neo punk bogotano

El género californiano que mezcló los sonidos del punk setentero con otras vertientes más light del rock y el pop explotó en Colombia en los despertares de siglo XXI.  Esta es la historia de cómo la ola ‘neo’ llegó, movió cientos de bandas, sacudió público, disqueras y festivales, y luego murió.

Andrea Guerrero

Con crestas, taches, anarquía y música los punks se tomaron las calles estadounidenses a finales de los 70 y comienzos de los 80. La radical subcultura no tardó en combinarse con otros estilos en la escena del rock americano, de esa mezcla nació el hardcore punk (compases y tiempos rápidos), que con el tiempo también se fusionó con elementos del pop para dar como resultado ritmos que respetaron las raíces de sus ancestros anarquistas, pero sonaban distinto.

Entre las primeras bandas representantes de esta “revitalización del punk”, como fue denominado el punk pop, se encuentran ‘NOFX’ (1982), ‘The Offspring’ (1984), ‘Green day’ (1986), ‘Blink 182’ (1992) y ‘Simple Plan’ (1999), entre otras.

Aunque los sonidos se demoraron en llegar a Colombia, en 1993 se conformó La Rebeca, la primera banda de lo que aquí, al igual que en Perú y Ecuador, se puede clasificar como neo punk (aunque para La Rebeca fue más skate punk ). Sin embargo, fue hasta finales de los 90 y principios del siglo XXI cuando bandas musicales de todo el país empezaron a tocar y se creó un movimiento alrededor del ‘neo’.

Lo importante era divertirse

“Yo tenía 16 años, era skater, y las primeras canciones que escuché de neo punk eran de artistas que hacían las bandas sonoras de los videos gringos de piruetas que veíamos con mis amigos”, cuenta Dalin, cantante y uno de los fundadores del grupo ‘69 enfermos’.

La oleada se caracterizó por combinar elementos de la música popular con voces limpias, letras que giraban en torno a pasiones juveniles, solos de guitarra y baterías rápidas.

“Habían bandas que en sus letras hacían críticas, otras se dedicaban a contar historias de la vida cotidiana de los jóvenes skater. Lo importante era divertirse”, agrega Dalin.

En la versión gringa y en la local, la ideología radical y la lucha contra el consumismo, puntos de honor en la filosofía de los primeros punketos, quedaron relegadas por la patinetas, las historias juveniles y la diversión.

Fue así como este estilo musical se empezó a popularizar entre los jóvenes colombianos. “Bandas como ‘Don Tetto’, ‘k-93’, ‘Octubre Negro’, ‘Independiente81’, ‘Area12’, ‘LaPm’, y ‘Pocaley’ fueron pioneras en el género en Bogotá”, dice Miguel Ángel, integrante de ‘sk84stereo’.

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Pronto estas agrupaciones dejaron de hacer covers de ‘Blink 182’ y ‘The Offspring’ y se dedicaron a escribir sus propias líricas y grabar su música en estudios caseros, que ellos mismos adecuaban.

El neo punk  colombiano no paró de crecer durante los primeros años de este siglo. A través de redes como Myspace, Facebook y Messenger, bandas bogotanas con poca experiencia, pero con mucha pasión y ganas, lograron ser escuchadas en todo el país. Fue tal la acogida, que se crearon disqueras especializadas en el género, como Tropical Punks Records y Zombie Hits, que ya no existen.

“Recuerdo mi primer toque fue en un salón comunal de Modelia. Bandas amigas nos reuníamos a tocar y armar buen parche”, recuerda Julián, cantante de ‘Lutter’. “Tocar neo punk no era difícil, la idea era hacer música con la que se identificaran los jóvenes”, puntualiza.

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Una pasión que desaparece

Con las bandas, las disqueras, los piercing y los tatuajes (íconos importantes en la época) llegaron los parches, y los jóvenes seguidores empezaron a crear espacios para el movimiento. Festivales como ‘Triburbana’, ‘Infested 2003’, ‘Toke Resurrección’; ensayaderos como ‘4 cuartos’ y toques en garajes y salones comunales fueron esenciales para que los neo punks se abrieran un espacio en la música nacional.

 “Las bandas hacían canciones muy buenas que hoy podríamos considerar como los hits del neo punk local. La gente apreciaba eso, compraban la mercancía que sacaba cada banda e iban a los toques a gritar y hacer amigos” cuenta Juan David, integrante de ‘Citoyens’.

Paralelamente llegaron nuevos ritmos influenciados por la base del punk, aunque con diferentes versiones. La música emo, el screamo y hardcore empezaron a competir y con el paso del tiempo la pasión por el neo punk fue desapareciendo.

Los representantes del género tienen distintas opiniones sobre la razón de la desaparición del movimiento. “De la escena se fueron muchas bandas porque en el Distrito empezaron a hacer conciertos gratis. La gente ya no apoyaba y no compraba CD”, asegura Dalin.

“Sencillamente pasó el auge que tuvo y ahora hay nuevos sonidos, es lo normal; es la evolución natural de la música. Sin embargo, los pocos conciertos que hay en el año se llenan. Así que aún hay mucha gente interesada en la buena música que hicieron las bandas locales”, cuenta David Santa, guitarrista de ‘Citoyens’.

Algunas bandas han resistido a la falta de dinero y apoyo. Hace unos días se celebró el Festival Criollo en Bogotá que reunió agrupaciones que continúan tocando ‘neo’ como ‘Heratless’, ‘Blast 55’, ‘Area 12’, ‘Zona Cero’, ‘Ald-tal’, ‘Game Ober’, ‘Dearlys’, ‘Independiente 81’, ‘Algo Parecido’, ‘Razón de Ser’ y ‘Sk84stereo’.

Otras como ‘Lutter’, ‘Citoyens’ y ‘69 enfermos’ siguen escribiendo, tocando en festivales y haciendo moshear a muchos fanáticos de este género.

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