Los Premios Tv y Nobel(as)
Esta es una adaptación satirizada de la farándula nacional que surgió por ver televisión de la forma que más me gusta: trabada. Por esta y otras tantas razones, no se lo tome tan enserio (¿o sí?).
Este año, la comisión encargada de nombrar a los ganadores del Premio Nobel pudo haber hecho, para gracia nuestra, una alianza con los integrantes de la farándula criolla que produce la televisión colombiana, con el fin de galardonar la creatividad con que algunos aplican la metáfora del invento de Alfred Nobel: dinamitando sus cabezas con sustancias. Yo lo llamaría, ¿por qué no?, los Premios TV y Nobel(as): mi versión de lo que han producido las cadenas televisivas durante los últimos años.
Ahora, en este caso particular, el uso de drogas emergentes (esas sustancias que no están hechas para el consumo humano pero que, dada la precariedad tercermundista en la que vivimos, pueden funcionar para drogarse) actúa como motor del acto creativo y “humanitario”, por lo cual debería hacerse un homenaje.
Me la paso loquita
Premio Tv y Nobel(as) de Paz a Lolita por mantener la armonía de su hogar escondiendo el tufo de la borrachera. Su mamá ya tenía suficiente con que la niña estuviera tragada de un tipo que podía ser su papá.
Betty la olfatea
Premio Tv y Nobel(as) de Química a Beatriz Pinzón por descubrir —sin querer— que el computador sirve para navegar en la web y que los componentes químicos del limpiador funcionan para surfear en otras dimensiones.
Francisco el físico
Premio Tv y Nobel(as) de Física al profesor Francisco (o a quien haya sido) por enseñarles a sus estudiantes que el extintor produce trabas con propulsión a chorro.
Pandillas, jarabe y rap
Premio Tv y Nobel(as) de Literatura a los guionistas de esta serie por rescatar la poesía de la calle (con ciertas adiciones de codeína).
Sala de fiestas
Premio Tv y Nobel(as) de Medicina al personal del hospital universitario La Esperanza por enseñarnos cómo salvar un turno médico del tedio.
Un pan pa’ Germán
Premio Tv y Nobel(as) de Economía a Germán Quintero —un dizque punk de treinta y pico de años— que se “engalocha” con dos lucas. Y como no le da hambre, pues se ahorra lo del almuerzo.
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