La última obra del caleño Felipe Bedoya surge de un trabajo de observación e investigación que hizo estando en Cartagena, ciudad en la que evidenció cómo para estas personas ir a tomar el sol es una actividad de rebusque mientras otros descansan.
Lo que comenzó con la aparición de casetes regrabados que iban de mano en mano, con el tiempo se instaló en nuestro país y atrajo a una legión de rockeros que dinamizaron una de las escenas más numerosas del metal nacional. Hoy en Colombia existen bandas jóvenes que han puesto la vara del thrash muy alta, y otras, ya legendarias, siguen produciendo su música sin perder el norte.