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Agrégame en Fetlife

Señoras y señores, dominantes y sumisos: con ustedes, la red social del bondage, el sado y el fetichismo. 

Ricardo Abdahllah

Lo escuché por primera vez en la Nuit Élastique, una fiesta fetichista que se celebraba cada mes en un barco en París. Como les ha sucedido a otros, creí que me había dicho: “Nos contactamos por Facebook”, pero nunca encontré su perfil. Se lo dije cuando volvimos a encontrarnos en otra de aquellas fiestas.

“No, Facebook no, FetLife”, me dijo. “¿No lo conoces?”.

Yo nunca había escuchado hablar de algo así.

El Zuckerberg Kinky 

En 2007, cuando el ingeniero de sistemas canadiense John Baku lanzó el sitio Friends with Fetishes, imaginaba una comunidad al estilo de MySpace, pero enfocada en el mundo kinky y BDSM (Bondage, Dominación Sumisión/Sadismo y Masoquismo). Su objetivo era relacionarse abiertamente con mujeres y hombres que compartieran sus intereses sexuales, más bien variados y fuera de lo convencional, y que, como él, estaban hartos de sitios llenos de perfiles falsos y trampas para clonar tarjetas de crédito. En enero de 2008, el sitio de Baku cambió de presentación y de nombre. Ahora se llamaba FetLife, y lo que Baku tenía en mente era una red social que los usuarios de Facebook pudieran manejar instintivamente. Como en la red de Zuckerberg, en FetLife habría que abrir un perfil, invitar y aceptar amigos, postear fotos a las que otros darían Like y unirse a grupos alrededor de intereses comunes. FetLife también permitiría crear eventos y confirmar la asistencia a éstos.

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Las dos grandes diferencias con la red de la “F” sobre fondo azul es que a nadie le interesa que el perfil corresponda a un nombre verdadero y que FetLife no utiliza trackers ni les propone a sus usuarios publicidad personalizada.

Pero Baku quería sobre todo que su red no fuera un sitio de citas. Sabía por su propia experiencia que en ese caso habría cientos de hombres que harían huir a las mujeres interesadas en las sexualidades alternativas.

“Es más bien un antisitio de citas. Si llegas a conocer a alguien es porque ya has discutido mucho con esa persona en los grupos”, declaraba el fundador en una entrevista al diario Montreal Mirror.

Su estrategia ha funcionado: en su cumpleaños número siete, FetLife reportaba casi un 50/50 de miembros entre hombres y mujeres. Una estadística inevitablemente imprecisa si se tiene en cuenta que el sitio ofrece once opciones de “género” (doce con “No aplica”), pero llamativa si se contabilizan sus más de tres millones de miembros.

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Al comparar FetLife con el más antiguo portal Adult Friend Finder, la página web Oh Joy Sex Toy señalaba que en FetLife es posible ver “menos sexos masculinos y más personas”. También que, a diferencia de la mayoría de los sitios especializados, FetLife no tiene “costos ocultos” que te obliguen a sacar la tarjeta de crédito cada vez que quieras acceder a una función. Todo el contenido (fotos, grupos y servicio de mensajería privado) es gratuito, y la “membresía”, que permite subir y ver videos, es aceptada por los miembros más bien como un patrocinio.

Discusiones, munchs y fiestas

Una vez creado su perfil, con su edad, foto y la posibilidad de elegir entre 19 tipos de relaciones con otros miembros, el usuario puede encontrar los kinksters de su ciudad o aquellos que se interesan por uno o varios fetiches particulares de los 545 que propone el sitio. Sin embargo, es imposible determinar los criterios “geográfico” e “intereses”. La idea es motivar la participación en los foros de discusión como método para descubrir personas con las que hay afinidad y con las que podría intercambiar mensajes y, tal vez, encontrarse en persona. Además de los fetiches, en los grupos se discute el detrás de cámaras de las prácticas (¿qué tipo de cuerda?, ¿cómo limpiar las manchas de cera de vela?), el componente social de las prácticas BDSM (¿cómo abordar el poliamor en su entorno?, ¿cómo hablar de BDSM a la gente “vainilla”?) o las expresiones artísticas que inspiran o son inspiradas por el mundo kinky. Sin sorpresas, los usuarios son grandes fanáticos o al menos miran con respeto a Sade y Von Massoch, hablan de la música de artistas como Recoil y Gitane Demone y se burlan de los clichés de Cincuenta sombras de Grey.

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Pero FetLife no sólo se usa para discutir virtualmente o concertar citas privadas. Otra de las utilidades de la red es que permite organizar con facilidad encuentros grupales, que van desde los munch, que se realizan en bares o restaurantes públicos y en los que el objetivo es prolongar entre platos y copas las discusiones sobre fetichismo, hasta las “fiestas fetichistas”, celebradas en lugares privados y en las que es posible “practicar” entre conocidos o nuevos amigos.

Para la colombiana The Kitten Dom (ese es su nombre virtual), que conoció esta red a los 18 años de edad y ahora tiene 21, FetLife es también “una vitrina para dar a conocer mi visión irreverente y cambiar un poco el chip en cuanto a los roles, prácticas y el amor hacia cualquier fetiche o parafilia, y hacer crecer mi pasión por la fotografía fetish y erótica y como bailarina de burlesque”.

Fetlife Colombia

Hoy en día, esta red social cuenta con 3.318 miembros en Colombia, de los cuales unos mil son usuarios activos.

"FetLife es también “una vitrina para dar a conocer mi visión irreverente y cambiar un poco el chip en cuanto a los roles, prácticas y el amor hacia cualquier fetiche o parafilia": The kitten Dom (usuaria colombiana)

Fue en 2011 cuando la bogotana Ama Claudia comenzó a utilizar la red social para dar a conocer los eventos que organizaba, entre ellos sus “Olimpiadas de azotes”. Casi al mismo tiempo, en Medellín, Didi Lust Dark, su compañero Lord Calígula y el sociólogo Óscar David Tamayo, que había conocido la red social durante sus estudios en Francia, iniciaron la expansión de la red en Colombia y, luego de entrar en contacto con Ama Claudia, empezaron a utilizar la red con la esperanza de consolidar una verdadera escena BDSM nacional.

En julio de ese mismo año se llevó a cabo en el Salón de Eventos San Fernando de Bogotá la que tal vez ha sido la primera fiesta BDSM colombiana, coordinada en FetLife. Cuatro meses después, Lord Calígula, Tamayo y Didi organizaron la primera fiesta en Medellín, en un apartamento que para la ocasión fue bautizado “La Terraza del Divino Marqués”, a lo mejor como un eco de las “Meriendas del Divino Marqués”, famosas tardes BDSM celebradas en un club de París.

Las fotos y comentarios de esas primeras fiestas permitieron, con el tiempo, la organización regular de munchs en Medellín y posteriormente de las primeras “Fincas BDSM”, unos paseos de fin de semana en los que los invitados pueden alternar discusiones y cenas con sesiones de práctica BDSM.

Lord Calígula dice que si bien FetLife no es la única plataforma para promover la movida BDSM en Colombia, apuesta a que se convertirá en la red social idónea para discutir temas referentes al BDSM y al fetichismo. “Yo la utilizo para publicar fotos testimonio de mis experiencias en algunas sesiones, y por supuesto no tengo que preocuparme por la censura que existe en otras redes, sobre todo en Facebook. FetLife me ha permitido aprender otras visiones del BDSM, como el sadomasoquismo, el pet play y las relaciones de dominación/sumisión”.

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