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Así es el universo gráfico de Samantha Millows

Música, tipografía, imagen, ciudad y caos son los elementos con los que se construye la experimentación gráfica de esta diseñadora, fotógrafa y DJ bogotana. 

Daniela Pomés Trujillo / @danipomes

El paisaje urbano del siglo XXI es un collage de información gráfica en el que abundan ilustraciones, carteles, anuncios publicitarios, grafitis y un sinfín de elementos visuales que buscan entrar por los ojos y llegar directo a la cabeza de cualquier transeúnte. No importa si es para vender un producto, una idea, un mensaje, una ideología o con fines estéticos, siempre habrá una imagen.

Sobresalir dentro de ese mar de figuras requiere no sólo de mucho talento, sino también de intuición; la suficiente para poder leer el mundo y traducirlo a símbolos y formas que sepan llegar por sí mismos a los rincones del inconsciente de quien los vea. Sino que lo diga Samantha Millows, una bogotana de 28 años amante de la música, las letras y el ruido visual del paisaje urbano, quien de manera empírica y a punta de experimentación, talento e intuición ha logrado abrirse un espacio en el guerreado universo gráfico capitalino.

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Aunque Samantha estudió ingeniería industrial, según cuenta para “darle gusto” a sus papás, una vez terminó la carrera y en lo que recuerda como un “acto de liberación”, se fue de la casa siguiendo dos premisas: no volver a hacerle caso a nadie y seguir siempre su intuición, porque como dice “uno siempre sabe, aunque no sepa”. 

Desde los 14 años Sam ya experimentaba con música y video. A los 19, con su primer sueldo se compró una cámara y empezó a retratar a sus amigos y a tomar fotos de las fiestas a las que iba. De ese modo empezó a construir un vínculo con la escena electrónica colombiana, a producir música de manera experimental (aún lo hace de ese modo) y a tocar en las fiestas. 

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“Me gusta cuando hago algo que no es perfecto, cuando está distorsionado, confuso, ruidoso. Un desorden ordenado. Un caos. Para mí es poner en la imagen parte de lo que soy yo en el mundo, en un caos que también soy yo”, cuenta.

Uno de los aspectos más relevantes del trabajo de Samantha –si no el más relevante– tiene que ver con el diseño de tipografías. Al respecto ella cuenta que esa fijación que tiene por las letras, las palabras y el diseño gráfico en sí mismo inició luego de que entrara a trabajar como copywriter en una agencia. 

Durante esa experiencia descubrió que era buena nombrando cosas y escribiendo. Le gustan las citas, las frases cortas y decir todo con una sola palabra. Poner esas palabras “en contexto” fue la forma práctica que encontró para armar posters sin haber estudiado diseño. “Intuitivamente y en la experimentación fui comprendiendo los valores de los colores, la forma y la composición y sin darme cuenta fui construyendo un estilo y una identidad que evoluciona constantemente”, agrega. De hecho, muchos de sus posters han sido diseñados por ella misma para promover sus eventos. 

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Más que transmitir algo con sus creaciones, Samantha busca que sus espectadores hagan su propia reflexión, aun cuando no les guste lo que ven. “Yo solo busco expresarme y que esas creaciones encuentren gente que las entienda y que inspiren a alguien más”, agrega.

Cuenta que en más de una ocasión han descartado sus diseños por considerarlos “muy arriesgados”. “Lo que quieren [algunos clientes] es algo que le guste a todo el mundo y yo puedo hacerlo, pero que aburrido”, dice. Sin embargo, agrega que así mismo hay quienes confían tanto en su trabajo y su intuición que le dan rienda suelta para hacer lo que quiera. 

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Samantha ubica el origen de su inspiración artística en su niñez. Su madre, que la trajo al mundo siendo muy joven, fue quien la “inició” en la música, más precisamente en el rock de finales de los 80 y de los 90. “El rock latinoamericano y la música electrónica fueron muy importantes en la forma en la que se desarrolló mi personalidad y mi forma de ver el mundo. Para mí la música ha sido el inicio de todas las cosas increíbles que han pasado en mi vida: amigos, situaciones e historias que desnormalizan la rutina”, cuenta esta creadora. 

Theories, como se le conoce en la escena electrónica, se define a sí misma como una persona terca a la que le gusta cuestionar el mundo que la rodea, características muy presentes también en su manera de expresarse desde la creación. “Mis amigos dicen que le veo el pero a todo, pero hay algo que no cabe cuestionar y es si algo se ve bien o no”, dice Sam y a modo de comparación cita al compositor de jazz Duke Ellington: “Solo hay dos tipos de música, la buena y la mala”. 

Una muestra de cómo se ha fortalecido su relación con la música y el diseño es el proyecto musical que creó desde hace tres años junto a Raquel Rivera aka Adi, también dj y amiga de Sam, en el que música y diseño confluyen. Automagicalley es el nombre de este espacio que le apuesta a la creación, a hacer lugar para artistas locales e internacionales y a construir un concepto de fiesta diferente. “Nuestro lema es Music is the message y es un proyecto en el que he tenido libertad absoluta en el concepto visual. Raquel confía mucho en mi criterio y he sabido plasmar lo que ambas pensamos que visualmente debemos transmitir”, cuenta Samantha quien diseñó la página web y los posters de las fiestas. 

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Paralelo al diseño y la música, esta creadora también ha incursionado empíricamente en el campo de la fotografía. Para ella esta es otra forma de recrear su relación con el mundo y sobre todo con la ciudad. “Me siento atraída por las características gráficas de la ciudad porque también me inspiran, tengo una fijación con los avisos y los números, con el ruido visual y con la interacción entre la arquitectura, la persona y la cultura”, cuenta.

Sus proyecciones y planes futuros los resume en una expresión: “If you stop, you’re dead”. Antes pensaba mucho en el futuro, dice, hasta que se dio cuenta de que “a veces por pensar en el futuro nos hacemos la vida imposible en el presente”. Por eso, aunque está llena de sueños y metas, trabaja día a día por ellos sin dejarse llevar por la ansiedad que le produce pensar en el tiempo. En su experiencia ha descubierto que cuando deja de pensar en lo que viene se materializa más rápido. 

Por lo pronto, desde el 27 de febrero y hasta el 13 de marzo en Estudio Dust estará expuesto por primera vez el trabajo fotográfico de Samantha. En esta exposición podrán verse dos series: “Ragpicking”, una serie de fotos inéditas en las que ha estado trabajando desde hace más de dos años y “The Location Archive”, un archivo fotográfico con fotos tomadas de Google Street View

El lugar sobresaliente que hoy ocupa Samantha entre las y los creadores colombianos y el reconocimiento que gracias a su trabajo ha conseguido se debe quizás a que ella encontró la manera de combinar lo que la apasiona con su personalidad para volverlo concepto en sus creaciones. 


Siga el trabajo de Samantha en sus redes y en su página web.

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