LoMaasBello: reexistir es reescribir
Colombia y el mundo tienen una deuda histórica con las personas trans, disidentes y racializadas. En el marco de Rexistencia HipHop, Danika, conocida dentro de la escena musical colombiana como LoMaasBello, habla de su trabajo como artivista en pro de la reivindicación de su voz y la de otres a través del rap.
Sanar. Un verbo que difícilmente hemos aprendido a tramitar en un país como el nuestro que siempre tira a abrir la herida, al desangramiento y a la muerte. Una acción que en sí misma conlleva un actuar político, una suerte de rebeldía, porque cuando se sana en medio de tanta ruina, se reconstruye, se crece; y nada genera más malestar a quien destruye, que ver que aún quedan ganas de aprovechar los cimientos que dejó para hacer algo mejor. Para LoMaasBello, residente actualmente de la ciudad de Bogotá, esta palabra se ha enmarcado en su propuesta como una bandera para alzar su voz.
Nacida en Buenaventura, con el paso de los años ha comprendido que ese es su motor creativo, el reconstruirse para contar lo que siempre nos han ocultado: la historia de las personas trans racializadas que se invisibilizan constantemente detrás de la historia hegemónica. Términos aún incomprensibles para muchos que desconocen —o fingen desconocer— las problemáticas en las que se encuentran sumergidas las personas que son reconocidas como grupos minoritarios. Ella, por el contrario, nunca ha quitado la mirada de esos mecanismos a los que constantemente debe enfrentarse, los reconoce desde niña, desde su primer lugar habitable: el territorio en el que creció. Comenta que, en su casa en Buenaventura, la de su madre, el agua llega 12 horas al día cada día y medio y que, pese a ser uno de los lugares más importantes para la economía nacional, debido al puerto, no cuentan siquiera con un hospital de primer nivel, o con una educación integral. Estas problemáticas a las que se enfrentan los lugares desprotegidos que no interesan en la construcción de la memoria nacional histórica, las narran con toda lucidez quienes residen allí, sea un lapso de su vida o toda ella.
Sin embargo, de su lugar de nacimiento no sólo recuerda las carencias, sino también el cómo tímidamente se acercaba a su identidad: “Buenaventura es una ciudad diversa, llena de música folclórica, la marimba, por ejemplo, ha sido un instrumento que me retumba mucho, aun ahora, en el corazón. Recuerdo ver a las cantaoras dándolo todo, mi tía hacía shows de cumpleaños de chirimía y yo, como la marica enclosetada chiquita de la familia, veía las faldas y pensaba que las quería usar. También recuerdo una marica que hacía drag en la calle y su casa era de solo mujeres. cerraban la cuadra y bailaban. Tenía un número musical en el que se vestía de novia con una ropa divina por dentro, era algo increíble para mí, porque era ese mismo vecino que veía todos los días vestido de hombre. Verlo era inspirador, era algo que yo quería ser. Los referentes con identidades de género eran muy pocos para mi en esa época.”
Pese a que los oídos racistas de la nación se han negado por años a escuchar la historia de los territorios que no se acercan a la glorificación de la visión occidental y colonial, se han establecido métodos para que igualmente sean difundidos. El rap, y todo lo enmarcado en la cultura hip hop ha sido uno de ellos, primordialmente en las personas racializadas que encuentran, no sólo representación sino también un espacio para refugiarse. Es posible observar esto desde la misma creación del género, en la que la formación de los block parties en el Bronx, les permitió a muchos Dj’s y artistas compartir sus vivencias con otres, quienes también las vivían. Tal como sucede en latinoamérica, donde agrupaciones como Kombilesa Mi construyen desde la lengua palenquera su realidad y se cobijan en ella en pro, no solo de contar su historia, sino también del disfrute popular. “Mi acercamiento fue orgánico, como si de niña hubiese aprendido una segunda lengua que con el tiempo fue puliendo, hasta convertirla en lo que es hoy. Acercarme al arte fue un acercamiento a mi misma”, reconoce LoMaasBello, quien afirma haber crecido toda su vida respaldada por el arte. “Estaba haciendo arte sin saberlo desde mi infancia. Siempre me gustó dibujar, escribir canciones desde que estaba en el colegio, ver batallas de baile en Buenaventura, siempre me fascinó ver gente haciendo música, es la profesión que más admiro”.
Fotos Por Andrea Puentes.
En medio de sus recuerdos, se ve a sí misma haciendo freestyle con sus amigas en las fiestas o parchando con los raperos del barrio en su natal Buenaventura. El hip hop y ella exploraron juntos un lenguaje que se convierte ahora en constante mensaje para transmitir la realidad.
"Los referentes con identidades de género eran muy pocos para mi en esa época.”
También se acercó a este buscando enunciar su voz en protesta, pues aunque es un género que ama, reconoce en su proceso de deconstrucción que también puede llegar a ser violento, machista, homofóbico, transfóbico y racista. Así que, como respuesta a todos estos desencuentros con su propio lenguaje, sienta su posición como diva, negra y marica para hacer visible que ellos, ellas y elles también hacen rap, y para —como dice su canción QBBK— poner a los machos a hacer fila. Es desde esta visión de su proceso de creación, que gracias a este género ha encontrado un lugar, no solo para refugiarse, aunque se complace en compartir su proceso con mujeres y personas no binarias con quienes ha construido vínculos, como Lianna, La Gracia rap, Radamel666, CAM o Yela Quim, personas a quienes admira y le inspiran diariamente; sino también para empoderarse, usándolo como una herramienta útil para difundir ese mensaje, el de las mujeres negras y trans, junto con sus vivencias y problemáticas.
Foto por Andrea Puentes
Y es que reconocer el lenguaje como un medio para construir realidades le ha ayudado a solidificar un discurso a través de lo que expresa como artista y activista. El hecho de enunciarse como persona no binaria, como une elle y hablar desde esa construcción de elle ya genera un impacto, no solo en su gremio, sino también en su público. Incluso llamar su proyecto musical de esta forma, ya tiene una intención comunicativa particular: “Lomaasbello es una venganza: todo lo contrario a lo que imaginas que puede ser la belleza, pues yo me crié sin representación de que lo bonito era alguien como yo”.
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Sabe que hay preguntas y polémicas y las plasma sobre sus letras respondiendo con energía: inventadas, osadas, maricas y orgullosas, siempre intentando apuntalar las ya conocidas frases de si es un hombre o una mujer, el por qué usa el lenguaje que usa y no otro. Es este mismo lenguaje el que invita a quienes también se enuncian desde la libertad de su identidad y sexualidad, a encontrarse en un espacio seguro, que les nombra y visibiliza. Un lugar que no es posible ante los ojos de la cisheteronorma, aquella que constantemente nos obliga a cumplir con unos lineamientos sociales que nos categorizan de una u otra manera dentro del sistema.
Se alegra, por ejemplo, cuando recibe mensajes de personas que se identifican y se empoderan y también empatiza con quienes le cuentan que también han sufrido esa violencia. “Reconozco mi trabajo como una constante colectividad, de la que participan aquellas disidencias que encuentran una voz en la mía —añade con orgullo— me convertí en la artista que esperaba algún día escuchar más joven para sentirme representada”. Sabe que las maricas y las personas negras siempre han estado ahí, en la construcción del país, en el fin de la esclavitud; sabe que también cuentan historias y espera, en este proceso, poder seguir encontrándose con estas historias y escucharlas. Pues desde allí que se construye la memoria: “Mi arte es una experiencia que no está centrada en llegar a un alcance en cualquier lugar, sino en lograr alcanzar a las personas adecuadas”.
Pero no solo es con la música que realiza todo este proceso artístico, sino también a través de su otra faceta, la de diseñadora. Es consciente de que a través de la imagen se construyen arquetipos sociales. No es coincidencia que los roles de género estén asignados también a prendas y colores, azul de niño y rosado de niña, a espacios como la cocina para ellas o los espacios públicos para ellos. Todo su trabajo se atraviesa constantemente por su experiencia como mujer trans, como mujer negra, como marica y como mujer migrante que hace parte de una movilización interna de su territorio. A través de este desea reivindicar esas otras miradas, en las que se pueda tener el derecho de construir las cuerpas como nuestro primer territorio, del que aflora la identidad con elementos tales como la ropa, no deseando tapar o esconder su existencia, sino por el contrario, juega constantemente con colores y texturas que permitan evidenciar su historia y su habitar del mundo y de la ciudad.
Estas experiencias han marcado su existencia respecto a la industria. Sabe lo difícil que es la barrera de penetración del mercado en el país. En su mirada y en la de sus compañeras y compañeres ve la misoginia en la gestión de eventos, que constantemente no les incluye en los line-up; en los venues que no les aseguran que el público sea respetuoso con las identidades de los demás; e incluso en otros raperos que constantemente utilizan términos en sus letras de forma peyorativa. De allí han nacido otras experiencias interesantes y necesarias, que buscan romper con ese círculo constante de la industria que gira alrededor del hombre macho, blanco y burgués, como la gestión de espacios seguros e igualitarios, gestionados por las mismas mujeres, tales como los eventos realizados a través de La Red Comunitaria, que siempre se interesa por la seguridad y la diversidad. De a poco, se han venido creando eventos donde artistas, medios y público reciben una experiencia completamente diferente a la que están constantemente enfrentándose. Gracias a esto, se ha empezado a romper con el estigma y el silencio, las personas han empezado a generar una autonomía respecto a lo que consumen y han empezado buscar otras voces desde muchas aristas del arte: desde el drag o incluso desde los eventos en la calle, que también desean construir comunidad y romper con la fiesta privada, para trasladar su presencia y su música a las calles, en las que el disfrute es de todo aquel que desee escuchar.
LoMaasBello ha encontrado en este proceso una perspectiva de todo lo que ha aprendido y desaprendido a lo largo de su vida, a lo que antes no le encontraba un sentido. “Inicié mi proceso de transición hormonal luego de empezar a hacer música, y aunque no sé qué influencia qué, me ha ayudado a hacer un ejercicio constante de pensarme desde lo político de mi propia existencia y gracias a esto, he encontrado con que también hay personas como yo”. Así se ha vinculado con proyectos como la Red Comunitaria Trans, que propende por el desarrollo de artistas trans, y quienes le han hecho comprender la alegría de saber que ahora también la inspiran no solo artistas afroamericanos, sino también otras mujeres, maricas y personas no binarias que hacen lo que ella, como Linn Da Quebrada, Liniker o Lianna, La Gracia y Gela. Es la sanación de esa herida de la ausencia de la historia la que le ha permitido encontrarse y encontrarles a otres.
Así, esta artista plantea la reexistencia como “vivir en un momento y que ese momento represente reescribir tu historia, que no ha sido contada (...) reexististir es aportar a la memoria colectiva de quienes nunca han hablado en la historia”, y desea que su proyecto aporte en el futuro al proceso de sanación de otres muches que quizás aún no han encontrado un lugar donde se sientan representades, también desea terminar su EP pronto y con él, seguir contando e inspirándose, para seguir trabajando de forma comunitaria por ella misma y les otres.
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Rexistencia Hip Hop es un laboratorio de formación y creación artística para el fortalecimiento de proyectos musicales con incidencia social y comunitaria. Es una iniciativa creada en conjunto entre la Fundación Cartel Urbano y el ICTJ para visibilizar los procesos y proyectos musicales que encuentran en el Hip Hop una herramienta de cambio para sus comunidades y una oportunidad para seguir promoviendo el pensamiento crítico y la libertad de expresión.