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‘Caminantes’, fotos con arena que resaltan la estética de los vendedores ambulantes en la playa

La última obra del caleño Felipe Bedoya surge de un trabajo de observación e investigación que hizo estando en Cartagena, ciudad en la que evidenció cómo para estas personas ir a tomar el sol es una actividad de rebusque mientras otros descansan.

María Alejandra Fajardo

A sus 31 años, este caleño formado en Diseño Gráfico en el Instituto Departamental de Bellas Artes, es considerado como el representante colombiano del lowbrow, un estilo artístico popular que tuvo sus orígenes en los años setenta en las subculturas punk y undergroud de Los Ángeles, California. A ese estilo artístico llegó por casualidad, sin darse cuenta, pues simplemente era lo que le gustaba hacer estando en la universidad. Esto también le ha permitido viajar por diferentes partes del mundo mostrando sus piezas, pero poco a poco se ha desligado de esa forma de trabajo y búsqueda como artista, hasta el punto en el que hoy desarrolla otro tipo de proyectos, siempre de la mano de la fotografía y el dibujo, los recursos que más le gusta utilizar.  

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Esto se puede observar en su más reciente trabajo, Caminantes, que surge a partir de una de las realidades sociales de nuestro país: el trabajo informal. Un estudio del DANE, realizado en abril de este año, reveló que el 47% de los trabajadores en Colombia son informales. En el caso de las playas de Cartagena, ciudad donde se enfocó la obra, entre 2016 y 2017 la informalidad laboral aumentó del 54,3% al 57,3 y se sigue proyectando un crecimiento en estas prácticas, mientras en las grandes urbes la tasa disminuyó un 0,3%. Por eso mismo, Felipe decidió fijar la mirada en la estética que esconden estas personas, que al estar insistentemente en la playa vendiendo sus productos se hacen de alguna manera invisibles para los turistas. Desde su apartamento en Cartagena, Felipe estuvo observando cómo, todos los días, cientos de personajes se buscan la vida en estas playas. 

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La serie, que se tardó tres meses en realizar, está compuesta por varias piezas. Entre esas, están unas fotografías que el artista insertó en un centímetro cuadrado de una hoja de block cuadriculado marca Fabriano. Felipe imprimió una por una las fotografías, ubicándolas dentro de un espacio que, a escala real, es el metro cuadrado de espacio público que le corresponde a cada vendedor en la playa. Después intervino las imágenes con lápices de color para que la pieza deje de tener tanto carácter fotográfico y parezca más bien inscrita en un lenguaje de dibujo.

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Dentro de la obra también existe una serie de secuencias que muestran paso a paso el recorrido que hacen palenqueras, vendedores de helados o flotadores, masajistas  trenzadoras de pelo, entre otros, desde que llegan a la playa hasta que montan sus puestos de ventas.  Estas piezas, también intervenidas con lápices de color, fueron impresas sobre papel artístico, lo que les da un toque de acuarelas. Caminantes demuestra un claro interés por fijar miradas particulares en estos vendedores ambulantes, que al estar ahí presentes se hacen parte del paisaje.

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La obra permite ver la dualidad entre dos mundos, la tensión que existe entre el que viaja a un lugar paradisiaco para descansar del día a día y aquellos que empiezan a ganarse la vida por medio del rebusque, mientras los otros están de vacaciones. “Idealizar estos paisajes es un poco contradictorio, para ellos no es un paraíso, sino más como un desierto. La arena, el sol, siempre lo mismo. El recorrido y salir todos los días para conseguir lo que van a comer es el gran reto. En realidad es un gran sacrificio, más allá de la belleza que esconde el entorno”, explica Felipe. 

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Todas las fotografías son construidas, cada elemento es una foto independiente que después el artista ensambló con otras fotos u otros materiales creando composiciones, como se hace en la pintura. Felipe resalta todas las exploraciones técnicas a las que llegó a través de esta obra, que considera un evento fortuito en su vida y en su carrera. En algunas de las piezas el artista decidió incluir arena mezclada con grafito para contextualizar a los espectadores, puesto que las actividades de estos personajes se desarrollan en medio de este elemento, y también como materia prima para crear las imágenes. 

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“Me interesa mucho que la gente vea ese otro lado del vendedor ambulante que puede ser abusivo pero que de alguna manera está tratando de sobrevivir. La competencia es feroz en un elemento, en un espacio súper reducido, que para muchos significa tranquilidad pero que para otros es su sustento”, cuenta Felipe. 

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Más allá de lo estético y lo bello a lo que se remite la obra a través composiciones cálidas, tranquilas, perfectas para disfrutar de un plácido momento de descanso, esta obra invita a los espectadores a pensar en la problemática social que está detrás del trabajo informal en las playas colombianas, que por su condición y al no estar regulado de ninguna manera prácticamente obliga a estas personas a incrustarse dentro de esta dinámica vacacional. 

La obra estuvo expuesta y a la venta en la octava edición de la Feria Buró, un espacio que se ha caracterizado por reunir a los talentos colombianos en torno a las artes y al diseño, y que se llevó a cabo del 14 al 19 de diciembre en el Gimnasio Moderno.

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