Este creador mexicano llegó al grafiti con la intención de reflejarse a pulso de tags en una urbe como lo es Ciudad de México, pero con el tiempo se decantó por estudiar el origen de los alfabetos y la caligrafía japonesa. Hoy es un referente mundial en la elaboración de letras que disparan activismo político y transgresión social y en la producción de heliografías, con las cuales ha removido conciencias en Alemania, Francia, Australia y otros países. Una muestra de su trabajo puede verse en el MAC de Bogotá hasta el 15 de enero.